Por Jamie K. White
(CNN) — “¡Caramba!, quiero volver a ser ese tipo”, solía pensar Jeff Baxter cuando recordaba cómo se sentía estar en forma.
El profesor de 66 años no estaba exactamente acostumbrado a las libras de más que llevaba encima. Él había sido maratonista antes que los “malos hábitos de maestro”, como los llama, se infiltraran en su vida.
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Como maestro de escuela secundaria en Kansas City, Kansas, a menudo se saltaba el desayuno y almuerzo debido a su horario. Luego, cada noche solía consumir entre 5.000 y 6.000 calorías después de las 6 de la tarde.
“Solía llegar con un hambre voraz a la casa”, dijo. “Podía comer una lata grande de maní y una bolsa entera de caramelos de regaliz de un solo golpe”.
Empezó a ganar peso a sus 40 años y las libras se acumularon durante los siguientes 15 años. A la edad de 62, Baxter llegó a alcanzar su peso máximo con 210,9 kilos. Con una altura 1,93 metros, su índice de masa corporal era de 56,6. (Cualquier cifra por encima de 30 se considera obesidad).
“Mi cuello medía 63,5 centímetros y mi cintura 168 centímetros”, le dijo a WIBW, afiliada de CNN. “No podía comprar en tiendas normales”.
El punto crítico
Durante el verano del 2010, mientras visitaba a su hija y a su nieto en Carolina del Norte, durante el verano del 2010, Baxter experimentó algo que lo hizo despertar.
Su familia iba subiendo por una pequeña colina que se encuentra de camino a una piscina comunitaria. Baxter le dio un vistazo a la pendiente y supo que no lo lograría. Vio cómo su familia desaparecía en la distancia.
“No lloré, pero tenía lágrimas en los ojos”, admite. Fue entonces cuando tomó la decisión: “Esta no es la vida que quiero con mis nietos”.
Baxter sabía que necesitaba hacer un verdadero cambio, pero luego de varios intentos fallidos con dietas, necesitaba encontrar una solución duradera.
Así que Baxter y su esposa, Connie, empezaron a buscar opciones para perder peso. Luego de buscar durante algunos meses y hacer varias consultas, decidieron optar por la cirugía de manga gástrica, una operación restrictiva que hace el estómago más pequeño.
Baxter no estaba seguro. Temía recuperar el peso perdido. Pero su hija lo animó a considerar la cirugía como una herramienta, más que como una solución inmediata.
Se sometió al procedimiento en enero de 2011.
Durante dos semanas, antes y después de su cirugía, estuvo en una dieta de líquidos claros, lo cual, según dice, eliminó de su sistema los antojos por los alimentos dañinos. Luego, lentamente, comenzó a agregar alimentos saludables en su dieta. Agregó un nuevo alimento por día, apegándose al programa de su nutricionista.
Hoy en día, normalmente come avena para el desayuno, un wrap de pavo para el almuerzo y carnes magras con verduras para la cena.
Al combinar sus mejores hábitos alimenticios con ejercicio regular, Baxter perdió 31,8 kilos durante los primeros seis meses posteriores a la cirugía. Al principio, salía a caminar cada dos días y ahora alterna entre caminar y correr.
“Cuando mis hijos me vieron por primera vez, se quedaron con la boca abierta”, dijo Baxter.
Maestro del Año
El impacto fue aún mayor cuando regresó a la escuela el siguiente semestre.
“Mis estudiantes se asombraron”, dijo. Muchos de sus estudiantes, incluso se le unieron durante sus caminatas del domingo por la tarde. “Nos convertimos en porristas unos de otros”.
El apoyo que recibió de su clase y su familia perpetúa su impulso.
Para la primavera de 2013, Baxter había perdido la increíble cantidad de 122,5 kilos. Ahora, se siente orgulloso de decir que pesa aproximadamente 81,6 kilos.
“Me levanto por la mañana y me digo a mí mismo: ‘De ninguna manera me van a quedar esos pantalones’”, dice.
Sin embargo, se enorgullece más de la energía que ha ganado, que de la manera en la que luce.
“Ha resucitado mi carrera docente”, dijo.
“Siempre ha sido un gran maestro”, afirma su esposa, Connie. “Simplemente creo que tiene más energía para hacer más con su talento”.
Solo tres años después de que estuviera realmente considerando jubilarse, el recién adquirido entusiasmo de Baxter por la vida y la enseñanza le permitieron ganar el premio al Maestro del Año 2014 de Kansas.
Ahora la jubilación ni siquiera forma parte de sus planes.
“Me siento aún más satisfecho por lo que hago”, dice. “Me levanto todos los días a las 4:30 de la mañana”.