Dos agentes federales de Estados Unidos abordaron a Blazer en 2011 para convertirlo en informante (Getty Images/Archivo).

(CNN) — Durante años, ‘Chuck’ Blazer fue uno de los grandes personajes del fútbol estadounidense. Viajó por todo el mundo, vivió en departamentos lujosos, cenaba en los mejores restaurantes y tenía cuentas bancarias en el extranjero.

Solo que no pagó impuestos. Ni siquiera presentó sus declaraciones.

Blazer era miembro del comité ejecutivo de la FIFA y en algún momento fue el segundo al mando en la Confederación de Asociaciones de Fútbol de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe (Concacaf).

Ahora es un personaje clave en un escándalo de corrupción en el órgano mundial del fútbol. Es el hombre que pasó de amasar una fortuna ilícita a grabar en secreto a los ejecutivos mientras hablaban de sobornos y otros negocios turbios.

Un reportero del diario estadounidense The New York Times encontró a Blazer el miércoles 27 de mayo en un hospital de Nueva York. Blazer gesticuló “no puedo hablar” desde su habitación.

“Sin comentarios”, dijo Mary Mulligan, una de sus abogadas.

El micrófono oculto

En una orden que se publicó el miércoles, mientras la secretaria de Justicia de Estados Unidos, Loretta Lynch, anunciaba la consignación de 14 altos funcionarios de la FIFA, se describió la magnitud de la fortuna mal habida de Blazer.

Blazer se declaró culpable en 2013 de delincuencia organizada, fraude por medios electrónicos, lavado de dinero, evasión fiscal y no reportar sus cuentas de banco en el extranjero, según las autoridades.

Acumuló 11 millones de dólares en ingresos no declarados, dijo Richard Weber, director de la División de Investigaciones Penales del Servicio de Recaudación Interna (IRS) de Estados Unidos.

Por eso se volvió informante del gobierno federal estadounidense y proporcionó documentos y grabaciones de reuniones con colegas de la FIFA a través de un llavero con un micrófono con el que grabó material relativo a las Olimpiadas de Londres 2012.

Según el diario neoyorquino Daily News, dos hombres (uno del FBI y otro del IRS) siguieron a Blazer una noche de noviembre de 2011, mientras viajaba en su motoneta por una banqueta de la Quinta Avenida en Manhattan. Lo alcanzaron y le dijeron cuáles eran sus opciones: ir a prisión por evasión fiscal o ayudarles con su investigación de corrupción en el fútbol.

“Podemos llevárnoslo esposado en este momento… o puede cooperar”, le dijeron a Blazer, según el diario.

¿Hizo un trato para Sudáfrica?

En 2004, Blazer y otros dos conspiradores llegaron a un trato con el gobierno sudafricano y el comité para el Mundial de ese país para obtener 10 millones de dólares a cambio de los votos necesarios para que el Mundial de 2010 se celebrara en Sudáfrica, según el auto de consignación.

La Asociación Sudafricana de Fútbol respondió que las acusaciones eran infundadas y prometió impugnarlas.

En el auto de consignación se señala que al final, el dinero provino de fondos de la FIFA que debieron haberse destinado a Sudáfrica y que Blazer terminó con más de 750.000 dólares, pero no el millón que se le había prometido (el 10%).

El sitio BuzzFeed publicó un artículo en 2014 en el que señala que Sr. 10% era el apodo de Blazer. Informó que hace años, Blazer firmó un contrato lucrativo con la Concacaf en el que se le “otorgaba el 10% —según su interpretación unilateral— de cada centavo que la organización ganara”.

Los ingresos de Blazer se dispararon luego del sumamente exitoso Mundial en Estados Unidos, en 1994.

El día después de que las finales terminaran, Blazer firmó un nuevo contrato con la misma comisión del 10%, según un informe de la Concacaf. Pero esta vez, la Concacaf señaló que el dinero pasó por una entidad de las Islas Caimán.

En el mismo informe, la organización reveló que la comisión del 10% que se disputa solo debía aplicarse a los patrocinios y a los derechos de transmisión por televisión, pero se restó de cada centavo que entraba en la organización, incluidos “los ingresos por promoción de partidos procedentes de los boletos de los partidos, de la renta de suites de lujo, estacionamiento y concesiones en los estadios”.

Las acusaciones de corrupción no son nuevas para él

Blazer, quien ahora tiene 70 años, usó sus millones para vivir cómodamente. Incluso rentaba un departamento para sus gatos en la Trump Tower de Nueva York por 6,000 dólares al mes, según reportes del Daily News.

La Concacaf señaló que entre 1996 y 2011, pagaron más de 800.000 dólares en rentas de departamentos “para el uso de Blazer”.

Salió de la Concacaf en 2011 y de la FIFA en 2013 en medio de la controversia.

En mayo de 2011, Blazer entregó a la FIFA un reporte en el que acusaba a dos de sus miembros más prominentes —Jack Warner, quien dirigía la Concacaf y fue vicepresidente de la FIFA, y Mohammad bin Hamman, presidente de la Confederación de Fútbol de Asia— de aceptar sobornos en una reunión de la Unión Caribeña de Fútbol que se había celebrado a principios de ese mes (Warner es uno de los 14 consignados del miércoles).

Warner renunció, mientras que la FIFA vetó a bin Hammam de por vida. Bin Hammam negó las acusaciones y Blazer dejó su cargo en la Concacaf cinco meses después de que se emitiera el reporte.

La FIFA suspendió a Blazer en mayo de 2013 luego de que un comité de ética concluyera que era probable que hubiera recibido al menos 15 millones de dólares, además de otros recursos que se destinaron a la compra y renta de departamentos de lujo. Dejó su cargo cuando terminó su periodo y la investigación de la FIFA se canceló.

Lo que en ese entonces se ignoraba es que ya lo habían consignado en Estados Unidos por corrupción, junto con otras tres personas.