(CNNMoney) – El papa Francisco no perdió la oportunidad de pedir a Estados Unidos que haga frente al cambio climático.
“El cambio climático es un problema que no se puede dejar a una generación futura”, dijo frente a la Casa Blanca.
Cuando habló ante el Congreso, de nuevo instó a Estados Unidos a utilizar su gran innovación y liderazgo para “evitar los más graves efectos del deterioro ambiental causado por la actividad humana”.
Francisco quiere acción. Pero ¿cuánto costaría?
La familia estadounidense típica terminaría gastando entre 700 y 1,100 dólares más al año.
Esto de acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés).
Las estimaciones varían ampliamente, pero el informe no partidista del CBO es visto como una proyección bastante justa. Es posible que los costos puedan llegar a ser mucho menores si el Gobierno da subsidios familiares para ayudar a aliviar el impacto.
Pero la conclusión es que costará mucho a las personas y negocios.
Los republicanos dicen no a la acción climática
Esa es la razón número uno por la cual el tema se ha convertido en un imposible en el Congreso ahora. Un republicano dijo a CNNMoney que es “políticamente tóxico”.
“Entiendo el poder de la intervención papal, pero esto requeriría del poder de la intervención divina”, dice el economista Doug Holtz-Eakin, quien asesoró a John McCain en su campaña presidencial de 2008. McCain había sido uno de los líderes republicanos que abogaban por acción.
En el debate republicano en CNN, a principios de este mes, el senador Marco Rubio habló fuertemente en contra de cualquier tipo de impuesto sobre el carbono o regulación adicional.
“Lo que (estas políticas) harán es que Estados Unidos sea un lugar más caro para crear empleos”, dijo.
La opinión pública es interesante. Muchos estadounidenses están de acuerdo con el papa. Es decir, hasta que empiezan a hablar sobre cuánto impactaría su presupuesto familiar.
De acuerdo con el sondeo de Pew Research, el 71% de los estadounidenses están de acuerdo en que el país debe “hacer lo que sea necesario para proteger el medio ambiente”. Pero cuando se pregunta a la gente si las leyes ambientales valen su costo, el apoyo se reduce a 56%.
Se perderían empleos y la economía sería impactada
Las familias y las empresas que utilizan más energía —por ejemplo, al tener encendido el aire acondicionado con frecuencia en el verano o al viajar largas distancias— verán más afectados sus bolsillos.
Después de todo, el punto de cualquier acción es tratar de que hacer que la gente cambie su comportamiento para depender menos de los combustibles fósiles.
Otra manera de observar los costos es hablar sobre el impacto global sobre la economía estadounidense. La CBO estima que podría eliminar casi 0,1% del crecimiento económico de Estados Unidos. Así que, en lugar de crecer a 2,4% al año, crecería alrededor de 2,3%.
Mucho dependerá de la rapidez con que Estados Unidos pueda innovar. Si el país puede encontrar la manera de conservar mejor los recursos y producir energía alternativa más barata, entonces los costos económicos serán aun menores a estas proyecciones.
Pero fácilmente podría requerir más tiempo de lo que pensamos. Habrá pérdidas de empleos, aunque las estimaciones son difíciles de calcular. El consenso general es que habrá ganadores y perdedores.
Ganadores: la energía eólica, solar e hidroeléctrica.
Perdedores: la minería de carbón, la extracción de petróleo y gas, las plantas químicas, el sector del metal, el transporte y las aerolíneas.
Industrias como la construcción podrían dirigirse en cualquiera de las dos direcciones, dependiendo de la cantidad de adaptación que tengan que hacer.
El papa tiene argumentos morales, pero hay una realidad política
La economía estadounidense ha demostrado ser resistente a los grandes cambios con anterioridad.
Los empleos de manufactura alcanzaron su punto máximo en 1979, con 20 millones. Para 2007, solo había 14 millones de empleados manufactureros. El enorme crecimiento en otras áreas, a saber, la tecnología y la atención de la salud, compensó con creces las pérdidas de producción.
La esperanza es que esa dinámica se desarrolle de nuevo.
Los partidarios de la adopción de medidas señalan que no luchar contra el cambio climático tendrá un impacto muy negativo en la economía, sobre todo si los niveles del mar suben y los fenómenos meteorológicos severos aumentan.
El análisis de la CBO fue hecho en 2009, cuando había proyectos de ley activos en el Congreso para crear algún tipo de impuesto sobre el carbono o un plan de límites máximos y comercio. Los economistas ven esos enfoques como los menos dañinos porque dan a las empresas mayor libertad para innovar.
Pero los proyectos de ley murieron en el Senado. El presidente estadounidense Barack Obama ha tratado de realizar alguna acción, proponiendo límites a las emisiones de las centrales eléctricas.
El papa dice que existe un argumento moral para hacer frente al cambio climático. Pero eso colisiona con la realidad económica y política. Además, Estados Unidos se muestra titubeante para actuar sin que otras naciones del resto del mundo hagan lo mismo.
Pocos políticos quieren aumentar los impuestos a la clase media o perjudicar una economía que todavía es vista como buena, pero no excelente.