La llegada del calor y las altas temperaturas del verano hacen que más de uno empiece a organizar las maletas, el destino turístico y las actividades que va a desempeñar durante las vacaciones.
En todo este proceso, es importante que un año más tomemos conciencia del riesgo al que nos sometemos, si no protegemos de manera adecuada nuestra piel y la de nuestros hijos.
Reducir la exposición a la radiación solar y tomar las medidas necesarias de fotoprotección son armas fundamentales en el decrecimiento de la incidencia de tumores cutáneos, en general. La doctora Pilar Gil Sánchez, especialista del Departamento de Dermatología de la Clínica Universidad de Navarra, señala que existen 4 errores muy comunes a la hora de exponernos al sol y nos señala cómo solucionarlos para obtener un bronceado seguro.
1. El fotoprotector no nos protege 100%: pensar que estamos 100% protegidos con el fotoprotector es el error más común de todos. La pantalla protectora total no existe, por lo que solo estamos protegidos en parte. En este sentido, es importante emplear un fotoprotector de amplio espectro que resulte adecuado al tipo de piel y a las condiciones de la exposición solar. Conviene tener en cuenta que el nivel de irradiación recibida varía según el momento y el punto de la superficie terrestre. Así, cuanto más cerca nos situemos del Ecuador y estemos a mayor altura, el nivel de radiación recibido será mayor.
2. Nos aplicamos mal el fotoprotector: existen muchos consejos generalizados sobre su uso que carecen de cualquier base médica. En este sentido, para que resulte efectivo, debemos seguir los siguientes pasos:
Antes de usarlo: es necesario agitar bien el fotoprotector y aplicarlo 30 minutos antes de la exposición solar.
El estado de la piel: debe estar limpia, hidratada y exenta de productos que contengan alcohol o perfumes, como colonias o desodorantes.
La aplicación: es necesario emplear una cantidad suficiente -como norma la mano llena- para cubrir toda la superficie corporal. Debemos extenderla por todas las zonas expuestas, incluidos los pabellones auriculares, hombros, parte posterior de las rodillas y dorso de pies. No es aconsejable realizar una excesiva fricción al aplicar el fotoprotector, ya que se disgregan las partículas y disminuye su actividad.
Repetir el proceso cada 2 ó 3 horas: según la actividad que se realice y, especialmente, después de cada baño o ejercicio intenso.
3. La ropa protege más que las cremas: aunque se suele pensar que es al revés, la ropa es el mejor aliado para la fotoprotección. Una simple camiseta es, de por sí, un aislante y protege más que una crema ya que con el sudor y el baño se pierde parte de su eficacia. Cabe señalar también, que la protección ultravioleta que proporciona la ropa depende de varios factores como el tipo de tejido, el color y el grado de humedad de las fibras, entre otros. Junto a la camiseta, el sombrero y las gafas, si queremos reforzar la protección, existen prendas especiales con un factor de protección que se venden en las tiendas de deportes a precios relativamente económicos. En países como EE.UU. y Australia su uso es muy habitual.
4. Reducir las horas de irradiación solar: la gente abusa de la exposición solar y esto acaba pasando factura sobre su piel a corto plazo: manchas solares, quemaduras, arrugas o deshidratación. Para tener un bronceado seguro, debemos disminuir la dosis de irradiación solar evitándola en el intervalo horario comprendido entre las 12 y las 16 horas. La irradiación aumenta durante las horas del mediodía, en los meses de verano y en los días claros, sin nubes y con menos partículas en suspensión. Para ello, debemos utilizar sombrero con alas, ropa adecuada, gafas de sol homologadas y buscar una buena sombra.
4 errores comunes a la hora de exponernos al sol fue publicada originalmente en el blog de la Clínica Universidad de Navarra.