(CNN) - Debería haber sido un día de placer y celebración; en cambio, fue un día que terminó con la muerte de 39 aficionados del fútbol.
Treinta años después de uno de los más trágicos desastres colectivos de la historia del deporte, el Juventus recuerda a sus hinchas que fueron a ver un partido de fútbol y nunca regresaron.
Treinta y dos hinchas de Italia, cuatro de Bélgica, dos de Francia y uno de Irlanda del Norte murieron en una estampida la noche del 29 de mayo de 1985, antes de la final de la Copa Europea entre el equipo italiano Juventus y el club inglés Liverpool, en el estadio de Heysel de Bruselas. El más joven tenía tan solo 11 años.
“El 29 de mayo de 1985 debería haber sido un día de alegría y pasión por el fútbol. En lugar de eso, se convirtió en una tragedia causada por la violencia sin precedentes que no debe permitirse que vuelva a suceder”, decía un comunicado del Juventus.
El club italiano rindió homenaje a las víctimas de la tragedia y a sus familias el viernes mediante la organización de una misa en la iglesia Gran Madre di Dio de Turín.
Al servicio acudieron representantes del club y algunos de los que jugaron en el partido hace 30 años, en el que el Juventus ganó 1-0 y con el que ganaron su primera Copa Europea.
Mientras tanto, en Inglaterra, los miembros del escuadrón Liverpool 1985 asistieron a un servicio privado en el estadio Anfield del club.
Los aficionados del Juventus ofrecieron su propio homenaje a las 39 víctimas durante el último partido en casa de la temporada que se llevó a cabo la semana pasada.
En el minuto 39 de la victoria 3-1 ante el Napoli en el Estadio Juventus, los simpatizantes desplegaron una gran pancarta que decía: “homenaje para los +39”.
Otra pancarta en la pantalla decía: “Nadie muere en realidad si vives para siempre en los corazones de aquellos que se quedan”, mientras que los aficionados levantaban en alto los carteles en los que aparecían los nombres de las víctimas.
Sector Z
Existe un estrecho paralelismo entre Heysel y la tragedia de Hillsborough, en la que 96 aficionados del Liverpool perdieron la vida durante un partido de la Copa FA contra el Nottingham Forest en 1989.
Ambos fueron desastres a la espera de ocurrir, en dos estadios en ruinas, los cuales eran las sedes de juegos muy importantes, con arreglos de venta de boletos deficientes y una “vigilancia negligente”.
En la terraza del Sector Z del estadio Heysel había hierba que salía a través de la endeble malla de metal y concreto en ruinas que separaba a los aficionados del Liverpool y del Juventus, mientras que una fuerza policial mínima luchaba para mantener el control de miles de aficionados, una fuerza de policía cuyos radios de intercomunicación no tenían baterías.
“Sentí mucha rabia y amargura hacia la UEFA que permitía que un partido tan importante se jugará en un estadio inadecuado”, le dijo en el 2013 a CNN Antonio Conti, quien había llevado a su hija Giusy, quien era aficionada del Juventus, para ver la final ante el Liverpool.
“El sector curvado donde estábamos no debería haber estado abierto al público, ya que no tenía la capacidad de alojar a 15.000 personas. En ese sector también había vándalos y la policía no podía mantener el orden”.
Con cadáveres tendidos en el estacionamiento del estadio, la UEFA ordenó que el juego siguiera por el bien de la seguridad pública. El Juventus ganó 1-0 gracias a un penal de Michel Platini, quien ahora es presidente del órgano rector europeo.
“Yo estaba en casa viendo el partido en la televisión, pero tuve la sensación de que algo terrible les había sucedido a mis seres queridos”, le dijo a CNN Rosalina Vannini Gonnelli, quien perdió a su esposo en la tragedia y cuya hija de 18 años de edad resultó herida.
“Me pasé toda la noche en el aeropuerto de Pisa esperando a que regresaran”.
Cuando Conti recuerda los acontecimientos de 1985, es como si los estuviera reviviendo todos los días en los 30 años que han transcurrido.
“Eran las 7:25 p.m., hora central europea, cuando todo pasó”, agregó Conti. “Cuando desperté media hora más tarde yo estaba entre los muertos, y en ese momento recordé dónde estaba”.
“Busqué a mi hija hasta que vi un zapato bajo una manta y comprendí que estaba muerta”.
¿Las sanciones adecuadas?
A raíz de la tragedia del Heysel, el entonces presidente de la UEFA, Jacques Georges, y el secretario general, Hans Bangerter, fueron amenazados con prisión, antes de que les dieran libertad condicional.
Albert Roosens, el exsecretario general de la Unión Belga de Fútbol (BFU, por sus siglas en inglés) y Johan Mahieu —quien estaba a cargo de la vigilancia de las tribunas del estadio Heysel, a pesar de que nunca antes había supervisado un partido de fútbol— se les dio una pena de prisión suspendida de seis meses por negligencia.
Como secuela de la tragedia de Heysel, 25 aficionados del Liverpool fueron extraditados posteriormente desde el Reino Unido; luego de un juicio de cinco meses, 14 fueron declarados culpables de homicidio voluntario en abril de 1989 —el mismo mes del desastre de Hillsborough— y cada uno de ellos fue sentenciado a un año en prisión.
Los clubes ingleses fueron excluidos de Europa durante cinco años y al Liverpool recibió una prohibición de un año adicional.
“El enojo contra los vándalos del Liverpool sigue siendo muy fuerte, silencioso, pero muy fuerte, tanto entre los familiares de las víctimas —quienes conocen la historia muy bien— y especialmente entre los ‘ultras’ del Juventus, quienes conocen la historia “no tan bien’”, dijo el periodista italiano Francesco Caremani.
¿Se trata de una historia olvidada?
La tragedia de Heysel es una historia de “incompetencia, violencia, encubrimiento, vergüenza y mentiras”, escribe el profesor John Foot, autor de la historia fidedigna del fútbol italiano, “Calcio”.
“También es una historia del olvido”, añade Foot. “A muchas personas les interesa no recordar lo que pasó esa noche”.
“Por lo general, ofrecen una gran cantidad de puntos de vista para explicar el contexto, pero el contexto no justifica nada”, escribe el aficionado del Liverpool, Tony Evans, editor de fútbol del diario británico The Times.