Por Meg Urry, CNN
Nota del editor: Meg Urry es la catedrática Israel Munson de física y astronomía en la Universidad de Yale y la directora del Centro de Astronomía y Astrofísica de Yale. Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las de la autora.
(CNN) – ¿Estamos solos en el cosmos? ¿O podría haber vida inteligente en otro lugar?
La semana pasada, los científicos de la NASA discutieron en términos muy concretos los pasos para descubrir vida en otros lugares del universo durante los próximos 10 o 20 años.
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Este año se celebra el vigésimo aniversario del descubrimiento de un planeta que orbita alrededor de una estrella como nuestro sol, el planeta 51 Pegasi. Desde entonces, las mediciones basadas en tierra y el satélite Kepler de la NASA han descubierto casi 2.000 “exoplanetas” confirmados y miles de candidatos más que están a la espera de confirmación.
Muchos de estos sistemas planetarios son muy diferentes de nuestro sistema solar. En el caso de algunos, grandes planetas como Júpiter orbitan sus estrellas mucho más cerca que Mercurio, el planeta más cercano al sol en nuestro sistema solar. Pero los planetas rocosos más pequeños como la Tierra, aunque más difíciles de encontrar, parecen ser incluso más abundantes.
La vida en la Tierra se desarrolló en sus océanos aproximadamente mil millones de años después de que el planeta se formara. Eso sugiere que los planetas rocosos que tienen agua líquida en sus superficies también pueden haber desarrollado formas de vida primitivas.
La vida que conocemos se basa en el carbono y requiere de agua en estado líquido. Los astrónomos definen la “zona habitable” alrededor de una estrella como la región dentro de la cual puede haber agua en estado líquido en la superficie de un planeta. En cualquier punto más cercano a la estrella, el agua se convertirá en vapor; en cualquier punto más lejano, el agua se convierte en hielo.
Al hacer una extrapolación de los descubrimientos hechos hasta la fecha, los astrónomos calculan que quizás existan 40.000 millones de planetas habitables parecidos a la Tierra en nuestra galaxia de la Vía Láctea solamente.
Por supuesto, existe una diferencia entre los organismos unicelulares —los cuales se desarrollaron hace 3.800 millones de años y siguieron siendo la forma más sofisticada de vida durante otros 1.000 millones de años más o menos— y los mamíferos, los cuales surgieron hace más o menos 200 millones de años. Y luego están los humanos, quienes han existido durante los últimos 200.000 años solamente.
La vida inteligente que puede comunicarse a través de ondas de radio con otras formas de vida inteligente tiene menos de 100 años de edad aquí en la Tierra.
Así que mientras los planetas que desarrollan formas sencillas de vida podrían ser muchos, los que tienen seres sensitivos con los que se puede conversar —incluso asumiendo que evolucionaron como lo hicieron los humanos, con oídos y lenguaje hablado, u ojos y lenguaje escrito— probablemente son pocos. Y la vida que puede usar ondas de radio ha existido sobre la Tierra durante solo un 0,000002 % de la historia del planeta… 100 años de entre 4.500 millones. Si más o menos la media docena de exoplanetas rocosos parecidos a la Tierra que ahora se conocen son similares, las probabilidades de encontrar vida parecida a la de los humanos en ellos son las mismas que, digamos, ganar tu lotería estatal con un boleto.
Por supuesto, si hay 40.000 millones de planetas como la Tierra allá afuera, las probabilidades mejoran bastante. Si todos tienen historias como las de la Tierra, podría haber 1.000 planetas en la Vía Láctea que podrían albergar seres comunicativos.
Pero antes de empezar a redactar tu primera carta a un alienígena, considera esto: la probabilidad de que esos seres evolucionaran exactamente a la misma escala de tiempo es minúscula. Los 100 años de brillantez de otro planeta podrían haber ocurrido hace mil millones de años, o podrían suceder mil millones de años en el futuro.
Gran parte depende de la duración de las capacidades de comunicación. Las civilizaciones que pueden construir grandes telescopios y estaciones de radio también tienen la tecnología para destruir su planeta. Así que la duración de la Edad de la Comunicación de un planeta puede ser corta. Sin mencionar el hecho de que el viaje promedio a tal planeta a la velocidad de la luz podría durar decenas de miles de años, así que salvo que los humanos evolucionen para hacerse eternos, no intercambiaremos mensajes con los extraterrestres en un futuro cercano.
Si las civilizaciones avanzadas pueden mantener sus capacidades durante millones de años o más, las probabilidades de comunicarse con ellos no son insignificantes. Pero en ese caso, probablemente serán mucho más sofisticados que nosotros (debido a que desarrollaron la capacidad mucho antes que nosotros)… entonces, si quisieran hacernos saber que existen, ¿no nos lo dirían simplemente?
El proyecto SETI ha estado escuchando tales radioemisiones durante más de 30 años en la búsqueda de inteligencia extraterrestre. Quizá la forma de vida más probable en los exoplanetas sea mucho más primitiva. Los astrónomos han encontrado indicios de moléculas orgánicas, los fundamentos de la vida, en la materia interestelar que impregna el espacio entre las estrellas de nuestra galaxia.
Los posibles indicios de que existan organismos vivos en los exoplanetas distantes incluyen una atmósfera rica en oxígeno, como la que fue creada por la primera bacteria en la Tierra, o quizá metano o dióxido de carbono. El telescopio espacial James Webb de la NASA, el cual será lanzado en el año 2018, buscará señales de vida en las atmósferas de los exoplanetas rocosos y habitables.
Los vehículos exploradores de la NASA han demostrado que Marte una vez fue un lugar mucho más habitable. Tenía lagos de agua fresca y arroyos que corrían por su superficie. Aún queda un poco de agua, y podría haber vida por descubrir en Marte. Nuevas misiones tienen planificado enfocarse en Europa y Ganímedes, dos lunas de Júpiter que tienen agua en estado líquido debajo de sus superficies heladas.
La vida en otros lugares del universo, e incluso en otros lugares de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, es prácticamente inevitable. Probablemente, en las próximas décadas, se descubrirán señales de vida en los exoplanetas que orbitan alrededor de estrellas cercanas por medio de telescopios avanzados. Pero la posibilidad de hablar con esos hombrecitos verdes tendrá que esperar algunos cientos de millones de años más.