Por Jethro Mullen

(CNN) — Resulta que Júpiter podría ser algo más que una enorme bola de gas que gira a unos cuantos cientos de millones de kilómetros de nosotros en el sistema solar.

Nosotros los terrícolas podríamos tener que agradecerle al enorme planeta por el simple hecho de nuestra existencia.

Fotos: Maravillas del Universo

Dos científicos sugieren que el sistema solar interior una vez albergó a un grupo de “supertierras”… planetas que eran más grandes que el nuestro, pero más pequeños que Neptuno.

Júpiter, sin embargo, le puso fin a esos primeros ocupantes de las órbitas interiores, destrozándolos y arrastrándolos hacia el sol, según un artículo publicado esta semana en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias.

El épico viaje de Júpiter de destrucción de planetas hacia el sol y de regreso sentó las bases para la creación de la Tierra y los otros planetas más pequeños que se encuentran cerca: Mercurio, Venus y Marte.

Nuestro trabajo sugiere que la migración de Júpiter hacia el interior y hacia el exterior podría haber destruido una primera generación de planetas y preparó el camino para la formación de los planetas terrestres con menos masa que nuestro sistema solar tiene hoy”, dijo Konstantin Batygin de Caltech, uno de los autores del estudio.

Bicho raro galáctico

La teoría intenta explicar por qué nuestro sistema solar es como un bicho raro en nuestro vecindario galáctico.

La mayoría de los otros sistemas en los que hay planetas que orbitan alrededor de una estrella similar a nuestro sol se ven muy distintos. Ellos por lo general tienen al menos un planeta significativamente más grande que la Tierra que se encuentra en una órbita más cercana que la de Mercurio. Pero no tienen muchos objetos más lejos.

Quizá eso se deba a la destrucción que Júpiter ocasionó en la historia temprana del sistema solar.

“No hay razón para pensar que el modo dominante de la formación de planetas a lo largo de la galaxia no ocurrió aquí también”, dijo Batygin. “Es más probable que los cambios posteriores hayan alterado su composición original”.

Él y su coautor —Gregory Laughlin de la Universidad de California, Santa Cruz— están construyendo un escenario de la migración de Júpiter que anteriormente fue planteado por otros científicos.

Baile con Saturno

Conocido como el escenario “Grand Tack”, éste describe cómo Júpiter fue atraído hacia el sol en la era temprana del sistema solar gracias a su enorme masa.

Lo que impide que sea absorbido por el sol es Saturno. Los dos gigantes de gas comienzan a ejercer su influencia gravitacional uno sobre el otro, y entran en una danza planetaria que finalmente los envía de vuelta a una distancia más lejana en el sistema solar.

Batygin y Laughlin sugieren que durante su viaje hacia el interior, Júpiter arrastró una carga de piezas fundamentales planetarias, llamadas planetesimales, junto con él.

Eso hizo que los planetesimales se estrellaran contra escombros en el interior del sistema solar, lo que ocasionó que se desintegraran y cayeran hacia el sol a un ritmo más rápido.

Arrastrados hacia el sol

Los científicos dicen que utilizaron una simulación de lo que sucedería si también hubiera una serie de supertierras en las inmediaciones.

Ellos encontraron que una ola de planetesimales que se estuvieran desintegrando conduciría a las supertierras hacia el sol en el transcurso de 20.000 años.

“Es un proceso físico muy eficaz”, dijo Batygin. “Solo necesitas un material con el equivalente a unas cuantas masas de la Tierra para impulsar a planetas con un equivalente a decenas de masas de la Tierra hacia el sol”.

En su camino de vuelta, Júpiter dejó algunos planetesimales restantes tras su paso… las piezas fundamentales que en el transcurso de millones de años llegarían a formar la Tierra, Mercurio, Venus y Marte.