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Por Ben Brumfield, CNN

(CNN) — Algunos pueden llamarlo destino, otros intervención divina. De cualquier forma, las circunstancias impidieron que dos familias abordaran el vuelo QZ8501 de AirAsia.

En un caso, fueron correos electrónicos no leídos. En otro, una enfermedad en la familia. Como resultado, 15 personas (siete de estos niños) están vivos y sanos.

“Verdaderamente un milagro”

No fue un golpe de suerte sino “un acto de Dios” que su padre contrajera hepatitis, dice Inge Goreti Ferdiningsih, debido a que hizo que su familia cancelara sus boletos en el vuelo de AirAsia un día antes de que despegara.

“Estamos extremadamente agradecidos, y Dios realmente es grande”, dijo. “Creo que Dios nos salva y nos protege, y esto verdaderamente es un milagro”.

Inge Goreti reservó las vacaciones familiares nueve meses antes. Su padre no estaba contemplado en el viaje y su hermana menor estaba se quedó a cuidarlo.

Así que Inge Goreti pudo haber ido, con su esposo y tres hijos.

“Sensación en mi corazón”

Las maletas se quedaron empacadas y listas, y la familia estaba llena de emoción para las vacaciones en Singapur. Christopher de 10 años, Nadine de 7 y Felix de 5, estaban felices por tomar un crucero local, nadar en un parque acuático y ver a los animales en Sea World.

Pero entonces la hermana de Inge Goreti llamó de un hospital, a donde habían llevado a su padre después de que se quejó por dolores estomacales. El diagnóstico: hepatitis.

La noticia la atrapó. “Tenía esta sensación en mi corazón de que quería estar con mi papá”, dijo Inge Goreti.

Así que canceló el viaje el pasado sábado, un día antes del vuelo.

Christopher tuvo dificultades para aceptarlo. Esperaba tanto el viaje y se molestó mucho, dijo.

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“Llegamos tarde”

Una aversión a los mensajes telefónicos pudo haber salvado a otra familia.

Christianawati iba a celebrar el Año Nuevo en Singapur con su familia y la familia de su hermano, según lo que dijo a una agencia francesa de noticias. 10 personas viajarían en total.

Pero su hermano olvidó revisar los mensajes de AirAsia en el que le decían que el vuelo despegaría dos horas antes de la hora original de salida.

“Nos enviaron un correo electrónico y nos llamaron el 15 y 16 de diciembre para informarnos, pero nos perdimos esas llamadas”, dijo Christianawati, quien solo utiliza un nombre, a la agencia AFP.

“Así que llegamos al aeropuerto para registrarnos para el vuelo de las 07:30 horas pero nos dijeron que nuestros vuelos fueron reprogramados para las 05:30 horas y llegamos tarde. Por supuesto que estábamos enojados”, dijo.

Algunos familiares estacionaron su automóvil justo a tiempo para ver a los últimos pasajeros pasar por la sala de abordar, reportó The Sydney Morning Herald.

Pero la familia de Christianawati viajaba en dos automóviles, y uno estaba retrasado. Se perdieron el vuelo. Después escucharon la noticia.

“Quizá era el plan de Dios que mi familia y yo no viajáramos en el vuelo”, dijo Christianawati. “Fue una bendición disfrazada”.

“Derrumbarse y llorar”

A principios de este domingo, en la casa de Inge Goreti, el teléfono sonó, varias veces.

“Recibimos llamadas de familiares con respecto al avión que perdió contacto”, dijo Inge Goreti. “Todos nos derrumbamos y lloramos”.

La noche de este domingo, la familia fue a la iglesia a dar las gracias.

Pero mezcladas con las lágrimas de alivio de Inge Goreti había lágrimas de tristeza. Dijo que reconoció nombres en el manifiesto de pasajeros del Vuelo QZ8501.

Amigos y colegas estaban a bordo.

Dorrine Mendoza y Azieza Uhnavy contribuyeron con este reporte.