Trieste, Italia (CNN) – En julio, el prestigioso concurso International Talent Support llevó a 40 de los diseñadores jóvenes más inventivos de moda, joyas y accesorios, de diferentes partes del mundo, a la ciudad italiana de Trieste para ser juzgados y premiados por los veteranos de la industria, otorgándoles premios por un total de 110.000 dólares. El tema de este año era, adecuadamente, el futuro.
“La única manera de predecir el futuro es creándolo”, dice su fundadora y directora Barbara Franchin. “Cuando eres joven, eres completamente libre de obstáculos; no hay nada que no se pueda hacer”.
En lugar de hacer un refrito de clichés en torno al tema, los diseñadores interpretan el futuro con un nuevo vocabulario visual.
Para los 10 finalistas de la moda, las traducciones fueron variadas: vestidos de crochet con paneles de Lucite, combinado con tacones de stripper vertiginosos de la diseñadora japonesa, Yuko Koike; máscaras hechas de cables atados con una vista completamente oscura de la diseñadora suiza, Jennifer Thévenaz-Burdet; borlas, pieles, jaulas corporales. A veces llamativo, a veces utilitario, a veces —de cierto modo— nostálgico. El único denominador común fue la creatividad.
Esta diversidad de la visión es algo que el jurado — el cual incluye a expertos de la industria como la directora artística de Diesel, Nicola Formichetti, y a la editora senior de Vogue Italia, Sara Maino— ciertamente toma en cuenta. Demna Gvasalia, directora de Vetements, un estudio con sede en París, quien anteriormente diseñaba para Louis Vuitton y Maison Martin Margiela, plantea que esto podría significar un cambio generacional en relación a las ideas que giran en torno al diseño.
Después de haber ganado la Colección de la Moda del Año del ITS con su primera participación como estudiante en el 2004, Gvasalia sin duda ha notado una diferencia en los trabajos que los estudiantes y nuevos graduados están produciendo.
“Es interesante ver cómo ha evolucionado esta nueva generación de diseñadores y la diferencia entre mi persona y generaciones anteriores a mí”, dice. “Anteriormente, la moda estaba allí para hacerte soñar. Tuvimos que crear ciertos ideales para que las personas creyeran en la misma. Ahora, es mucho más real”.
Carlo Capasa, presidente de la Cámara de Moda Italiana y director ejecutivo de Costume National, sugiere que las interpretaciones divergentes pueden ser el resultado de una cultura cada vez más visual que le da prioridad a lo nuevo y desconocido.
“La nueva generación recurre a Instagram. Muchos de los nuevos diseñadores trabajan pensando mucho en el efecto final de la imagen. Tal vez, en el pasado, estaban pensando más en la creación profunda de la prenda. Hoy en día, estamos hablando más de un idioma de comunicación; mucho más que antes”, comenta. “Los buenos diseñadores del futuro son los que pueden combinar esa nueva forma visual de trabajar con alguna base sólida de confección, construcción y sabiendo cómo lidiar con el valor”.
Así que, al final del día, el jurado estaba buscando algo más que lo visual. La moda como una industria tiene que ver tanto con el comercio como con la creatividad, un punto que muchos de los miembros del jurado estaban dispuestos a destacar antes de que se anunciara al ganador.
“Estos jóvenes diseñadores tienen la creatividad, la técnica, la tecnología y el futuro, pero realmente tienen que entender qué es realmente la moda más allá de la competencia”, indica Massimo Giorgetti, quien dirige MSGM y, desde hace poco, Emilio Pucci. “Es importante encontrar el equilibrio adecuado entre la creatividad, entre las sorpresas y entre lo apropiado de la ropa”.
Y esta vez, ese equilibrio se impuso. El premio de la Colección de la Moda del Año —el primer premio de la noche— fue para la alemana de 26 años Paula Knorr cuya colección de vestidos ajustados, brillantes —repletos de borlas, Lurex y una gran cantidad de rojo— fue elogiada por el jurado por ser femenina, usable y, de forma irónica, perfecta para la actualidad.
En el futuro los ruedos podrían cambiar, pero las líneas de fondo son eternas.