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Por Ivan Watson, Gul Tuysuz, y Dana Ford, CNN

(CNN) – Un pequeño pueblo en Wisconsin es algo muy distinto a los campos devastados por la guerra civil al norte de Siria.

Sin embargo, para Jordan Matson, un exsoldado estadounidense, el campo de batalla es donde más se siente como en casa.

En el transcurso del mes pasado, Matson, de 28 años, ha sido combatiente voluntario en la milicia kurda, conocida como la Unidad de Protección Popular, o YPG. El grupo ha estado defendiendo a tres pequeños emplazamientos kurdos al norte de Siria. Los militantes kurdos también han pasado gran parte del año pasado luchando contra ISIS, el violento grupo yihadista que quiere crear un estado islámico en parte de Irak y Siria.

“Debido a que ha habido una casi total ausencia de política exterior en la región durante dos años, mientras esta gente amenazaba a ciudadanos estadounidenses y nos hacían daño, pensé que ya era suficiente y decidí tomar este camino”, dijo Matson.

Vio la caída de Mosul, la segunda ciudad más grande de Irak, como un punto de inflexión.

“Todos los hermanos estadounidenses que han muerto allí, todos los veteranos estadounidenses que han muerto allí, y dieron sus vidas por ese país, para que pudieran tener una democracia… Eso resonaba en mi mente. Y no podía vivir conmigo mismo si dejaba caer a esa nación, porque entonces, mis hermanos habrían dado su vida en vano”, dijo Matson.

Pero en lugar de terminar en Irak, Matson se unió al YPG en Siria.

Esto marcó un giro radical para el ex soldado. En el transcurso de más de dos años en el ejército estadounidense, dice Matson, nunca estuvo en combate, ni fue enviado a servir en el extranjero.

En Siria, vio acción casi tan pronto como llegó.

Dos días después de llegar al enclave kurdo conocido como Rojava, según explica, recibió el impacto de una ronda de morteros durante un tiroteo contra ISIS.

Ya se ha recuperado casi por completo de las heridas de metralla, pero todavía entrecierra los ojos de vez en cuando debido a las heridas ocasionadas por la tierra que le entró en el ojo a causa del proyectil de mortero, Matson se reunió con CNN en la torre de AL-Malikiyah, controlada por YPG.

“Toda mi vida quise ser soldado. Así que todo está bien por aquí”, dijo. Estoy en paz al estar aquí”.

‘Asumiendo la lucha contra el enemigo’  

Matson es originario de Sturtevant, Winscosin, un “pueblo familiar”, tal como lo describe, con unos pocos restaurantes y tres estaciones de servicio.

Trabajaba en el tercer turno de una compañía que empacaba alimentos, pero extrañaba la vida militar. Matson dijo que fue dado de baja con honores del ejército de Estados Unidos en 2007. Debido a problemas con su récord, dice, el ejército se rehusó a aceptarlo de vuelta, a pesar de sus múltiples esfuerzos por alistarse una vez más.

“Realmente la vida civil no era para mí. Es solo que no estaba cómodo con el horario normal de 9 a 5”, dijo. “Aquí, todo tiene sentido”.

Matson se puso en contacto con el YPG por Facebook. Él oró respecto a qué hacer durante un mes o dos, dijo, antes de dar el salto.

Viajó a Turquía, donde lo recogieron y lo llevaron a Rojava, una zona controlada por los kurdos del norte de Siria.

Matson extraña algunas cosas de Estados Unidos: las hamburguesas, los baños, el rocanrol.

Pero no cambiaría dónde está por nada. Habla del movimiento kurdo con el fervor de un converso reciente.

“Es por estas personas que estoy haciendo esto. Sí, ayuda a los estadounidenses en casa, porque estamos asumiendo la lucha contra el enemigo aquí, para que no puedan llevarla a nosotros. Esto es hasta cierto punto. Pero, para mí, es por el pueblo kurdo”, dijo Matson.

Combatientes extranjeros  

Funcionarios estadounidenses de las fuerzas de seguridad dicen que es ilegal que un estadounidense se una a una milicia siria, así como es ilegal que un estadounidense se una a ISIS.

Según cálculos de inteligencia, más de 100 de los combatientes extranjeros de ISIS en Siria provienen de Estados Unidos.

Las autoridades canadienses creen que 130 ciudadanos canadienses están participando en el yihad. Cientos más han viajado desde Europa. Miles provienen de Oriente Medio y África.

Ante la pregunta de si veía algún paralelismo entre los combatientes yihadistas extranjeros y él mismo, Matson dijo que no hay nada que pueda hacer para cambiar su opinión.

“Han venido aquí para hacer realidad sus objetivos, para establecer una forma de vida en las personas que no lo quieren. Y no me voy a sentar ni a hacerme a un lado mientras personas así toman esas acciones”, dijo.

Él dice que cree que el gobierno de Estados Unidos está observando lo que hace, pero no lo consideran un terrorista, ni le negarán el reingreso. Sin embargo, si eso sucede, Matson dice que simplemente podría permanecer en Kurdistán.

“Una vez termine esta lucha, e ISIS haya sido deshabilitada, pensaré en la próxima etapa de mi vida”.

‘Alguien tiene que hacerlo’  

Desde que se recuperó de sus heridas, Matson ha estado trabajando para traer a otros combatientes extranjeros a Siria. Dice que está reclutando combatientes para el YPG en los medios sociales.

La mayor parte de las personas interesadas son ex militares, dijo.

“Me han contactado ex militares de Europa del Este, Europa Occidental, Canadá, Estados Unidos, Australia, de muchos lugares. Han estado preguntando. ISIS ha amenazado a todos estos países que he mencionado con llevar a cabo sus objetivos en esas naciones, y los veteranos de aquellas naciones que aman a sus países no quieren ser espectadores mientras esto sucede”, dijo.

El YPG está conformado por guerrilleros con pocas armas. La mayoría carece de cascos y armaduras. Dependen en gran medida de los rifles de asalto Kalashnikov. Pero sus filas también se han visto reforzadas por los kurdos de Turquía, muchos de quienes son veteranos de un conflicto entre guerrillas de 30 años, librado entre el estado turco y una organización hermana de la YPG conocida como el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, o PKK. EE.UU., la Unión Europea y Turquía consideran al PKK oficialmente como una organización terrorista.

El derramamiento de sangre en el Medio Oriente tiene lealtades borrosas. Este mes, Estados Unidos comenzó a proporcionar apoyo aéreo a los combatientes del YPG que defienden la ciudad fronteriza siria de Kobani de un asedio de ISIS. Además de bombardear a militantes de ISIS en y alrededor de Kobani, aviones militares estadounidenses lanzaron en paracaídas armas, municiones y medicinas a los combatientes del YPG, lo que enfureció al gobierno turco.

Matson dijo el YPG podría necesitar más apoyo en tierra, además de continuos ataques aéreos liderados por Estados Unidos.

A pesar de que esos ataques, dijo, han ayudado a cambiar el equilibrio de poder en el campo de batalla, enfatizó que queda mucho por hacer. Tan pronto como le sea posible, dice, se dirigirá de nuevo al frente.

“La manera en que yo lo veo es que alguien tiene que hacerlo, y si no luchamos, ISIS crecerá, obtendrá más fondos, y seguirá llevando a cabo sus objetivos. Así que necesitamos hombres en el frente para llevar la lucha al enemigo antes de que el enemigo puede llevar la lucha a nosotros”, dijo Matson.

Ivan Watson informó desde Rojava. Dana Ford informó y escribió desde Atlanta. Ben Brumfield de CNN también contribuyó con este reportaje.