(CNN) – Un comité asesor de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos aprobó un fármaco experimental para controlar el colesterol que podría ser más potentes y tener menos efectos secundarios que las estatinas, las cuales se encuentran entre los medicamentos más prescritos en dicho país.
Es probable que la agencia siga el consejo que el comité asesor dio esta semana cuando a finales de este verano tenga que decidir si finalmente aprueba el medicamento para los pacientes.
El medicamento –alirocumab (Praluent) de Sanofi SA y Regeneron Pharmaceuticals Inc.– representaría la nueva clase más importante de medicamentos para reducir el colesterol ya que la primera estatina fue aprobada en 1987. En Estados Unidos hay siete estatinas disponibles, entre ellas Zocor, Lipitor y Crestor.
Este miércoles, el comité discutirá si aprueba otro medicamento similar, evolocumab (Repatha) de Amgen Inc.
Los dos medicamentos son una “nueva y poderosa forma de reducir el colesterol malo que conlleva profundas implicaciones al tratar con la esencia de la enfermedad vascular”, la cual puede conducir a ataques cardíacos y derrames cerebrales, dijo el Dr. Elliott Antman, presidente de la American Heart Association.
Aunque las estatinas seguirán siendo uno de los pilares para el manejo de los niveles altos del colesterol malo (LDL) y para reducir el riesgo de un ataque cardíaco y un derrame cerebral, Antman dijo que hay dos grupos de pacientes que podrían beneficiarse enormemente al tener una alternativa para las estatinas.
Uno de ellos es el grupo que experimenta efectos secundarios severos por las estatinas y, como resultado, podría dejar de tomarlas. El efecto secundario más común es el dolor y la debilidad muscular, lo que se calcula que afecta a un porcentaje de usuarios que oscila entre el 10% y el 25%. Por el contrario, los ensayos clínicos de alirocumab y evolocumab no mostraron un aumento del dolor muscular entre los participantes del estudio que toman estos medicamentos durante varios meses en comparación con los que tomaron un control de placebo.
El otro grupo son las personas cuyos niveles de colesterol LDL todavía flotan por encima del rango deseable, incluso después de tomar estatinas. Aunque un pequeño subconjunto de este grupo –alrededor de 1 en 500 de todas las personas con colesterol alto– tiene una predisposición genética (hipercolesterolemia familiar) que podría afectar su respuesta a las estatinas, no está claro por qué los demás no reciben suficientes beneficios para reducir el colesterol, dijo Antman.
“Existe una enorme necesidad insatisfecha” más allá de las estatinas, dijo el Dr. Robert S. Rosenson, director de la Unidad Cardiometabólica en la facultad de medicina Icahn del Hospital Monte Sinaí.
Los pacientes que no toleran o no responden adecuadamente a las estatinas pueden tomar otros medicamentos pero, por lo general, son caros y pueden no ser tan eficaces para reducir el colesterol, dijo Rosenson, quien ha participado en los ensayos de evolocumab y es parte del comité de vigilancia de datos y seguridad internacional para Sanofi-Regeneron Pharmaceuticals (el cual patrocina alirocumab).
En un estudio de casi 4.500 pacientes, incluyendo aquellos que no toleraron o no respondieron a las estatinas, el 90% de los pacientes que tomaron evolocumab junto con la terapia estándar, tenía niveles de LDL en el rango óptimo después de tres meses, en comparación con el 26% en el grupo que solamente tomó el tratamiento estándar (el cual, dependiendo del centro de cuidados podría incluir medicamentos, ejercicio y regímenes de dieta).
En este estudio, las tasas de ataques al corazón, derrames cerebrales y otras enfermedades cardiovasculares también fueron más bajas (1%) en el grupo evolocumab en comparación con la terapia estándar (2,2%). Hasta ahora, los estudios clínicos de alirocumab sugieren que su eficacia es similar a la de evolocumab. “Preliminarmente, no parece haber ninguna diferencia notable entre los dos”, dijo Antman.
Aunque ha habido cierta preocupación de que la dramática caída que se ha logrado en los niveles de LDL con estos medicamentos en realidad pudiera ser perjudicial, la preocupación no se ha analizado detalladamente. “Eso es, por supuesto, algo que todo el mundo ha estado observando, y me siento satisfecho con lo que he visto hasta la fecha”, dijo Antman. Agregó que alirocumab y evolocumab pueden disminuir el colesterol LDL hasta entre 30 y 40 miligramos/decilitro. (El rango óptimo está por debajo de 100 miligramos/decilitro).
La potencia de estos fármacos proviene del hecho de que bloquean una proteína en el cuerpo llamada PCSK9 y, por lo tanto, se llaman inhibidores de la PCSK9. El resultado de esta inhibición es que más moléculas conocidas como receptores de LDL están disponibles en la superficie de las células en el hígado para aceptar el LDL, lo que ayuda a limpiar este colesterol malo del cuerpo.
También ha habido preocupaciones de que alirocumab y evolocumab, al igual que las estatinas, puedan inducir la pérdida de memoria a corto plazo. La FDA advirtió a los usuarios de estatinas sobre esta posibilidad en el 2012.
Sin embargo, un estudio publicado el lunes presentó argumentos sólidos respecto a que las estatinas no son responsables de la pérdida de memoria a corto plazo, que más bien lo que ocurre es que los pacientes simplemente son más propensos a notar deficiencias mentales después de empezar cualquier medicamento nuevo, estatina o cualquier otra cosa. Del mismo modo, Antman dijo que es “muy poco probable” que alirocumab y evolocumab puedan precipitar la falta de memoria.
Si se aprueban los nuevos fármacos, se estima que costarían entre 7.000 y 12.000 dólares al año por paciente. En comparación, las estatinas cuestan entre 48 dólares al año (para las presentaciones genéricas) y llegan a costar entre 500 y 7.000 dólares al año (para los medicamentos de marca).
Sin embargo, “si equilibramos el costo de estos fármacos con la sociedad y el costo que representa para nuestro sistema de salud el atender a los pacientes que sufren las consecuencias de una enfermedad vascular”, dijo Antman, “es posible que el cálculo sugiera que esto podría ser un enfoque rentable y atractivo”.
Una desventaja de alirocumab y evolocumab es que tienen que ser inyectados, lo que podría ser más engorroso para los pacientes que tomar una estatina, que es una pastilla. “Esa fue nuestra preocupación inicial pero es bastante fácil y bien tolerada por nuestros pacientes”, dijo Rosenson. Los pacientes reciben una inyección a través de un dispositivo similar al FlexPen para la diabetes, una o dos veces al mes.
Aunque probablemente los inhibidores de la PCSK9 al inicio serían utilizados principalmente por los pacientes que tienen reacciones negativas o que no responden a las estatinas, con el tiempo estos medicamentos podrían usarse más ampliamente en las personas con colesterol alto, dijo Altman. “Si logramos reducir los niveles de LDL en nuestra población hasta los rangos que no hemos visto antes [debido a la potencia de estos medicamentos], ¿acaso no podríamos reducir la esencia de la enfermedad vascular en nuestra población y el coste económico de la misma sobre nuestra sociedad?”