Los doctores usaron una impresora 3-D para hacer un modelo del corazón de Mia González.

(CNN) – Mia González estuvo ausente los primeros 3 años y medio de su vida. Tuvo que faltar a la guardería y a sus clases de baile porque constantemente tenía resfriados y neumonía. Cuando Mia podía salir a jugar, se quedaba fácilmente sin aliento y tomaba varios medicamentos para el asma a fin de tratar de mejorar su respiración.

Después de más o menos 10 estadías en el hospital, los doctores se dieron cuenta de que Mia tenía una malformación en la aorta, el vaso que bombea sangre desde el corazón. La niña de 4 años necesitaría una operación para cerrar la parte de la aorta que ejercía presión sobre la tráquea y le dificultaba respirar, tragar y deshacerse de la flema cuando tenía un resfriado.

“Nos asustamos cuando pasamos de pensar que ella tenía asma a que nos dijeran que necesitaba una cirugía de corazón abierto”, dijo Katherine González, la mamá de Mia.

Pero la malformación de Mia era complicada. Los cirujanos en el Nicklaus Children’s Hospital en Miami, donde Mia estaba siendo tratada, podrían haber sido aprensivos sobre el procedimiento si no fuera por una nueva tecnología: la impresora en 3D.

Ya no es ‘inoperable’

Anteriormente este año, el hospital adquirió una impresora en 3D que hace réplicas exactas que los doctores pueden usar para planificar cirugías e incluso hacer operaciones de práctica. La impresora utiliza imágenes de una resonancia magnética o tomografía computarizada como plantilla, y coloca capas de goma o plástico.

El Dr. Redmond Burke, director de cirugía pediátrica cardiovascular en el Nicklaus Children’s Hospital, meditó en el modelo del corazón de Mia durante un par de semanas. Se lo mostró a sus colegas para conocer sus opiniones e incluso lo llevaba consigo en su bolsa del gimnasio a modo de referencia rápida.

Burke finalmente tuvo su momento decisivo. En lugar de hacer una incisión en el lado izquierdo, para este tipo de defecto del corazón llamado doble arco aórtico, él debería cortar el pecho de Mia por la derecha.

“Sin el modelo, habría estado menos seguro sobre operar a Mia, y eso naturalmente me hubiera llevado a hacer una incisión más grande, que probablemente hubiera ocasionado más dolor y más tiempo de recuperación”, dijo Burke.

Al utilizar el modelo “no había duda, y los cirujanos odian la duda”, añadió.

Él le atribuye al modelo el haberle ahorrado al equipo y a la paciente más o menos dos horas en la sala de operaciones, porque él pudo tener un camino más claro para hacer la cirugía.

Burke y sus colegas han creado modelos para alrededor de 25 pacientes jóvenes con defectos congénitos del corazón. En el pasado, ellos podrían no haber siquiera operado a algunos de estos pacientes porque las cirugías parecían muy complicadas, pero “es muy poco probable que diga que alguien es inoperable ahora, sin sostener un modelo en mi mano”, dijo Burke.

Alrededor de 75 hospitales en Estados Unidos y alrededor de 200 en todo el mundo tienen una impresora como la que se utilizó para hacer el modelo del corazón de Mia, dijo Scott Rader, modelo general de Stratasys, que vende las impresoras.

Aunque las impresoras 3D han sido usadas clínicamente durante los últimos 20 o 25 años para hacer prototipos de herramientas quirúrgicas y otras cosas, solo han comenzado a producir simulaciones de órganos en los últimos años, dijo Rader.

Los médicos han utilizado los órganos simulados para prepararse para todo tipo de operaciones complicadas, como la cirugía para extirpar un tumor cerebral o para corregir el paladar hendido grave, dijo Rader. Los médicos pueden operar en ellos con las herramientas quirúrgicas habituales “una y otra vez y otra vez hasta que piensan en la mejor manera de hacer la cirugía”, dijo Rader.

‘El mayor secreto que nadie conoce’

Los modelos también pueden ayudar a entrenar a los estudiantes de medicina y explicar los procedimientos complicados para los pacientes como Mia y su familia.

A la larga, las impresoras podrían ser utilizadas para producir órganos reales que puedan ser trasplantados a los pacientes; solo reemplaza la “tinta” de la impresora de caucho y plástico por células humanas.

“Vamos a ver grandes avances en los próximos cinco a 10 años respecto a cómo llevar la tecnología a ese punto”, dijo Rader.

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Las simulaciones de órganos son “una tecnología perturbadora que cambia radicalmente la forma en la que le hablamos a los pacientes, cómo nos preparamos para una operación, cómo hacemos la operación y cómo enseñamos”, dijo el Dr. Daniel B. Jones, profesor de cirugía en la Escuela de Medicina de Harvard y subdirector del Centro de Simulación y Habilidades en el Centro Médico Beth Israel Deaconess, en Boston.

Sin embargo, la tecnología todavía no se utiliza ampliamente en hospitales o escuelas de medicina.

“Este es como el mayor secreto que nadie sabe”, dijo Jones, quien ha realizado investigaciones sobre las impresiones de los cirujanos respecto a la utilización de órganos simulados. Incluso quienes efectivamente conocen acerca de la tecnología se pueden sentir incómodos al mostrarle a los pacientes un modelo de su tumor, por ejemplo, y discutirlo con ellos en profundidad.

Los hospitales están empezando a invertir en la tecnología, que es más realista ahora que los precios han bajado, dijo Jones.

La impresora y el software suele costar en el rango de 100.000 dólares, que es menos de una configuración de tomografía computarizada o de resonancia magnética, dijo Rader. Él predice que el interés en la tecnología seguirá creciendo a medida que la investigación muestra cómo el uso de órganos simulados conduce a mejores resultados quirúrgicos y a tiempos de operaciones más cortos.

Los modelos también han sido muy valiosos para ayudar a los pacientes y a sus familias a tener la confianza de que están haciendo lo correcto, dijo Burke, quien operó a Mia.

Ver el modelo “hacía que pareciera una cirugía sencilla, te tranquilizaba” dijo González, la madre de Mia. “Mia estaba acostumbrada a los hospitales y a las intravenosas, pero explicar que te van a realizar una cirugía y que va a ser dolorosa, eso es totalmente diferente”, y el modelo ayudó a ponerlo en perspectiva, dijo.

Cuatro meses después, la cirugía parece ser historia antigua para Mia. Ella ha olvidado todo la cicatriz de su cirugía, dijo su madre, y tuvo poco dolor. A pesar de que ha tenido algunos resfriados leves, ninguno la ha llevado al hospital. Un mes más tarde, ella fue incluso capaz de participar en su recital de baile.