(CNN) – Hay muchas rutas apodadas “rutas del vino”: desde los senderos de Napa y Sonoma en California hasta Stellenbosch en Sudáfrica y el valle del río Murray en Australia.
Sin embargo, la primera ruta del vino alguna vez fue la de Deutsche Weinstrasse (ruta del vino alemán), establecida hace exactamente 80 años, en la región alemana de Pfalz (Palatinado) y la cual pasa por 37 ciudades y pueblos.
En la ruta Bad Durkheim es donde empiezo mi viaje en auto.
Es un moderno pueblo alemán salvado por un gran jardín botánico, una abadía medieval y las ruinas de un castillo del siglo XIII.
Justo al norte de la ciudad se encuentra la ordenada y tranquila localidad, de Kallstadt, desde donde el abuelo de Donald Trump Friedrich emigró a Estados Unidos con su esposa.
He llegado a mediados de septiembre, cuando Bad Durkheim escenifica la Wurstmarkt, que según se asegura es el festival de vino más grande del mundo, con 600.000 visitantes cada año.
Obras de arte ocultas
En cuanto a las tiendas llenas de bebedores en las largas bancas, las bandas de música oom-pah y las atracciones de feria, me recuerdan al Oktoberfest.
¿Cómo es que tan poca gente fuera de Alemania sabe sobre la Weinstrasse y sus fiestas?
Los alemanes parecen reacios a anunciarlo.
¿Por qué? Una pista se encuentra casi oculta en la iglesia de Bad Durkheim, la Ludwigskirche, donde un mural detrás del altar representa la crucifixión de Jesús.
Sorprendentemente, nadie se dio cuenta al momento que fue pintado que uno de los ladrones que fue crucificado con Jesús se ve inequívocamente como Adolfo Hitler, con bigote y todo.
El artista, Paul Thalheimer, pintó eso en 1935 antes de que él se viera obligado a huir de la Alemania nazi, donde posteriormente se le impuso una prohibición como artista degenerado.
Su aparente acto de desafío coincidió con la idea genial del jefe del partido nazi local, Josef Burckel, en cuanto a convertir el área en un centro de enoturismo.
Esta historia de fondo ha hecho que la ruta Weinstrasse sea conocida como algo con “cierta genialidad con una procedencia problemática”.
En 1935, Burckel enfrentó dos problemas.
En primer lugar, el comercio del vino en la región circundante Pfalz estaba en manos de los comerciantes judíos a quienes les prohibieron trabajar en el Tercer Reich.
En segundo lugar, las extraordinarias cosechas de 1934-1935 condujeron a una caída en los precios.
Sueño de vinos
Así que, Burckel soñaba con una ruta de vinos que conectara las principales bodegas en la orilla izquierda del Rin.
Esta recorría 85 kilómetros (53 millas) desde el pueblo de Bockenheim a Schweigen en la frontera francesa.
Burckel inauguró la Weinstrasse con un discurso en Bad Durkheim el 19 de octubre de 1935.
Luego de eso, llevó a cabo una caravana de 800 vehículos al día siguiente y una fuerte promoción del vino en las ciudades alemanas.
El concepto fue un éxito.
Las ventas de vino se dispararon.
Hoy en día el Weinstrasse es tan idílico como lo era entonces, pasando por viñedos en pendientes a la sombra de almendros, higueras y castaños.
Serpentea a través de pueblos bien cuidados con calles estrechas y empedradas, contemplados por casas de piedra y balcones con desbordantes geranios rojos.
Deidesheim es el pueblo más llamativo y pintoresco en la ruta que es el hogar de la venerable bodega von Buhl.
“Pfalz ha tenido un récord de altibajos en la producción de vino”, dice Klaus Kusters, el gerente de ventas al por menor, mientras servía un excelente Riesling. “Después de la guerra optaron por la cantidad y la calidad tocó fondo.
“Las décadas de 1970 y 1980 fueron los días de Blue Nun y del Black Tower, los vinos de supermercados comercializados a través de anuncios de televisión en Estados Unidos y el Reino Unido”.
“Los rendimientos eran astronómicos… hasta 18.000 botellas por hectárea, mientras que en la actualidad se limitan a un máximo de 9.000. Menos uvas, sabor más fuerte”.
Afortunado accidente
La década de 1990 fue el punto de inflexión para los vinos Pfalz.
Los productores de vino se dieron cuenta que tenían que competir a nivel mundial solo en cuanto a la calidad.
La UE también obligó a Alemania a poner fin a sus prácticas restrictivas
Anteriormente, un productor de vino había sido procesado por el delito muy alemán de cultivar uva Chardonnay en una zona de la variedad Riesling.
Neustadt es la metrópoli de vinos de la ruta Weinstrasse, la cual está llena de casas de madera al lado de edificios barrocos y una iglesia dividida en una mitad protestante y otra católica.
Hans-Christian Stolleis solo tiene 23 años, pero ya está activo en el negocio de vinos de su familia en las afueras de Neustadt.
Él acaba de regresar de Berlín, donde los vinos familiares fueron servidos en el “Burgerfestival” ofrecida por la presidencia alemana, una fiesta a la que asisten 6.500 personas y donde los ciudadanos alemanes son honrados por su compromiso con el servicio civil.
El viñedo Stolleis, el cual alguna vez producía vinos por designación de la Corte de Baviera, ahora cultiva, entre otros, Auxerrois, la variedad de uva extraordinariamente poco común, una versión ligeramente más dulce de la Pinot Blanc.
“En 1957, sembramos Pinot Blanc y la variedad Auxerrois fue mezclada por accidente”, explica Stolleis.
“Algunas uvas siguieron madurando anticipadamente. Hace quince años finalmente analizamos su ADN y descubrimos las dos variedades diferentes”.
Generación Pfalz
Stolleis forma parte de una nueva ola de viticultores que se hacen llamar Generación Pfalz, quienes tienen el vino en su sangre.
En el 2015, ellos lanzaron un concurso entre 70 bodegas cuyos propietarios eran menores de 40 años de edad.
Dos de los ganadores, Andreas Grimm, de 37 años, y Johannes Julg, de 28 años, son propietarios de viñedos en Schweigen, al extremo sur de la Weinstrasse (Weingut Grimm y Weingut Julg).
Aquí, en la frontera francesa, Burckel erigió una Puerta del Vino en octubre de 1936.
El monumento triunfal sigue en pie, pero ahora lleva algunos grafiti hechos posteriormente: un mapa más o menos elaborado de Texas con el nombre de Jere Wills y la fecha 3-45, cuando las fuerzas estadounidenses ocuparon la región.
Alsacia está a solo unos cientos metros de distancia y cruzamos hacia y desde Francia mientras visitamos los viñedos.
Toda la charla está relacionada con la próxima cosecha.
Andreas prueba sus uvas Pinot.
Perfectamente maduras… las recogerá mañana.
Aunque la zona es famosa por la variedad Riesling, los vinos Pinot Noir de Grimm y Julg son los que encontré realmente excepcionales.
“El vino es nuestra pasión aquí en Pfalz”, dice Julg. “Nuestra generación se siente encantada de charlar e intercambiar ideas”.
“Todos nos conocemos. Traemos nuestros propios vinos para barbacoas, para beberlos y criticarlos. Trabajamos juntos y no unos contra otros”.
Ochenta años después de que naciera la ruta Weinstrasse, el fervor y el entusiasmo de los jóvenes y la calidad excepcional de los vinos finalmente están eclipsando sus orígenes problemáticos.
Ya era hora.
Visita a la ruta Weinstrasse
La mejor manera de visitar la zona es volar a Frankfurt y alquilar un auto en el aeropuerto. Toma la Ruta del Vino en Bad Durkheim, a 105 kilómetros al suroeste. A partir de ahí, solo debes conducir 61 kilómetros para llegar a la Puerta del Vino en Schweigen.
También puedes tomar el tren a Mannheim desde la estación central de Frankfurt (35 minutos). El tranvía S4 va desde Mannheim a Bad Durkheim (50 minutos). Otro tranvía de Mannheim, S1, va a Neustadt. También encontrarás autobuses y trenes locales que se dirigen a la mayoría de los pueblos de Neustadt.
La mejor época para hacer la visita es en septiembre u octubre, cuando se están llevando a cabo todas festividades del pueblo y ofrecen nuevos vinos a precios de hipermercado.
John Malathronas es un escritor de viajes y fotógrafo que reside en Londres. Él ha escrito o co-escrito 15 libros, entre ellos “Michelin Green Guide to Austria”.