(CNN) – Joaquín “El Chapo” Guzmán,podría estar lejos de las calles de Chicago, pero él las ha utilizado durante mucho tiempo.
Alrededor de un 80% de los narcóticos ilegales en la tercera ciudad más grande de Estados Unidos provienen del cártel de Sinaloa que dirige Guzmán, comentó Art Bilek, un detective retirado de Chicago que trabajó 60 años en los cuerpos de seguridad.
“Guzmán es la razón por la que los chicos se pelean por una sola esquina y por la que se disparan unos a otros”, dijo él.
Mucha de la violencia con armas de fuego que ha tenido lugar en la ciudad tiene su origen en las drogas que vienen de Sinaloa, la región de México donde nació “El Chapo” en una familia rural pobre y donde se levantó para dirigir una red global de contrabandistas, traficantes, asesinos, políticos corruptos y policías comprados.
“Guzmán ha perjudicado a todos… a los que viven en la ciudad y en los suburbios, a los transeúntes inocentes y a los chicos que se involucran con las pandillas”, dijo Bilek, quien dirigió la Comisión contra el Crimen de Chicago.
Los partidarios del cártel de Sinaloa que residen en Chicago, liderados por dos excéntricos hermanos gemelos que eran los mejores traficantes de Guzmán, ayudaron al cártel a amasar miles de millones de dólares al distribuir múltiples toneladas de su producto —heroína, metanfetamina, cocaína y marihuana— en la ciudad.
Jack Riley dirigió la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) en Chicago durante años. Riley, ahora subdirector de la DEA en Washington, le dijo a CNN que Guzmán tenía la “habilidad de hacer asociaciones y negocios con casi 150.000 miembros de pandillas que viven de distribuir heroína, cocaína y metanfetamina en la calle”.
El ochenta y tres por ciento de los hombres arrestados por crímenes en Chicago en el 2013 dieron positivo cuando se les hizo la prueba de narcóticos, de acuerdo con la Oficina Nacional de Políticas de Control de Drogas de la Casa Blanca.
El encarcelamiento del capo a lo largo de los años —incluyendo el tiempo que estuvo en una cárcel mexicana desde febrero de 2014 hasta el sábado que escapó— no redujo el flujo de drogas hacia la ciudad, dijo Bilek.
“En este punto, [el tráfico de drogas) está tan bien establecido, que forma parte de la cultura”, dijo Bilek, quien dedicó su carrera a la Unidad de Crimen Organizado del Departamento de Policía, una división que, cada vez más y a lo largo de los años, involucró narcóticos.
“La DEA y el FBI están trabajando al máximo y los jueces están dictando fuertes sentencias”, dijo. “Es muy complejo”.
Él no cuenta con una solución. No está seguro de que exista alguna.
No es porque no se haya intentado a lo largo de los años. En el 2009, los fiscales del Departamento de Justicia de Chicago presentaron cargos contra Guzmán en una audiencia en rebeldía, acusándolo de conspiración por tráfico de narcóticos a través de las fronteras internacionales.
Esta semana, los miembros de la Comisión contra el Crimen de Chicago enfatizaron que querían extraditar a Guzmán a Estados Unidos, si es capturado.
Él es el enemigo público No. 1 en Chicago, dijeron. Ese título solo había sido dado una vez en el pasado, a Al Capone, el gánster de la era de la prohibición (o Ley Seca).
“Hasta que Guzmán esté bajo la custodia de Estados Unidos y en territorio estadounidense, no le quitaremos ese nombre”, dijo J. R. Davis, presidente de la comisión.
‘UPS clandestino’
La presencia de Guzmán en Chicago se remonta al inicio de la década del 2000, dijo Jeffrey Johnson, director de la Comisión contra el Crimen de Chicago. Johnson les dijo a los reporteros esta semana que el cártel de Sinaloa es el “UPS clandestino”.
Elegir a Chicago fue astuto, en términos logísticos, para un traficante emprendedor que quería no solo controlar una ciudad, sino expandirse hacia otros lugares al norte, este y oeste, dijo Bilek.
Las operaciones de Guzmán en Chicago, de acuerdo a documentos de la corte, era un punto de suministro para Detroit, Milwaukee, Filadelfia, Washington, D. C., Cincinnati y Columbus, Ohio, Nueva York e incluso hacia Canadá, en Vancouver.
Él pudo llevar a cabo esto por varias razones.
Una gran cantidad de personas originarias de México viven en Chicago y Guzmán aprovechó esa conexión. Según el censo del año 2000, más de 530.000 mexicanos residen en la ciudad. “La gente tiene amigos y parientes que van y vienen”, dijo Bilek.
“Existe un intercambio, una comunidad que él podía aprovechar”. No solo se trataba de gente que quería hacerlo. En algunos casos, se trataba de: “Haces esto o lastimaré a tu familia que está en casa”.
Guzmán reconoció que podía sacar provecho del fuerte congestionamiento vial entre México y el Oeste Medio de Estados Unidos. Las drogas serían ocultadas dentro de camionetas grandes y otros vehículos que cruzaban la frontera “todos los días, las 24 horas”, dijo Bilek. “Envías 10 camionetas a través de la frontera, e incluso si (los inspectores) se daban cuenta que tenían problemas con una o dos de ellas, aún lograbas que pasaran ocho sin inconvenientes. Se trataba de una flota completa de autos y camionetas, así como también personas en motocicletas”.
Sin embargo, Guzmán necesitaba lugartenientes en Chicago, quienes pudieran asegurar que los cargamentos llegaran a los traficantes de alto nivel, quienes posteriormente distribuirían la droga entre los traficantes de bajo nivel en las esquinas que a su vez las pasaban a manos de los consumidores o de los traficantes que abastecían a los adictos adinerados de los suburbios.
Dos chicos de su ciudad natal, Margarito y Pedro Flores, fueron obligados.
Gemelos de Chicago se vuelven en contra de El Chapo
Los hermanos Flores crecieron en La Villita, una comunidad mexicano-estadounidense al oeste de Estados Unidos.
En 1981, su padre, ya condenado por tráfico de personas en México, fue capturado en una acción federal encubierta vendiendo 11 libras de heroína, según el Chicago Tribune, el cual ha reportado ampliamente sobre los hermanos y su trabajo para el cártel de Sinaloa.
Cuando los chicos tenían 5 años de edad, uno de ellos se metió en problemas con las autoridades porque estaba con adolescentes que al parecer estaban disparando armas de fuego desde un auto en La Villita, informó el periódico. Cuando tenían 10 años, las autoridades allanaron su casa y encontraron más de 190.000 dólares en marihuana, dijo el diario.
Las fuerzas policiales creen que durante la década de los 90 ellos eran traficantes de drogas muy bien establecidos, dijo Bilek. En algún momento se conectaron con Guzmán y trabajaron para él entre el 2005 y 2008. En el lapso de tres años, habían traficado más de 60 toneladas de cocaína, según muestra una transcripción de la corte.
“A ese punto, los agentes federales se dieron cuenta”, dijo.
Los hermanos operaban una organización de distribución mayorista de cocaína y heroína de Guzmán, de acuerdo con una acusación en contra de Guzmán y los hermanos. El líder del cártel consiguió cocaína de países centroamericanos y sudamericanos como Colombia y Panamá, pasándola de contrabando a Chicago, donde los gemelos usaban varios almacenes para descargar y almacenar la droga, así como dividir la carga en cantidades más pequeñas para ser distribuidas en Estados Unidos.
En los libros de contabilidad se registraban las ganancias. Los trabajadores empacaban el dinero en efectivo en hojas para secadora a fin de despistar a los perros detectores de drogas y los mensajeros pasaban el dinero de contrabando a México.
La acusación dice que la operación del cártel de Sinaloa en Chicago mantuvo el control por medio de sobornos a funcionarios públicos corruptos y amenazando a las fuerzas de seguridad, a los traficantes rivales y a las personas dentro de su propia red.
De acuerdo con una parte del testimonio de Margarito Flores, el cual fue publicado por el Chicago Sun Times, los hermanos recibieron embarques de cocaína desde distintos puntos en Chicago. La cocaína era transportada en camiones de remolque que tenían compartimientos ocultos, dijo. Esos compartimentos fueron utilizados para el contrabando de parte de los 1.800 millones de dólares que los gemelos enviaron de regreso a México, de acuerdo con el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
“Aunque teníamos clientes en varias ciudades”, explicó Margarito, “la mayoría de las veces, la cocaína que Pedro y yo distribuimos en Estados Unidos pasaba por Chicago”.
Los investigadores pudieron recopilar mucha información porque, después de que estalló la violencia entre Guzmán y un líder del cártel rival, los gemelos se convirtieron en informantes de los federales y estuvieron bajo detención preventiva en el 2008, de acuerdo con la DEA.
Sus declaraciones de culpabilidad por conspiración y distribución de narcóticos se hicieron públicas en noviembre del 2014, después de que tomaran un gran riesgo… grabaron conversaciones telefónicas con Guzmán en las que el capo acordó reducir el precio de un cargamento de heroína.
Los gemelos Flores fueron condenados en enero a 14 años de prisión.
El juez de distrito, Rubén Castillo, dijo que les habría impuesto una sentencia de por vida si no hubieran cooperado.
Los hermanos, dijo, “devastaron los muros de esta ciudad”.
De cualquier manera, señaló que de cierto modo ellos iban “a salir de aquí con una sentencia de muerte” por traicionar al líder del cártel más despiadado del mundo.
Los gemelos se encuentran recluidos en lugares secretos.
Sin embargo, Guzmán tiene sus métodos, recuerda Bilek.
El padre de los hermanos fue “secuestrado y al parecer fue asesinado como resultado” de su cooperación con las autoridades federales, dijo un abogado de la defensa en el tribunal durante la audiencia de sentencia de los Flores.
Margarito y Pedro Flores son “hombres marcados”, dijo Bilek. “Me sorprendería si él [Guzmán] no tomara medidas en contra de ellos. No hay prisa, porque los hermanos no irán a ninguna parte”.
“Guzmán podría matarlos a ellos o a sus familias completas. Eso es lo que él hace —mata a los bebés o a las abuelas— no importa a quien. Él es despiadado”.
Toby Lyles y Brian Todd contribuyeron con este reporte.