Por David Dunn

(CNN) — El paracaidista Jarret Martin es un fuerte recordatorio de lo que puede salir mal en los deportes extremos.

El joven estadounidense que reside en Dubái también es una poderosa advertencia de que debes poner la seguridad primero cuando enfrentas una maniobra que está implica riesgos posiblemente fatales.

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Martin apenas estaba disfrutando de su adolescencia cuando el deporte con el que estaba obsesionado casi lo mata. Sin embargo, superó su tragedia para establecer un récord… y conseguir empleo en el centro de paracaidismo más famoso del Medio Oriente.

El joven de 24 años es una figura conocida en SkyDive Dubai, donde es uno de los dos únicos encargados del mantenimiento de paracaídas calificados en los Emiratos Árabes Unidos.

Martin logró incluso más notoriedad cuando completó 11 de los llamados saltos base (desde una estructura fija o acantilado) en sólo cuatro días, en los fiordos noruegos.

Tras dejar su silla de ruedas en la cima de un pico de 914 metros, se impulsó y se convirtió en la primera persona discapacitada en hacer un salto de este tipo de manera exitosa sin ayuda alguna.

De hecho, por su condición física lo lógico es que el deportista originario de Seattle no saltara desde allí.

A los 18 años, un salto salió mal y lo dejó luchando por su vida con la espalda rota, una aorta rasgada, sus pulmones y riñones destrozados y paralizado del pecho hacia abajo.

Martin salió de su coma y tenía una pregunta para los doctores que lo salvaron: ”’¿Cuándo puedo empezar a hacer paracaidismo de nuevo?’”, preguntó, según recuerda.

Viaje inspirador

La mayoría de personas se habría dado por vencida, y se habría considerado afortunada por sobrevivir. Sin embargo, Martin no solo saltó de un avión seis meses después, sino que se convirtió en una de solo dos personas discapacitadas en el mundo en completar un salto base.

Luego, en marzo de este año, fue contratado por SkyDive Dubai, luego de impresionarlos con sus habilidades cuando compitió por Estados Unidos en un evento de paracaidismo de precisión en Dubái.

Martin reconoce que su silla de ruedas pone nerviosos a algunos paracaidistas novatos, pero su viaje es, como mínimo, inspirador.

Él dice: “Es bueno que me vean como que cualquier cosa es posible”.

“La parálisis que tengo no es tan común: Sobrevives o no”.

“La mitad de mi cuerpo sobrevivió, y la otra no lo hizo. Es por eso que estoy en una silla de ruedas. Pero lo que haces después dice mucho. Muchas personas quedan paralizadas y simplemente se dan por vencidas y se aíslan”.

Martin era un veterano de 2.800 saltos cuando se quebró el cuerpo mientras intentaba practicar ‘speed flying’, en Hawái, donde trabajaba para un negocio de paracaidismo.

Al tratarse de una combinación de parapente y salto base, debió saltar de un acantilado.

“Estaba probando cosas nuevas, pero no salió de acuerdo a lo planeado y mi paracaídas colapsó. Me caí varios metros, me lesioné la espalda y sufrí muchos daños internos”.

“Tienes un ala colocada detrás de ti. Iba a correr, y el paracaídas se inflaría, e iba a empezar a planear por la ladera de la montaña”.

“Una vez en el aire, iba a tratar de lograr una altitud suficiente para soltar ese paracaídas y abrir un paracaídas secundario”.

“En medio de toda la acción y con un nuevo arnés especial que había construido, había volado durante más o menos 10 segundos y el primer paracaídas se soltó antes de tiempo y no había alcanzado una altitud suficiente como para abrir mi paracaídas secundario”.

Verificar tres veces

Martin hace una pausa a medida que recuerda el momento.

“Debería estar muerto. Sobreviví de forma milagrosa”.

“Los doctores hicieron un buen trabajo en mi recuperación. Toma tiempo estar lo suficientemente saludable como para salir de la cama, no digamos subirse a un avión, pero afortunadamente, en un lapso de seis meses lo había hecho”.

A Martin le tomó un año rehabilitarse por completo. Estudió control de tráfico aéreo, pero fue difícil conseguir empleo, así que decidió viajar a Florida para convertirse en un experto en el mantenimiento de paracaídas.

“Yo era el responsable de mi equipo ese día en Hawái, y eso me ha hecho una persona muy orientada a los detalles hoy en día. No solo reviso todo dos veces, lo hago tres veces y pido las opiniones de otras personas calificadas”, dice.

En la actualidad, Martin es uno de solo una docena de paracaidistas en silla de ruedas en todo el mundo, y sigue siendo parte del equipo de paracaidismo de Estados Unidos que compitió en Dubái.

“Cuando me lesioné, pensé que nunca podría ir a Dubái y ver todas las cosas geniales que hay ahí. Así que estar en Dubái ahora mismo realmente es un sueño hecho realidad”, dice Martin, quien aún logra hacer 200 saltos al año.

“Nunca pensé que sería posible trabajar aquí en mi condición, pero si te decides a hacerlo, todo puede suceder. Este accidente fue el que me ayudó a darme cuenta casi por completo cuánta pasión tengo por el trabajo que hago ahora”.

“Mi abuelo y mi padre fueron paracaidistas. He estado en esto toda mi vida, así que incluso con algo tan dramático como quedar paralizado, no me voy a detener.

“Querer es poder. He encontrado el camino y es fantástico seguir haciendo lo que amo”.