GAZIANTEP, Turquía (CNN) -— Mercenarios de Afganistán podrían complicar más las cosas en el caótico escenario de la guerra civil siria que se alarga ya tres años y medio: algunos afirman que Irán les paga por combatir a los rebeldes al régimen de Bachar al Asad.
Es como muchas de las imágenes de las consecuencias de la caótica guerra en Siria: sacan a un hombre de los escombros de un edificio.
Pero este es diferente.
El pánico no es patente, los hombres no cavan despacio, pero sí con calma. Esto se debe a que saben que el hombre es un combatiente del régimen.
“¿Dónde están tus amigos?”, le preguntan, tal vez provocándolo. “¿Eres de Yemen?”. Pero no, esto es diferente.
Mientras sacan su aterrorizado y cansado cuerpo de entre el polvo, la sangre le brota de una herida en la cabeza. Al compararlo con la capa blanca de polvo que dejaron los escombros, queda claro que este combatiente del régimen es afgano.
En un vídeo que CNN obtuvo de los rebeldes sirios (que no podemos verificar) se ve esta escena y los intentos de los rebeldes (que están enzarzados en una violenta batalla para evitar que el régimen rodee la importante ciudad siria de Alepo) por interrogar a su nuevo prisionero.
Es el primer indicio de que hay algo nuevo aquí: él no habla árabe, pero murmura en dari (una variante del farsi). Por su aspecto parece uzbeko o hazara y está aterrado.
En el vídeo se lo ve vendado y se le está administrando un suero intravenoso. Lo tienen encerrado en un sótano y le dan de comer para después seguir interrogándolo.
Es un destino comparativamente generoso para un prisionero del régimen en esta guerra salvaje.
No está claro qué le ocurrió, pero dijo a sus interrogadores: “Mi nombre es Sayed Ahmad Hussaini. Los iraníes le pagan a gente como yo para que vengamos a pelear. Soy de Afganistán y soy inmigrante en Irán. Los iraníes nos trajeron a Siria a pelear para defender el santuario de Zanaib. Ya no quiero seguir peleando”.
Dice que quiere irse a casa y que le pagaron unos 500 dólares al mes para pelear. Hay muchos inmigrantes afganos en Irán que tratan de encontrar un refugio de las décadas de guerra que han desgarrado su tierra. Dice que lo entrenaron y luego lo enviaron a ayudar al régimen.
Es un acontecimiento potencialmente grave en la guerra en Siria y explica de cierta forma cómo es que el régimen sirio ha ganado terreno en algunas zonas cuando parecía que estaba agotado.
En la lucha por Alepo se están disputando ferozmente un asentamiento en una loma llamado Handarat, que es diminuto pero estratégico ya que tiene vista al camino principal por el que llegan los suministros a las zonas rebeldes de Alepo.
Si el régimen se apodera de Handarat, pueden cortar el suministro de los rebeldes de Alepo e imponer efectivamente un sitio.
Los experimentados soldados afganos podrían ayudar al régimen (que hasta ahora ha dejado que la Coalición y los rebeldes sirios moderados luchen contra ISIS) en otras batallas.
CNN envió a un fotoperiodista al este de Afganistán a dar seguimiento a los reportes de reclutamiento por parte de los agentes iraníes de mercenarios para combatir en nombre del régimen.
Dentro de Afganistán
En una aldea, cuatro hombres que no quisieron que se revelar su identidad ni su ubicación dijeron que acababan de regresar de entrenar en Irán.
Allá, los llevaron a una estación de policía, les vendaron los ojos y los llevaron al campo de entrenamiento en donde les enseñaron tácticas y a manejar armas ligeras y medianas.
Los hombres detallaron cuidadosamente sus experiencias y pudieron mostrar las tarjetas bancarias iraníes de las cuentas en las que les pagarían sus salarios mensuales de entre 500 y 1,000 dólares (entre 6,500 y 13,000 pesos). Otros aldeanos confirmaron su historia.
Sus motivos son complicados. La mayoría dijo que buscaban dinero, motivación creíble porque mientras la OTAN reduce su presencia en Afganistán, cambia la dinámica del Talibán y se reduce la cantidad de dinero que fluye por el país.
También querían combatir a Estados Unidos: dijeron que combatir contra los rebeldes sirios moderados, a los que el régimen está atacando intensamente y que reciben la ayuda estadounidense, era una forma de seguir con esta lucha desde Afganistán.
“Queremos ir allá por dos razones. Una es luchar contra quienes están recibiendo la asistencia de los estadounidenses en Siria, y en segundo lugar, Irán nos paga para pelear en Siria”, dijo uno de los hombres. “Quienes luchan contra el régimen de al Asad son esclavos de Estados Unidos. Por eso queremos pelear contra ellos y matarlos”.
Dijeron que habían pertenecido al Talibán y que habían abandonado Irán luego de que hubiera desacuerdos en el grupo militante, famoso por tener miembros conflictivos esparcidos por todas partes.
“Antes de esto solíamos ser parte del Talibán en Afganistán, pero como nuestros desacuerdos provocaron tensiones entre nosotros, dejamos al Talibán y nos fuimos a Irán. Vamos allá a pelear. O nos matan o regresamos con el salario mensual que los iraníes prometieron darnos”.
ISIS
A pesar de sus escasos conocimientos sobre el conflicto sirio, dejaron ver un asunto complejo que podría poner a prueba la lealtad a su patrón, Irán.
Cuando se les preguntó acerca de ISIS, un grupo predominantemente sunita como el Talibán, los hombres dijeron que sabían poco sobre ellos, pero “si los vemos en Siria, definitivamente nos reuniremos con ellos, hablaremos con ellos y si pensamos de forma parecida, podríamos volvernos amigos”.
Ese sería un resultado inesperado para los agentes iraníes a los que se acusa de ayudar a estos hombres.
En la guerra en Siria, las milicias del régimen local, a las que se unieron Hezbollah, de Líbano, y los milicianos chiitas iraquíes, están de un lado. ISIS y su amplia gama de radicales mundiales están del otro.
También están los rebeldes sirios, que pertenecen a todas las variantes de al Qaeda y los moderados que tienen apoyo del extranjero. La caótica, intratable e irremediablemente innegociable guerra de Siria acaba de dar cabida a otro participante complejo y endurecido por las batallas.