NORTE DE NAMIBIA (CNN) — En enero de 2014, Corey Knowlton ofreció 350.000 dólares por un permiso para cazar y matar un rinoceronte negro en Namibia.
Ganó la subasta y ahora, él es el blanco.
La cacería terminó. Un rinoceronte murió.
Así ocurrió todo.
Miércoles 13 de mayo: La oferta de 350.000 dólares para cazar
Windhoek, Namibia: Knowlton llegó discretamente a Namibia para cazar al famoso rinoceronte negro.
Hace casi 18 meses, el cazador de Texas, Estados Unidos, ofreció 350.000 dólares para matar a un rinoceronte negro en Namibia, país del sur de África. El Ministerio de Medio Ambiente y Turismo de Namibia emitió el permiso, que se subastó en el Dallas Safari Club.
Desde entonces, Knowlton ha recibido duras críticas y amenazas de muerte mientras el mundo reacciona a la controversial caza de una de las especies más amenazadas del mundo. Knowlton pasó un año y medio planeando la cacería que está bajo la lupa de los grupos de defensa de los animales de todo el mundo.
Permitió que un equipo de CNN documentara la cacería.
“A estas alturas, todo el mundo sabe de esta cacería y creo que es extremadamente importante que la gente sepa que se está haciendo de la forma correcta, de la forma más científica posible”, dijo Knowlton tras su llegada a África.
Knowlton tiene 36 años y es originario de Dallas; quiere que el mundo vea que la caza de una bestia tan majestuosa en el continente africano no es un capricho de un cazador estadounidense sediento de sangre, sino un componente vital del esfuerzo del gobierno de Namibia por salvar a la especie de la extinción.
Los 350.000 dólares de Knowlton se destinarán a un fondo gubernamental para combatir a los cazadores furtivos en todo el país. La muerte de un macho más viejo, que ya no contribuye a la diversidad genética y que podría lastimar o matar a los machos más jóvenes, es parte de la ciencia de la conservación, afirma.
Por eso cree que está haciendo más para salvar al rinoceronte negro que sus detractores y por esa razón quiso que lo acompañáramos a esta cacería histórica.
Su argumento no convence a sus oponentes, tales como el Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales, que afirman que la caza con fines de conservación es una noción fallida. “Sencillamente nunca estaremos de acuerdo con eso”, dijo Azzedine Downes, director del fondo. “Hay muchas otras cosas que podemos y debemos hacer para proteger a estos animales”.
Esta cacería será una travesía en la que se examinará el emotivo debate sobre la mejor forma de proteger a las especies amenazadas en un continente que alberga a algunas de las especies más legendarias del planeta.
“Creo que a la gente le molesta el simple hecho de que me gusta cazar”, dijo Knowlton. “Quiero que el rinoceronte negro sea tan abundante como sea posible. Creo en la supervivencia de la especie”.
Jueves 14 de mayo: Qué hacer si el rinoceronte ataca
Norte de Namibia: Al amanecer empieza la cacería; volamos a la región de Namibia en la que Knowlton rastreará a un rinoceronte negro.
Hay grandes inquietudes por la cobertura mediática de la cacería en Namibia. Nos dijeron que las autoridades namibias temen que cuando nuestros reportajes se transmitan por todo el mundo, los grupos de cazadores furtivos usarán la información para identificar la ubicación de otros rinocerontes negros.
Por eso accedimos a no dar la ubicación exacta de la cacería. Según los conservacionistas, actualmente hay unos 5.000 rinocerontes negros en estado silvestre y 2.000 están en Namibia.
Hentie van Heerden es un cazador profesional bajo las órdenes del gobierno namibio; guiará a Knowlton en la muy polémica caza del rinoceronte negro. Van Heerden tiene 40 años y una clientela internacional, principalmente europea, que viene a cazar animales silvestres y especies exóticas africanas.
Nació en Namibia y ha cazado toda su vida. El terreno infestado de espinas del norte del país no lo amilana. Usa sandalias aun cuando caza al animal más salvaje.
Van Heerden tiene barba y el sentido del humor ácido característico de un cazador experimentado que enseña a un periodista qué hacer si un rinoceronte atacara.
“El objetivo es quitarse de su camino sin que te aplaste”, dijo. “Es muy inusual que regresen para volver a atacar, pero si eso pasa, tienes que quitarte de su camino aún más”.
Van Heerden dice que la caza del rinoceronte negro en Namibia tiene unos cuantos detractores, pero la mayoría de la gente del lugar acepta la cultura de la caza.
“Siempre habrá activistas y así ganan dinero”, dijo. “No tienen poder en Namibia porque la gente entiende la caza”.
La caza está sujeta a la autorización y la supervisión del Ministerio de Medio Ambiente y Turismo de Namibia. La dependencia ha identificado 18 rinocerontes negros en todo el país que cumplen con los requisitos para su caza y eliminación.
El animal debe ser anciano, ya no debe estar en edad reproductiva y debe considerársele una amenaza a los rinocerontes más jóvenes y sanos.
Los rinocerontes son sumamente territoriales y a menudo se matan en peleas sanguinarias.
Knowlton está buscando a uno de cuatro rinocerontes que encabezan la lista del gobierno, aquellos a los que se considera “amenazas de alta prioridad para la manada”.
Sin embargo, Knowlton está nervioso por tener que identificar a estos rinocerontes en la densa maleza al calor de una cacería peligrosa, aunque contará con la ayuda de rastreadores y guías locales.
“Si nos ataca y ya estamos seguros de que es el indicado, lo mataremos”, dijo Knowlton. “Si no estamos seguros de que es el indicado, intentaremos quitarnos de su camino. Si creemos que no podremos hacerlo, tendremos que matarlo”.
Para Knowlton, ese sería el peor de los casos. Él cree que la cacería del rinoceronte debe transcurrir sin contratiempos.
Viernes 15 de mayo: Empieza la cacería
Norte de Namibia: Justo después del amanecer, Knowlton llega a una poza oculta en las profundidades de la maleza namibia para empezar la cacería. Dos rastreadores del gobierno encontraron señales de un rinoceronte que se alejaba del agua.
La huella parece reciente. Aún se pueden ver en la huella las arrugas de la piel áspera del rinoceronte. Los detalles intrincados en la arena indican que las huellas tienen apenas unas cuantas horas.
El rastreador del gobierno dice que con base en las huellas puede saber si este animal puede ser uno de los rinocerontes negros que Knowlton tiene permitido matar y que el animal probablemente no está a más de ocho kilómetros.
Aquí fue donde empezó la cacería.
Los rastreadores se mueven aprisa por la maleza espinosa y los pastizales altos. Rara vez hablan. Solo necesitan señales rápidas con la mano para mostrar el camino a seguir.
El silencio es vital cuando rastreas a un rinoceronte negro.
El grupo se abre paso por la maleza. Las huellas del rinoceronte indican que la bestia de casi 1,360 kilos está vagando, lo que indica a los cazadores que no se siente amenazado.
Conforme se intensifica el calor, los rinocerontes usualmente buscan zonas con sombra para tomar siestas cortas.
El guardabosque del ministerio que observa y dirige a los rastreadores dice que el grupo está alcanzando al rinoceronte.
Pero la maleza es muy densa. A Knowlton le preocupa que nos topemos con el rinoceronte en cualquier momento y terminemos enfrentándolo cara a cara.
“Creo que la gente piensa que es un ser dócil”, dijo Knowlton, refiriéndose a su presa. “Pero estás lidiando con un animal extremadamente atlético que puede hacer contigo lo que quiera muy rápidamente”.
Los únicos sonidos son los que hace el grupo al pasar por los matorrales llenos de espinas en este terreno. Parece que cada arbusto tiene espinas que desgarran tu piel y tu ropa.
Los rinocerontes tienen un olfato y un oído muy finos que los alertan del peligro a cientos de metros de distancia. Los vientos cambian en las primeras horas de la mañana y el rastreador dijo que el rinoceronte podría estar sintiendo nuestra presencia y se está alejando rápidamente.
A Knowlton le preocupa más otra cosa. Le han dicho que se sabe que hay tres rinocerontes viviendo en esta zona, pero el gobierno de Namibia solo autorizó la caza de dos de ellos.
La visibilidad en los matorrales que nos rodean es de apenas 4.6 metros. A Knowlton le preocupa que si el rinoceronte ataca entre la densa maleza solo tendrá una fracción de segundo para decidir si dispara o no. La situación se está volviendo muy arriesgada. Pasamos cinco horas recorriendo casi 10 kilómetros por la maleza cuando Knowlton y su socio deciden dar por terminada la jornada.
Knowlton dice que matar al rinoceronte equivocado sería un error catastrófico.
El año pasado, uno de los detractores de Knowlton insinuó que la caza del rinoceronte negro por placer era como dispararle a un sillón en una sala de estar.
Esta crítica nunca deja de molestar a Knowlton. Se apresura a mencionarla con una buena dosis de sarcasmo.
“Así que esto es como cazar a un sofá, ¿no? Por favor”, dijo. “Esto no es fácil. Es brutal”.
Sábado 16 de mayo: Cambio de planes
Rumbo al sur de Namibia: Knowlton decidió que la cacería en el norte es demasiado peligrosa. La maleza es densa y hay poca visibilidad.
Es una combinación peligrosa para el grupo y Knowlton sabe que matar al rinoceronte equivocado lo haría un blanco aún mayor de la indignación internacional.
Él y su guía deciden viajar al sur de Namibia a buscar a otro rinoceronte negro peligroso que vive en una región en la que hay mejor visibilidad.
Pero en el camino nos enteramos de que el rinoceronte murió, probablemente de causas naturales.
Domingo 17 de mayo: De vuelta al norte
Norte de Namibia: Knowlton regresa a la región que lo inquieta más. Esta mañana en particular, las huellas no son buenas.
Los rastreadores no pueden encontrar huellas que indiquen que un animal se alejó de las pozas en las que los rinocerontes beben copiosas cantidades de agua.
Está claro que la caza del rinoceronte no terminará hoy.
Lunes 18 de mayo: El encuentro con un rinoceronte enojado
Norte de Namibia: La mañana empieza con un descubrimiento desconcertante. El guía profesional de caza de Knowlton descubrió una imagen en la que se ve a un rinoceronte en una poza remota, justo antes del amanecer.
La imagen es asombrosa. El rinoceronte es más grande de lo que esperaba. Su cuerno es largo y tiene una punta afilada letal. Knowlton nota un corte profundo en la oreja del animal. Es una seña de identificación crucial que le indica al instante que este rinoceronte está en la lista de aprobación del gobierno.
El grupo encuentra rápidamente las huellas y desaparece en la cruel maleza africana.
Las huellas del rinoceronte son recientes y poco profundas en la arena, lo que indica a los rastreadores que el animal va despacio, comiendo pasto y tomando siestas en la sombra para evitar el sol mientras avanza el día.
Hoy parece ser diferente. Prevalece la sensación de que el rinoceronte está cerca. El grupo se detiene para beber agua bajo la sombra por unos 20 minutos.
Cuando se reanuda el rastreo, Knowlton descubre el lugar en el que el rinoceronte estaba descansando momentos antes. Todavía se puede ver la huella de su piel arrugada en el terreno arenoso.
El rinoceronte está cerca. Knowlton sujeta firmemente su rifle de alto poder 500 Nitro Express. Momentos más tarde, veo un enorme manchón gris saltando por los arbustos unos 15 metros frente a nosotros. Desaparece y no sabes en qué dirección huye.
Es desconcertante ver tan de cerca lo rápido que estas enormes criaturas pueden moverse.
Recuerdo los consejos que Van Heerden, el guía profesional, me dio el día anterior.
“No puedes correr más rápido que el rinoceronte”, dijo. “Si tienes que saltar sobre un arbusto espinoso a la derecha o a la izquierda, hay que hacerlo para salir de su camino a toda prisa”.
Ya no podemos ver al rinoceronte, pero sabemos que está cerca.
Van Heerden le dice a Knowlton: “Está enojado. La próxima vez atacará”.
Veinte minutos después, mientras el grupo camina por la maleza, escucho un sonido que no había escuchado antes en nuestra travesía.
El rinoceronte se mueve, pero es invisible. Es imposible entender cómo es que una bestia puede moverse como un fantasma en la maleza.
El grupo avanza en fila a través de una arboleda. Cuando surge el último miembro del grupo, mira a la izquierda y a no más de 12 metros de nosotros, allí está el rinoceronte, mirándonos fijamente.
“¡Ahí está!”, dice el último miembro del grupo.
Es una escena impresionante. Pero no es momento de quedarse a mirar. Huyo hacia un lado y el rinoceronte empieza a perseguirme.
“¡Ed, agáchate!”, grita Van Heerden.
Corrí detrás de Knowlton y su guía.
“En cuanto te agachaste, pude ver al animal justo detrás de ti”, me dijo Knowlton más tarde.
Giré y en ese instante solo vi la mitad superior del rinoceronte frente a nosotros. Luego, cuatro disparos retumbaron en el aire.
El rinoceronte había recibido al menos tres tiros.
El grupo emprendió el esfuerzo final para encontrar al rinoceronte. Perdí la noción del tiempo. Esta última etapa pudo haber tomado 30 minutos, tal vez una hora. Fue una experiencia increíblemente emotiva.
Un rastreador se subió a un árbol y encontró al rinoceronte en un claro, a unos 90 metros. Knowlton se colocó en posición e hizo los tiros finales. El rinoceronte negro está muerto.
Knowlton llegó por detrás del animal y cuando estuvo seguro de que todo acabó, se arrodilló junto a él.
“Cada vez que tomas la vida de un animal es una cosa conmovedora”, dijo Knowlton.
El funcionario del gobierno namibio le aseguró a Knowlton que es el animal de la lista de aprobación para caza. Los rastreadores sonrieron aliviados y se estrecharon las manos.
Le pregunté a Knowlton si aún cree que haber matado a este rinoceronte negro fue lo correcto y beneficiará a esta especie amenazada en los años venideros.
“Desde el primer día supe que era algo que beneficiaría al rinoceronte negro”, reflexionó Knowlton momentos después de que la cacería terminara. “No creo que el participar en esta cacería, la cantidad de críticas que suscitó y la cantidad de aplausos que provocó a ambos lados hubiera creado más consciencia sobre el rinoceronte negro”.
Jason Morris contribuyó con este reporte