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Por Alina Machado

(CNN) — Si condujeras cerca, no te darías cuenta de que está ahí.

El Centro de Conservación de Elefantes de Ringling Bros. se extiende por 80,9 hectáreas de tierra en el centro rural de Florida, entre Orlando y Sarasota, fuera de un camino rural sin señas particulares. Un guardia de seguridad armado te encuentra en la entrada.

Tras conducir un poco por un camino de grava, te da la sensación de que este es un lugar especial.

“Puedes caminar por ahí y no se escucha nada,” dijo Kenneth Feld, quien abrió el centro en 1995. “Estos elefantes, tienen estos pies largos y caminan silenciosamente por los campos. Creo que es muy pacífico”.

Veintinueve elefantes habitan actualmente el lugar y 13 más se añadirán al grupo para 2018, dado que Ringling Bros. ha decidido este año dejar de usar elefantes en sus circos.

‘Difícil’ decision familiar

“Esta fue una decisión que nuestra familia había discutido por algún tiempo ya”, dijo Feld, presidente y CEO de Feld Entertainment, la empresa propietaria de Ringling Bros. y Barnum & Bailey.

El cambio se da tras años de críticas y demandas por grupos de protección animal. La decisión última de sacar a los elefantes, dijo Feld, es el resultado de diferentes leyes que regulan el uso de los animales en cada una de las 115 ciudades que visita el circo cada año.

“No puedes operar un negocio y mucho menos con animales, si no hay coherencia entre ciudad y ciudad,” dijo Feld. “Es un gasto el estar litigando y peleando la legislación, y hay un dicho que ha existido por mucho tiempo ‘No puedes pelear contra el poder de la ciudad’ y nos dimos cuenta que es el caso en esta situación”.

El circo ha sido parte de la familia Feld desde 1967, cuando Irvin Feld compró Ringling Bros. y Barnum & Bailey. Cuando murió Irvin en 1984, su hijo, Kenneth, tomó el negocio.

“Este es un asunto de toda la familia,” dijo. “Es un asunto familiar para nuestra familia, pero también para nuestros elefantes”.

Un lugar de retiro y reproducción

Cuando abrió el centro hace 20 años, tenía menos de 10 elefantes. “Era un lugar de retiro para los elefantes”, dijo Feld.

Ahora, el centro acoge a elefantes de todas las edades.

“Tenemos muchos elefantes diferentes, hembras, machos, jóvenes, viejos, así que es un gran lugar para estudiar su comportamiento”, agregó.

El centro también está enfocado a reproducir a los animales. Wendy Kiso, una científica investigadora de la conservación animal, pasa sus días en un laboratorio in-situ, tratando de entender cómo evitar la extinción de la especie. Parte de su laboratorio incluye varios tanques que conservan esperma de elefante a -126 °C.

“Nosotros procesamos el semen y lo extendemos de tal forma que lo podemos congelar,” dijo Kiso. “Es un banco genético para elefantes asiáticos”.

Veintiséis elefantes han nacido aquí, mencionó Feld. Mike, el más reciente paquidermo en unirse al grupo, nació en el granero de partos hace casi dos años.

“Tenemos la manada más grande y autosustentable de elefantes asiáticos del hemisferio oeste”, dijo Feld.

Estiramientos y pedicuras

Cuidar a los elefantes no es una tarea sencilla. Trudy Williams y su esposo Tim pasan su tiempo cuidando las necesidades diarias de los animales. Les toma horas bañar, pasear y alimentar a los elefantes diariamente.

“Lo primero que hacemos en la mañana es darles agua, les damos algunos premios y los alimentamos con un poco de heno,” dijo Williams.

Cada elefante come alrededor de 70 kilos de comida al día. Veintiún toneladas de heno duran usualmente solo 10 días en el centro. El ejercicio también es parte de la rutina diaria, incluyendo el estiramiento.

“Hacemos algunas repeticiones con cada pierna, solo para darles un buen estirón,” dijo Williams. “También trabajamos con sus pies. Todos nuestros elefantes reciben un pedicure generalmente una vez al mes, para asegurarnos de que sus pies están en óptimas condiciones”.

Los cuidados no son baratos

“Cada elefante cuesta más de 65,000 dólares al año, por todos los años de su vida”, explica Feld. “Somos afortunados de tener ganancias. Sí tenemos ganancias y como somos un negocio familiar, hemos decidido destinar muchos recursos aquí”.

Es un precio que Feld está dispuesto a pagar para mantener a esta especie –algunas variedades de ella están en peligro en Asia y África- viva para las generaciones siguientes.

“Siempre lo digo, es como Jurassic Park pero con un final feliz,” dijo Feld. “Sabíamos que si no hacíamos algo, tal vez mis nietos nunca tendrían la oportunidad de ver a estos animales increíbles.”

Javier de Diego de CNN contribuyó con este reporte.