A pesar de su corta edad, Hugo ya tiene una larga historia de superación que contar.
Natural de un pueblo de Guayaquil llamado Tarifa (Ecuador), tenía solo seis años cuando los médicos le diagnosticaron una leucemia aguda. “Desde entonces nunca he estado triste por la enfermedad. Al revés, he estado entusiasmado y mis amigos me han apoyado en todo, sobre todo Pau, que me ha ayudado siempre con los deberes”, afirma Hugo.
A pesar de su valentía y su incansable lucha, Hugo sufrió dos importantes recaídas que le dejaron 10 meses sin poder caminar. Ante tal pronóstico, los médicos contemplaron la posibilidad de hacerle un trasplante de médula ósea, por lo que se pusieron en contacto con la Clínica Universidad de Navarra para valorar tal posibilidad.
El doctor José Rifón, especialista en el Servicio de Hematología y Hemoterapia, fue quien atendió su caso. “Cuando Hugo vino a la Clínica, nos dimos cuenta de que no había recursos suficientes para realizarlo, pero eso no nos paró. Tomamos la decisión de seguir adelante con el trasplante porque si regresaba a Ecuador a buscar los recursos, no había mucho tiempo de maniobra. Solicitamos la colaboración de Niños contra el Cáncer, un proyecto de la Clínica Universidad de Navarra para que los niños enfermos del cáncer puedan acceder a tratamientos específicos”.
La oportunidad de Hugo pasaba por el trasplante y Niños contra el Cáncer lo hizo posible. Desde su creación en 1982, esta iniciativa de la Clínica Universidad de Navarra persigue 2 objetivos: ayudar a familias con recursos insuficientes para abordar tratamientos específicos para sus hijos enfermos, e investigar para encontrar soluciones a los casos para los que todavía no hay alternativa terapéutica.
Hoy Hugo es un niño de doce años con un claro objetivo: “Me gustaría escribir la historia de cómo ha sido mi enfermedad en estos cincos años para publicarla y animar a más niños para que puedan seguir luchando”.
Cada año, alrededor de 250.000 niños en el mundo enferman de cáncer. Aunque esta enfermedad siga siendo la primera causa de muerte infantil en los países desarrollados, la investigación realizada en los últimos treinta años ha permitido incrementar enormemente la posibilidad de supervivencia de los niños enfermos, y conseguir que el pronóstico de curación pase del 25% al 75% de los casos.
Pero mucha veces, la falta de un diagnóstico a tiempo o la ausencia de recursos para un tratamiento adecuado hacen que muchas muertes no puedan ser evitadas.
Además el cáncer infantil presenta unos rasgos que lo hacen diferente al de los adultos:
No se puede prevenir y la investigación es la única vía para avanzar en su curación.
Se considera una enfermedad huérfana: a pesar de ser la principal causa de muerte por enfermedad en niños en los países desarrollados, la inmensa mayoría de los recursos públicos y privados que se destinan a la investigación del cáncer se centran en el cáncer de adultos.
Los tratamientos actuales pueden dejar secuelas de por vida: pérdida de audición, cardiopatías, amputaciones, esterilidad, segundos tumores, etc…Por ello es necesario desarrollar fármacos específicos para luchar contra su enfermedad.
Es una enfermedad social: impacta duramente en el entorno del niño que la padece. Afecta a la familia, a los compañeros de la escuela, de deportes, de juegos… Los hermanos sienten dolor y amor por su hermano, además de la ausencia de unos padres volcados en las necesidades del hijo enfermo. Los padres sufren como personas y como matrimonio; se alteran las etapas, el orden natural de la vida…
Por ello, resulta imprescindible la colaboración de todos para potenciar la investigación y ayudar a familias con recursos insuficientes para pagar los tratamientos de sus hijos y adolescentes enfermos. Colabora con Niños contra el Cáncer y ayúdales a conseguir más historias con final feliz como la de Hugo.
Yo gané al cáncer: la batalla de Hugo fue publicada originalmente en el blog de la Clínica Universidad de Navarra.