Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
El primer bombardeo ruso en Siria ha vuelto a demostrar que la primera víctima de cualquier guerra es siempre la verdad.
Justo cuando redactaba esta letrilla, Washington, Moscú y Damasco ofrecían una versión distinta de ese primer ataque. Los opositores sirios aseguran que de momento, todas las víctimas son civiles y que los proyectiles rusos han caído en sitios en los que no opera el grupo terrorista Estado Islámico. El Kremlin, sin embargo, niega daños colaterales entre la población civil. Entre tanto, la televisión del dictador sirio asevera que la aviación de Rusia, en colaboración con las fuerzas aéreas de Siria, han ocasionado “grandes pérdidas en las filas de los terroristas”.
Los grupos rebeldes, opositores de Bachar al Asad, dicen que los ataques han sido contra ellos.
Los bombardeos se han producido 48 horas después de que en la apertura de los debates en la Asamblea General de la ONU, Barack Obama y Vladimir Putin se acusaran una y otra vez de ser los responsables de la guerra en Siria.
Pero ¿qué es lo que en verdad quieren Putin y Obama en Siria? Este miércoles el secretario de Estado de Estados Unidos reiteró que Al Asad debería propiciar una transición ordenada que garantice la paz. Pero ¿no era más o menos eso lo que le pedía el mundo al dictador sirio tras el ataque con armas químicas en 2013 contra un suburbio de Damasco? Entonces creíamos que nada peor podría suceder en ese país que se desangra desde hace cuatro años.
¿Quiere Putin acabar con los terroristas de ISIS o con los opositores que el régimen sirio llama terroristas? ¿Por qué Putin parece querer mantener seguro a su viejo aliado sirio? ¿Qué representa Siria para el Kremlin? ¿Y qué habrán sentido en la Casa Blanca ante el hecho de que Iraq, que se dice aliado de Estados unidos, haya cerrado filas con Rusia? De hecho, el centro que coordina la información para estos ataques rusos en Siria, funciona en Bagdad. Mientras tanto, apenas se habla de las víctimas. Como siempre.