(CNN) – Independientemente del empleo que estés solicitando, de algo casi siempre puedes estar seguro: otra persona también estará aplicando para ese puesto. La competencia puede hacer que sientas nervios en la sala de entrevistas, pero también mantiene a los candidatos alertas, ya que deben perfeccionar sus currículums, aprender a dar datos concretos y lustrar sus zapatos.
A nivel mundial, el número de personas que ansían obtener ingresos sigue creciendo año tras año, y un nuevo informe del FMI (Fondo Monetario Internacional) muestra que en los próximos 20 años, la mayoría de los solicitantes de empleos en el mundo estarán en África.
“A medida que disminuyen tanto las tasas de mortalidad infantil como las tasas de fertilidad, la África subsahariana se convertirá en la principal fuente de personas que se incorporarán a la fuerza laboral mundial”, asegura el informe. “De hecho, para el año 2035, el número de africanos que se unirán a la población en edad de trabajar (edades de entre 15 a 64 años) superará a la del resto del mundo en conjunto”.E
Estas son cifras altas; Y las estadísticas de población muestran que entre los años 2012 y 2037, la población activa en el Reino Unido aumentará en 4,8 millones. En la África subsahariana en 2035, habrá 100 millones de personas adicionales que alcanzarán la edad de trabajar.
Dicho de otra forma, se prevé que la población en edad de trabajar en África se triplicará en 1.250 millones de dólares para el año 2050. Pero, cuando se trata del crecimiento de la fuerza laboral mundial como un todo, las expectativas apuntan a una desaceleración. El FMI (Fondo Monetario Internacional) dice que el crecimiento será inferior al 1% anual en la década de 2020, en comparación con el 1,7% al año durante la década de 1990.
Son estas estadísticas diferentes las que han hecho que la Organización Laboral del Trabajo haga un llamado a que el enfoque se centre en países del continente africano. “Los países africanos necesitan un patrón de crecimiento más eficiente e intensivo en cuanto al trabajo”, dice Aeneas Chapinga Chuma, director regional para África en la Organización Internacional del Trabajo. “No podemos medir nuestro éxito por el crecimiento solamente. La creación de empleo debe ser un objetivo reconocido de las políticas macroeconómicas”, agrega Chapinga.
Dividendo demográfico
Cuando parece que la población en edad laboral de una región se espera que crezca, los economistas y analistas hablan del “dividendo demográfico”. Dicho de manera simple, esto significa que cuando el número de trabajadores aptos aumenta, también lo hace el crecimiento económico.
Cuando se estudia el concepto, muchos hacen referencia al crecimiento de Asia como prueba. “Las características demográficas favorables pueden explicar gran parte del espectacular crecimiento económico del Este de Asia en la segunda mitad del siglo veinte”, escribe Donghyun Park en “Aging, Economic Growth, and Old-age Security in Asia”.
De hecho, algunos investigadores dicen que el 33% del crecimiento económico en el Este de Asia entre 1965 y 1990 se reduce a las características demográficas.
Y los expertos han estado analizando la manera en la que este modelo está teniendo un impacto en el continente africano, el cual alberga a 10 de las economías de más rápido crecimiento en el mundo. “Mientras las economías africanas están generando más ingresos, ese ingreso tiene que ser compartido entre un número de personas cada vez mayor”, escribe Brookings Fellow Laurence Chandy. “Dado que el ingreso de la región está creciendo más rápido que su población, los ingresos promedio están aumentando y la participación de los africanos que viven en la pobreza extrema está disminuyendo… del 60% en 1996 al 47% en 2011”.
Entonces, ¿cómo puede acelerarse esa tendencia para que los que entran al grupo de edad laboral puedan encontrar oportunidades? Son muchas las respuestas a esa pregunta, pero una propuesta sugiere que en lugar de reinventar la rueda, lo que necesitamos hacer es que la rueda existente trabaje más duro.
“El principal motor del crecimiento que no está funcionando muy bien en África es el ‘motor’ de la agricultura”, explica Amadou Sy, investigador principal en la Iniciativa de Crecimiento de África del Instituto Brookings. “Mediante el desarrollo de la productividad en la agricultura, otros sectores pueden desarrollarse conjuntamente a través de la cadena de valor. Consideremos la quinoa, por ejemplo. Esta solía ser procesada y convertida en harina, pero en estos días es un superalimento a nivel mundial que mantiene los trabajos de las personas que fabrican las cajas en el sector manufacturero además de los trabajos en finanzas y transporte en el sector de servicios. En lo que respecta a la agricultura, existen muchas posibilidades para hacer crecer la productividad en África, lo cual podría beneficiar a otros sectores de la economía”.
Fuente de empleos
Desde un punto de vista conceptual, todo esto tiene sentido. Un pastel más grande, más bocas que alimentar, pero los panaderos más o menos intentan mantener el ritmo de los consumidores. Pero aquellos que tienen inquietudes han señalado el hecho de que las personas menores de 25 años representan aproximadamente el 60% del desempleo total en África subsahariana.
Además del desempleo directo, un problema importante para los solicitantes de empleo de África es la “vulnerabilidad del empleo”. Según el FMI, el sector informal proporciona el 90% de los 400 millones de empleos con bajos ingresos en los países del África subsahariana. Estos trabajos a menudo significan dinero en efectivo en mano, o trabajar sin sueldo para un miembro de la familia. Rara vez significan estabilidad o una jubilación.
A otros les preocupa cómo una brecha cada vez mayor de la demanda y la oferta de trabajos podría golpear la estabilidad social, ya que la investigación muestra que el 40% de las personas que se unen a los movimientos rebeldes están motivados por la falta de trabajos.
“El desempleo hace que los jóvenes se sientan cada vez más desesperados”, dice Andrews Atta-Asamoah, investigador principal del Instituto de Estudios de Seguridad de Sudáfrica. “Lo que estamos viendo en África en este momento es una tendencia a la radicalización entre los jóvenes. El aumento de la radicalización ha provocado un aumento en el reclutamiento de grupos radicales. A pesar de que la ideología juega un papel importante, también es llamativo observar que muchos de estos jóvenes reclutados por grupos con objetivos políticos radicales están desempleados”.