Los rastreadores utilizan la tecnología de identificación por radiofrecuencia para registrar información.

(CNN) – Nunca había sido tan difícil ser una abeja.

Los parásitos, enfermedades y pérdida de hábitat han afectado a las abejas y otros insectos polinizadores, una parte crucial de la red de producción mundial de alimentos y quienes llevan en sus pequeñas espaldas la carga de miles de millones de dólares.

Ahora, un puñado de estos insectos llevan una carga adicional: pequeños sensores colocados en alguna parte para ayudar a que los investigadores rastreen sus movimientos y conozcan más sobre cómo las abejas reaccionan a las tensiones en su entorno.

Los investigadores de la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia han adherido rastreadores que miden solo una cuarta parte de un centímetro sobre las espaldas de las abejas, una configuración que algunos han comparado con pequeñas mochilas de abejas.

Los rastreadores utilizan la tecnología de identificación por radiofrecuencia para registrar la información cuando las abejas pasan por un registrador de datos.

Debido a que las abejas tienden a ser predecibles, las desviaciones de esa rutina podrían ayudar a los investigadores a identificar los factores de estrés en el ambiente de la abeja y desarrollar formas para ayudarlas, según dijo la organización.

“La diminuta tecnología permite que los investigadores analicen los efectos de los factores de estrés, incluyendo la enfermedad, los pesticidas, la contaminación del aire, contaminación del agua, la dieta y el clima extremo en los movimientos de las abejas y su capacidad para polinizar”, dijo en una declaración Paulo de Souza, líder de ciencia de la organización.

La preocupación por el colapso de las colonias de abejas han afectado al mundo entero en los últimos años, pero en ninguna parte la situación ha sido tan grave como en Estados Unidos.

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De acuerdo con Bee Informed Partnership, una coalición de universidades y laboratorios de investigación que participan en la investigación de abejas, los apicultores de Estados Unidos perdieron un 42,1% de sus colonias entre abril del 2014 y abril del 2015.

Las colonias manejadas comercialmente en Estados Unidos han disminuido de 6 millones en 1947 a un poco más de 2,6 millones en el 2013, de acuerdo con estadísticas de Estados Unidos y de la ONU.

Incluso la Casa Blanca ha dado la voz de alarma, señalando que las abejas son esenciales para la producción de 90 cultivos en América del Norte y que contribuyen con 15.000 millones de dólares anuales a la economía de Estados Unidos.

Europa ha experimentado menores, pero no menos alarmantes, pérdidas.

Los apicultores en el Reino Unido perdieron casi el 35% de sus colonias del 2012 al 2013, y aunque esa tendencia se ha frenado, la Comisión Europea ha implementado una prohibición temporal en cuanto al uso de algunos pesticidas y ha tomado otras medidas para tratar de proteger a las abejas.

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Las razones de sus descensos van desde los ácaros chupadores hasta los pesticidas y enfermedades, así como por la pérdida de hábitat, radiación de teléfonos celulares, contaminación por aluminio y otras causas que aún no tienen explicación.

Dado que Australia no ha tenido este tipo de problemas graves, de hecho permite que sea un lugar perfecto para hacer la investigación, dijo Saul Cunninghan, un investigador de la polinización de la Organización para la Investigación Industrial y Científica de la Mancomunidad de Australia.

“Esto pone a Australia en una buena posición para actuar como un grupo de control para investigar este problema importante, el cual algún día también podría convertirse en nuestro problema”, dijo.