Por Paula Hancocks, CNN
(CNN) — Una advertencia de 10 minutos suena y todos entran en acción. Más cuerpos están en camino. La Cruz Roja y los trabajadores del hospital corren al frente del centro médico en Pangkalan Bun, sin tener la certeza de cuántas víctimas llegarán.
Las sirenas anuncian la llegada de los restos de dos personas que viajaban en el vuelo QZ8501 de AirAsia.
Desafortunadamente, esta pequeña ciudad en la provincia central Kalimantan de Indonesia se convirtió en el punto focal para la recuperación de cuerpos y restos del avión, que no logró completar su trayecto de Surabaya, la segunda mayor ciudad del país, a Singapur este domingo.
Las bolsas naranjas con cuerpos son cargadas en camillas y llevadas a un ala privada y separada del hospital. El olor inconfundible de la muerte perdura mucho después de que pasan las víctimas. Sus cuerpos son limpiados y tratados con químicos para conservarlos. Debe ser un trabajo horrible y desgarrador.
Identificación
Aquí es donde comienza el esfuerzo inicial de identificación.
El personal del hospital evalúa el género, altura, identifica marcas y cualquier ropa. Pero a medida que pasa el tiempo, la prueba más obvia, el reconocimiento facial se vuelve cada vez más difícil.
“Debido a que estuvieron en agua algunos días, los cuerpos están hinchados, pero de otra forma intactos”, dice Suyuti Svamsul, director en el Hospital Sultán Imanuddin.
Dice a CNN que ha estado en el hospital 24 horas al día para asegurarse que los cuerpos tengan el respeto que merecen.
Este hospital no está equipado para una tragedia de este nivel.
Normalmente tienen tres empleados de funerarias. Ahora tiene 40 en el personal y 20 voluntarios enfocados en tratar los cuerpos. Los otros pacientes del lugar ven la tragedia creciente que se desató en esta pequeña ciudad.
Ataúdes temporales se fabrican a toda prisa, algunos literalmente en la esquina de donde se preparan los cuerpos.
Respeto
Syamsul dice que tendrán 162 ataúdes, uno para cada víctima del vuelo. Dice que le rinden el mayor homenaje posible a las víctimas.
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Los representantes de seis religiones diferentes oran por los cuerpos antes de que se vayan. Puede que no se conozca la religión de la víctima, pero las costumbres deben observarse.
“Su tiempo en la tierra se terminó”, dice el pastor Sirdjon Palace. “Tantas de nuestras oraciones son por la familia. Le pedimos a Dios que reciba sus cuerpos y le de fuerza a las familias”.
Seis cuerpos más llegan al hospital Sultán Imanuddin el viernes. Suyuti dice que 14 cuerpos han llegado al hospital hasta ahora.
Mientras los restos de las víctimas son transportados por ambulancia para ser llevados a Surabaya; para una identificación formal de las familias angustiadas, el personal del hospital toma un respiro pero solo por un momento.
La búsqueda, en el sur de Pangkalan Bun, va lenta, obstaculizada por mares agitados, que complican el trabajo realizado por los buzos.
Con solo 30 víctimas recuperadas del mar de Java hasta ahora, permanecen muchas más que entrarán por estas puertas, para ser atendidas por el pequeño pero dedicado grupo de trabajadores allí. En alerta las 24 horas del día, solo esperando la próxima advertencia de 10 minutos.