Donald Trump y Jeb Bush están enfrascados en un intercambio de acusaciones y descalificaciones.

(CNN) - Jeb Bush solía decir que no quería entrar en una pelea de niños con Donald Trump. Ahora es él quien empieza la pelea.

Los implacables ataques verbales de Trump contra Jeb Bush no están rebotando sobre el antiguo gobernador de Florida tan limpiamente como alguna vez lo hicieron.

Bush, un favorito de la clase dirigente y el que alguna vez fuera el favorito de su partido, ha comenzado a enfrentar al bravucón multimillonario desde que Trump lanzó su campaña que tuerce estrategias. Bush, quien ha recibido críticas que lo acusan de ser un republicano demasiado moderado, ahora acusa a Trump de no ser un republicano en absoluto.

Aún más, la campaña de Bush ahora está reconociendo que la campaña de Trump simplemente no puede ser desestimada, y que está aquí para quedarse.

“Si Donald Trump va a intentar una campaña legítima, lo trataremos como trataríamos a cualquier otro candidato”, le dijo Tim Miller, el director de comunicaciones de la campaña de Bush, a CNN.

La semana pasada, Bush lanzó lo que han sido sus más agudos ataques contra Trump hasta el momento –por una vez, sin ayuda de los medios de comunicación– y se tomó varios minutos durante un evento en el ayuntamiento en Nueva Hampshire para vilipendiar al magnate de los bienes raíces como alguien que carece de un “historial conservador comprobado” quien durante mucho tiempo ha apoyado a los demócratas y las políticas demócratas; además, se refirió al plan de Trump para deportar alrededor de 11 millones de inmigrantes indocumentados como “anti-estadounidense”.

A principios de esta semana su campaña publicó un video en línea atacando violentamente la política de inmigración de Trump como “catastrófica” y no conservadora.

Y el miércoles, un Bush visiblemente agitado y vigorizado le dirigió a Trump un claro comentario cuando dijo: “el liderazgo significa que tienes que estar en todo, no es acerca de ladrar” y también dijo que Trump “no tenía un plan” de inmigración y que se le debería “exigir que rinda cuentas”.

Ese es un gran cambio para un candidato que hace poco más de un mes dijo que estaba “harto” de hablar acerca de Trump y que no quería “involucrarse en una pelea infantil” cuando en una entrevista le preguntaron acerca del extraño insurgente.

“Yo ya he dado mis puntos de vista sobre Donald Trump”, le dijo Bush a Fox News el 8 de julio. “Ya he terminado”.

Pero ahora que Bush ha decidido contraatacar directo al rostro en un aluvión de ataques cada vez más personales de parte de Trump –quien recientemente empezó a referirse a Bush como de “baja energía”–, varios operativos republicanos elogian la decisión que tomó la campaña de Bush y dicen que fue la medida correcta.

Ron Bonjean, estratega republicano quien el mes pasado le sugirió a Bush que debía evitar “picar el anzuelo de Trump”, dijo que ahora es claro que Bush necesita contraatacar considerando que la campaña de Trump ha revelado su “poder de permanencia” y Bush necesita evitar que se le encasille a través de los ataques de Trump.

“Si no te enfrentas a tu oponente que está intentando encasillarte, entonces estás permitiendo que te encasillen. Básicamente, Trump está intentando darle un golpe bajo a Jeb Bush con una variedad de ataques a fin de mostrar que Jeb es demasiado débil como para ser un contendiente en las primarias republicanas”, dijo Bonjean al referirse a los ataques que enfrentó el nominado democrático John Kerry en el 2004 de parte de un grupo que buscaba desprestigiar su historial militar.

La campaña de Trump rehusó hacer comentarios para esta historia.

Pero la nueva dinámica de oposición directa podría ser de gran ayuda para Bush, quien, a través de sus nuevos contragolpes revitalizados ya está respondiendo a la acusación que le lanzó Trump al decir que Bush carece de la energía necesaria para ser presidente.

“Jeb está siendo atacado por Trump, así que no hay desventaja alguna y solamente existe un lado positivo (respecto al contraataque)”, dijo Alex Castellanos, estratega del Partido Republicano y colaborador de CNN.

“Aceptar el desafío de Donald Trump no es una mala manera de demostrar que eres tan fuerte como él y que no temes hacerle frente a los grandes problemas de Estados Unidos”.

Y más allá del estilo, los funcionarios y aliados de la campaña de Bush hacen hincapié en que un entorno más polémico establece un grato contraste en esencia entre el gobernador de Florida y el magnate de bienes raíces de Nueva York.

Esto le está ofreciendo a Bush una oportunidad para destacar su historial conservador como gobernador, lo que socava la afirmación conservadora de Trump y contradice la narrativa con la que ha asediado constantemente la campaña de Bush incluso desde antes de su lanzamiento oficial: que Bush es moderado.

Bush ya ha señalado el anterior apoyo de Trump a favor de un sistema de cuidado de la salud universal estilo canadiense, su proposición de aumentar los impuestos de los ricos y además ha identificado las deficiencias en el plan de inmigración de Trump.

“Creo que el voto de las personas finalmente será a favor de un líder que haya probado ser conservador y que haya actuado, que no solamente haya hablado, que en realidad haya actuado.

“Yo tengo un historial conservador demostrado, un historial conservador consistente y comprobado. Cuando nadie estaba mirando. Un historial conservador comprobado desde hace mucho tiempo. El señor Trump no tiene un historial conservador demostrado”, dijo Bush mientras disparaba su descarga contra Trump la semana pasada en Nuevo Hampshire, en donde tan solo a un poco más de 24 kilómetros de distancia, Trump ofrecía un evento de competencia.

Trump ha sido implacable en sus ataques contra Bush incluso desde antes de lanzar oficialmente su candidatura, insistiendo en que Bush no es mejor que Clinton y atacando violentamente las políticas de la dinastía en el trabajo.

“Trump lleva el desprecio por Jeb Bush como una medalla”, dijo Roger Stone, antiguo asesor político de Trump, quien sigue apoyando la candidatura de Trump para presidente.

Stone dijo que una campaña de Bush contra Trump podría reforzar la candidatura de Trump porque Bush encarna la “clase política, la élite, el candidato cabildero”.

“Ellos podrían terminar siendo los abanderados a favor del partido”, dijo Stone.

Trump ya está deleitándose de su dominio sobre la narrativa dado que su uso del término “bebés ancla”, el cual es considerado ofensivo para muchos, desconcertó a Bush puesto que el floridano que está casado con una mexicana estadounidense buscó explicar su uso del término y terminó ofendiendo a los asiáticos.

Sin embargo, en lugar de eso, el súper PAC que apoya a Jeb Bush, el cual puede ser usado para lanzar anuncios de sumas elevadas contra Trump, busca usar gran parte de los fondos iniciales de su campaña en mostrar una imagen positiva de Bush y de su historial, no en atacar a Trump.

“Tomamos en serio a todos los candidatos, pero nadie más en esta contienda, en especial Donald Trump, posee un historial que siquiera se asemeje al historial de Jeb en cuanto a un logro conservador”, dijo Paul Lindsay, portavoz de Right to Rise USA, cuando le preguntaron acerca de Trump.

El súper PAC está haciendo una compra de un anuncio de 10 millones de dólares el próximo mes en los estados primarios de Iowa, Nuevo Hampshire y Carolina del Sur, lo que los aliados de Bush dicen que impulsará en gran medida un mensaje positivo hasta diciembre.

Gran parte de ese gasto está enfocado en los anuncios positivos, pero el súper PAC no le dejará todos los ataques al candidato al que apoya. Este también tuvo un poco de diversión al enviar un pequeño avión que surcó los cielos sobre el evento de Trump en Alabama la semana pasada con una pancarta que decía “Trump aumentará los impuestos. Jeb para presidente”.