Nota del editor: Ignacio Gil-Bazo es director del Departamento de Oncología Médica de la Clínica Universidad de Navarra. Las opiniones expresadas en este artículo corresponden exclusivamente a su autor.
En 2013, la prestigiosa revista Science designó la inmunoterapia frente al cáncer como el descubrimiento científico del año en el ámbito de la investigación.
Este reconocimiento se debió a los extraordinarios resultados observados tras la administración de un fármaco llamado Ipilimumab en el tratamiento de pacientes con un tipo de cáncer de piel agresivo denominado melanoma. Los resultados espectaculares y sin precedentes de varios estudios clínicos llevaron a su aprobación.
Otro aspecto novedoso de Ipilimumab consistía en el mecanismo por el que ese medicamento funciona: Ipilimumab no es un fármaco de quimioterapia, y como tal no tiene efecto tóxico directo sobre las células tumorales; pertenece, por el contrario, a la categoría de inmunoterapia.
La eficacia de la inmunoterapia contra el cáncer no radica en la actividad antitumoral directa del medicamento sino en la capacidad que este tipo de fármacos posee para activar el propio sistema inmunitario del enfermo hasta el punto de que sean las propias células de ese sistema las que ataquen a las células tumorales, causando su destrucción. Dicho de otra manera, en la actualidad disponemos de medicamentos que son capaces de retirar los frenos que de forma natural posee el sistema inmunitario de nuestro cuerpo y de esta forma convertirlo en un sistema mucho más poderoso y eficiente en la lucha contra el cáncer.
Pero la observación de la actividad antitumoral de Ipilimumab en pacientes con melanoma sirvió para mucho más. Desde 2013 hasta la fecha han sido numerosos los nuevos medicamentos de inmunoterapia que se han diseñado y estudiado para combatir el cáncer. Por otra parte, se ha analizado igualmente la actividad de estos fármacos de inmunoterapia frente a otros tipos de tumores biológicamente muy distintos, como el cáncer de pulmón, hígado o vejiga o los tumores cerebrales malignos.
En estos días se celebra en Chicago el Congreso Anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO). En él, 30.000 especialistas de todo el mundo se dan cita para presentar y discutir los resultados de los últimos trabajos de investigación en el ámbito del cáncer de los últimos doce meses. Una de las novedades más relevantes presentada en la Sesión Plenaria del domingo 31 de mayo consistió precisamente en los resultados de un estudio de inmunoterapia en cáncer de piel de tipo melanoma.
En dicho estudio, el Dr. Jedd Wolchok, oncólogo del Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva York, y sus coinvestigadores, evaluaron el potencial beneficio de añadir al tratamiento con Ipilimumab otro medicamento de inmunoterapia llamado Nivolumab que actúa sobre otros componentes del sistema inmunitario distintos a aquellos sobre los que actúa Ipilimumab. De esta manera, logra una activación adicional de las defensas naturales del organismo frente al cáncer.
En los resultados presentados, al comparar la administración de Ipilimumab sólo o junto a Nivolumab, la supervivencia libre de progresión de los pacientes que recibieron los dos fármacos fue entre tres y cuatro veces superior a la de los enfermos que recibieron tan sólo Ipilimumab. Estos resultados hacen más previsible que la Dirección de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA) inicie en las próximas semanas el proceso para la aprobación acelerada del uso combinado de ambos medicamentos en el tratamiento de los pacientes con melanoma.
También durante esta reunión anual en Chicago se presentaron otros estudios que demuestran una prometedora actividad de la inmunoterapia en otros tipos de tumores tan diversos como el carcinoma de hígado, el cáncer de vejiga o los tumores de pulmón de tipo microcítico. En todos ellos se demostró que el tratamiento con distintos fármacos que activan el sistema inmune puede representar un nuevo estándar de tratamiento en los próximos meses, cuando los resultados maduros de éstos y de otros ensayos clínicos estén completamente analizados y publicados.
También vale la pena resaltar que en la mayoría de estos estudios se ha demostrado que el tratamiento de inmunoterapia es capaz de lograr respuestas de la enfermedad muy duraderas y que abren la esperanza de una verdadera cronificación del cáncer e incluso a su posible curación en algunos casos muy específicos.
Este nuevo paradigma en el tratamiento de los pacientes con cáncer supone una gran esperanza para estos enfermos y es muy posible que en los próximos meses asistamos a nuevos resultados que demuestren que la inmunoterapia es una estrategia terapéutica válida en casi cualquier tipo de cáncer.
Sin embargo, el enorme coste de estos nuevos medicamentos hace surgir las dudas sobre la sostenibilidad del sistema en la financiación del tratamiento.