Por Kelly Wallace
Nota del editor: Kelly Wallace es la corresponsal digital de CNN y editora de temas de familia, carrera y vida. Lee sus otras columnas y sigue sus reportes en CNN Parents y en Twitter. Esta historia fue originalmente publicada en enero de 2015.
(CNN) — Ya sea que creas que espiar a tus hijos es aceptable en la era digital o una violación de confianza, esto parece depender realmente de cómo defines “espiar” en primer lugar.
Está claro que las personas tienen puntos de vista dramáticamente diferentes sobre la definición y si es un comportamiento apropiado para ayudar a mantener seguros a los niños.
“No lo llamo espionaje, lo llamo paternidad”, dijo Amanda Rodríguez, madre de tres niños en Frederick, Maryland, Estados Unidos, y básicamente yo me siento así también.
Rodríguez dice que sus hijos saben que tendrá las contraseña de todas sus cuentas de redes sociales y correo electrónico hasta que tengan 18 y que regularmente lee los mensajes de texto de su hijo mayor, quien ahora tiene 13 años.
“No me siento a escuchar cuando está en el teléfono o me pongo un disfraz para ir al baile de la escuela, pero… si sospechara sobre sus acciones o temiera por su seguridad, por supuesto que sacaría mi bigote falso y llegaría al baile”, dijo Rodríguez, fundadora del blog Dude Mom.
John Furjanic, quien tiene una hija de siete años, dice que espiar puede sonar mal, pero puede salvar la vida de un niño.
“Cuando Elsa era pequeña, la espiaba todo el tiempo. No tenía elección en el asunto. Incluso teníamos un monitor de bebé”, dijo Furianic. “A medida que los niños crecen, los riesgos con los que se encontrarán son mayores”.
Del otro lado están padres como Lori Day, una psicóloga educativa y madre de una hija en la universidad, que considera que espiar es “una invasión de la privacidad y una violación de la confianza”.
“Creo que espiar a los hijos está mal”, dijo Day, autora de Her Next Chapter, un libro sobre clubes de lectura madre-hija. “Es una buena forma de sabotear tu relación con tu hijos si te atrapan”.
Eso es más o menos lo que le pasó a otra mamá, quien no quiso dar su nombre por temor a exponer a su propia madre al hablar públicamente sobre un incidente cuando ella era menor.
“Cuando era adolescente, vi a mi mamá leyendo mi diario, y hasta este día, no la he perdonado por eso. No quiero que mis hijos se sientan igual sobre mí”, dijo, al añadir que intentará respetar lo más que pueda la privacidad de sus hijos cuando crezcan.
Cambia la palabra “espiar” por “monitorear con el conocimiento del niño” y tendrás más acuerdos por parte de los padres de que es una cosa completamente apropiada de hacer cuando los niños pasan mucho de su tiempo libre en las redes sociales.
Aproximadamente el 43% de los padres con hijos menores de 18 años que tienen smartphones dijo que sus hijos saben que monitorean la actividad de su teléfono, según una encuesta realizada casi a finales de 2013.
Cherlyn Harley LeBon, madre de dos niños, dijo que lee los mensajes de texto de sus hijos y tiene controles en la computadora para que sepa qué sitios visitan.
“Preferiría llamarlo ‘supervisión’, que es lo que mis padres emplearon cuando mis hermanos y yo crecimos en nuestra pequeña ciudad en el occidente de Nueva York cuando había menos cuestiones que necesitaban supervisión, es decir, no había internet, mensajes de texto, ninguna cuestión de que las niñas conocieran a jóvenes/hombres en línea y luego los conocieran en persona”, dijo Harley LeBon, una escritora, estratega y exconsejera del Comité Judiciario del Senado de Estados Unidos.
Janeane Davis también dice que revisa los mensajes de texto e historial de internet de su hijo e incluso revisa los registros criminales para vigilar a su hija que va a la universidad fuera del estado.
“Todavía no he encontrado problemas, pero planeo continuar espiándolos siempre y cuando sea responsable por ellos”, dijo Davis, una madre de cuatro que bloguea en Janeane’s World. “Así como es mi deber alimentarlos, vestirlos y darles casa, es mi deber monitorear su comportamiento y protegerlos de daños potenciales”.
La regla en la casa de Rhonda Woods es que todas las contraseñas y códigos para iniciar sesión de todas las aplicaciones y dispositivos las deben conocer ella y su esposo, o se les quitarán los dispositivos.
“Periódicamente le pediré a mis hijos que desbloqueen sus dispositivos y me enseñen sus aplicaciones, etc. Siempre explico por qué quiero ver sus dispositivos y si busco algo en particular”, dijo Woods, una agente de bienes raíces en New Milford, Connecticut, Estados Unidos, y madre de tres hijos de 20, 13 y 13 años.
Amy Tara Koch también cree en monitorear las cuentas de redes sociales de su hija de 12 años pero decidió que los mensajes de texto siguen siendo privados.
“Realmente creo en establecer un nivel alto de confianza”, dijo Koch, una autora, periodista y experta en estilo. “Para tener acceso a un teléfono… mi hija tuvo que probar que podía seguir mis reglas (¡mi esposo hizo que escribiera un ensayo!) y comprometerse a límites en el uso del teléfono/redes sociales. Realmente las ha seguido, así que no leo sus mensajes de texto”.
La clave para mantener seguros a los niños y mantener su confianza al mismo tiempo es asegurarse de que tus hijos estén conscientes de que los monitoreas, dice la terapeuta familiar y estratega de paternidad, Tricia Ferrara.
“Sé claro y sincero al hablar de que tendrás acceso a cualquiera y todas sus cuentas hasta que tu hijo sea coherente con la rendición de cuentas y juicio tanto fuera de línea como en línea”, dijo Ferrara, autora de Parenting 2.0: Think in the Future.
Para padres como Jennifer Alsip, una madre de dos, de 18 y 22 años, fue la amenaza de espiar lo que eliminó la necesidad de espiar a sus hijas.
“Nunca espié a mis dos hijas, pero siempre las amenacé con que lo haría si me daban razón para no confiar en ellas”, dijo Alsio, de Robinson, Texas, Estados Unidos. “Creo que la amenaza y que ellas supieran que en realidad lo haría si lo necesitaba, hizo que fueran honestas”.
Terry Greenwald, un padre de tres hijos, tampoco espió a sus hijos mientras crecían. Recuerda un incidente donde espiar pudo haber cambiado el resultado pero dijo que alteraría la confianza entre él y sus hijos.
“Creo que los errores son una forma en que los niños aprenden a escuchar a sus padres y una parte de crecer”, dijo Greenwald. “Me doy cuenta de que permitirles que cometan errores se vuelve más y más peligroso, pero este es el mundo en el que vivimos”.
Pero es precisamente el nuevo mundo en el que vivimos, donde todo lo que dices en línea puede ser usado en tu contra en algún punto, que hace que padres como Nancy Friedman, fundadora del sitio para preadolescentes para compartir videos, KidzVuz, crean que es importante que los padres espíen las vidas en línea de sus hijos.
“Si quieres privacidad, internet no es el lugar para encontrarla”, dijo Friedman, quien tiene gemelos en secundaria. “Es mejor para los niños que sus padres se enteren de algo que no querían que un funcionario de admisión a la universidad, un potencial empleador o algún extraño con malas intenciones acercándose más de lo que quisieran”.
Sharon Kennedy, una madre de dos niñas cerca de Denver, tiene sentimientos encontrados sobre el problema y probablemente resume cómo muchos padres que leen esto podrían sentirse.
Dice que por supuesto, probablemente hay instancias en las que alguna forma de espionaje o monitoreo es justificable, especialmente cuando la tecnología es una gran parte de la vida diaria, pero pregunta, ¿no hay otras medidas que los padres puedan tomar, como prohibir las computadoras y teléfonos en la recámara durante las noches o intentar tener cenas familiares juntos cuando sea posible?
“Verdaderamente creo que estar presente tiene el efecto más positivo en nuestros hijos”, dijo Kennedy. “Más presencia = la necesidad de menos espionaje (¡esperemos!)”.