El exgobernador de Florida y aspirante a la candidatura republicana a la presidencia de EE.UU., Jeb Bush.

(CNN)– La campaña presidencial de Jeb Bush enfrenta una crisis existencial a gran escala.

El intento del exgobernador de Florida por reanimar sus expectativas de llegar a la Casa Blanca durante el debate republicano del miércoles al arremeter contra su antiguo protegido, el senador Marco Rubio, resultó contraproducente.

En lugar de eso, su desempeño carecía de pasión, fuego e inspiración, para que luego del debate continuara con una entrevista en la que se mostró irritable, lo que solo empeoró una noche que terminó siendo desastrosa para Bush.

Bush ya estaba pasando apuros al entrar al debate… mientras luchaba con sus bajas cifras en las encuestas y una débil base en los estados de votación temprana.

Pero su desempeño solo confirmó y profundizó las percepciones y las preguntas sobre su resistencia para la contienda. Además, Bush ya está tratando de ahuyentar el mal olor de la decadencia que rápidamente se esparce alrededor de las campañas que van perdiendo.

“El fin no está cerca… la vida es buena”, le dijo él a los periodistas en Nuevo Hampshire el jueves.

Pero cuando un candidato es forzado a hacer tal declaración y cuando las clases políticas empiezan a preguntar acerca de qué tanto tiempo puede permanecer una campaña en la contienda, estas nunca son buenas noticias.

“Creo que su campaña se mantiene con soporte vital”, dijo Ford O’Connell, un consultor político republicano que actualmente no está afiliado a un candidato presidencial de 2016.

El exgobernador de Minnesota, Tim Pawlenty, un republicano que se postuló sin éxito para la Casa Blanca en 2012, dijo que Bush había demostrado un “desempeño inferior” todo el tiempo, y ahora necesitaba una solución rápida.

“Él va a tener que mejorar su juego o el mercado se va a alejar de él”, dijo Pawlenty en CNN.

David Axelrod, un antiguo gurú político demócrata que ahora es un analista de CNN, dijo que Bush toleró una “noche terrible”.

“Creo que esto lo colocó en una posición muy peligrosa”, dijo Axelrod.

El viaje de Bush a Nuevo Hampshire fue planificado a fin de aprovechar el esperado ímpetu después del debate en Boulder, Colorado, y para lanzar el talento tipo evangelista que John McCain evocó en la campaña de 2008.

En cambio, el viaje está siendo eclipsado por una autopsia de parte de los medios de comunicación no solo respecto al desempeño de Bush en el debate sino de toda su campaña.

“No está en soporte vital, tenemos la mayor cantidad de dinero, tenemos la más grandiosa organización. Vamos a estar bien”, dijo Bush en Portsmouth, Nuevo Hampshire.

Bush también llevó a cabo un evento para conocer y saludar a los partidarios y apareció junto con una pancarta que decía “Jeb lo puede arreglar”, la cual tenía el objetivo de hacer referencia a su promesa de hacer que Washington funcione de nuevo, pero a la luz de la noche del miércoles, este más parecía un comentario irónico en la necesidad de reanimar su campaña.

Mientras que Bush posee la capacidad financiera, la organización y el apoyo de un super PAC para mantenerse en la contienda, tarde o temprano él deberá demostrar un auténtico ascenso en las cifras de las encuestas, ya que los votos para las nominaciones primarias están proyectados para llevarse a cabo en tan solo tres meses.

La magnitud del desafío de Bush tiene sus raíces en el hecho de que las deficiencias que fueron expuestas el miércoles por la noche, y que se evidencian a lo largo de su campaña, no parece que puedan repararse con facilidad.

Estas se centran en el propio candidato y en la percepción de fracaso que ahora persigue a una candidatura que evidentemente sufre por las expectativas iniciales excesivamente altas. Él debería preocuparse de que los donantes que alimentaron la máquina de recaudación de fondos en el centro de su candidatura pronto empezarán a dudar de él… o buscarán un candidato más dinámico en otro lugar.

La noche del jueves, Bush sostuvo una conferencia telefónica con donantes, presidentes de campaña estatales y otros líderes clave. Dos participantes de la conferencia dijeron que Bush reconoció que podría haberlo hecho mejor en el debate, pero se mostró confiado en el plan y la estrategia de su campaña.

Ellos describen el estado de ánimo como para preocuparse no para entrar en pánico. Uno de los participantes señaló que muchos de los partidarios de Jeb han estado a través de otros ciclos de campaña y no son del tipo que “huyen y se esconden”.

Pero, según dijo el participante: “eso no significa que no existan preocupaciones reales”.

Luego está la cuestión de cómo Bush puede mejorar su técnica en los debates pues solo quedan dos semanas para el próximo enfrentamiento republicano y este ya se perfila como una prueba en la que estará sometido a un ambiente más implacable.

El jueves por la noche, al hablar en New London, Nuevo Hampshire, un periodista le preguntó a Bush qué iba a hacer para mejorar en los debates.

“Mira, tenemos todavía ocho debates más”, dijo, y luego añadió en tono sarcástico: “Vamos a tener que hacer lo que hacen otros candidatos, que es interrumpir de manera grosera, no contestar las preguntas que se formulan y, con suerte, los moderadores del debate en realidad también harán preguntas más sustanciales. Esto va bien”.

Luego se le preguntó si se estaba divirtiendo, a lo que respondió: “¡Claro! Me he divertido mucho”.

Abrir la puerta para otros

Tal vez el aspecto más preocupante para Bush es que su desempeño ha abierto la puerta para que otros… especialmente Rubio, quien recibió muy buenas críticas tras el debate y quien ahora amenaza con usurpar el lugar de Bush como el candidato superior del ‘establishment’ republicano.

“La agitación del ‘establishment’ en torno a Rubio ahora… va a ayudarle a continuar en ese ascenso lento y constante hasta llegar a esa posición en las encuestas dentro del carril del ‘establishment’”, dijo Kevin Madden, uno de los exasesores principales de Mitt Romney, quien ahora es un analista de CNN.

El enfrentamiento entre Rubio y Bush podría tornarse en una de las instantáneas más esclarecedoras de la campaña… porque en ese momento, las debilidades de un hombre fueron exacerbadas por las fortalezas de otro.

En un ataque evidentemente coreografiado, Bush aprovechó las denuncias que mostraban que, en su deseo de mejorar su campaña presidencial, Rubio había descuidado su trabajo real y había decepcionado a los floridanos con su escaso historial de votos en el Senado.

Pero Rubio soltó un feroz contraataque, en un cuadro vivo casi shakesperiano de un protegido desdeñando a su mentor, el cual muestra la despiadada astucia, el instinto asesino y la voluntad de hacer cualquier cosa en medio de su búsqueda de la victoria, lo cual Bush parece no tener.

“La única razón por la que estás haciendo eso ahora es porque nos hemos postulado para el mismo puesto y alguien te ha convencido de que atacarme a mí te ayudará”, dijo Rubio.

La estocada fue tan devastadora porque golpeó a Bush respecto al hecho claramente obvio de que él desdeña la política despiadada, que está tratando desesperadamente de encontrar un equilibrio en la campaña y que su corazón realmente no estaba en el ataque.

La analista de CNN Ana Navarro, que conoce bien a los dos hombres, dijo que el intercambio hizo que le dolieran los dientes. Aunque argumentó que Bush seguía siendo la persona mejor calificada en el escenario para ser presidente, ella admitió que él necesitaba lograr una rápida recuperación.

“Él tiene que encontrar una manera de despedazar, asesinar y dejar bien muerto a este monstruo de los debates”, dijo.

Un partidario clave de Bush en Nuevo Hampshire, dijo, bajo condición de anonimato, que creía que su candidato aún podría lograr un regreso, y dijo que el formato de debate no hizo mucho para ayudar a Bush o para exhibir sus competencias de política o sus habilidades para resolver problemas.

“Él va a hacer lo que tenga que hacer en el lugar… cuando esté de visita en Nuevo Hampshire y se mantenga conectado con las personas”, dijo el partidario.

En una entrevista con Dana Bash de CNN, posterior al debate, Bush implícitamente admitió que le falta el histrionismo que le ayuda a los candidatos a prosperar en los escenarios de debate y parecía frustrado mientras se quejaba de que los moderadores CNBC hicieron una pregunta sobre el fútbol de fantasía y no abordaron las cuestiones reales importantes.

“No, no frustrado”, le dijo Bush a Bash, aunque su delgada sonrisa y su comportamiento parecían indicar lo contrario.

“Me he postulado para la presidencia de Estados Unidos. Me he postulado con el corazón. Yo no soy un artista. Si están buscando un animador en jefe, probablemente no soy esa persona”, dijo.

Bush parece ignorar el hecho de que el desempeño es fundamental para la política, según algunos observadores.

“Parte del liderazgo es inspirar y en este mundo de los medios de comunicación, noticias y política, tienes que ser una fuente de inspiración”, dijo Pawlenty.

“Él va a tener que mejorar su juego porque en el debate de anoche y aún antes, la respuesta fue que no era lo suficientemente inspirador”.

Y su declaración cuando habló con Bash en cuanto a que si los votantes están buscando un conservador orientado a la reforma con un historial comprobado de resultados, él es el candidato ideal, apuntaba a un problema más profundo para Bush. En pocas palabras, en un año en que los candidatos externos han capturado el Zeitgeist, los votantes simplemente aún no creen lo que él está intentando trasladar.

Bush rechaza esa crítica: “Ellos lo creen, ahora mismo en Nuevo Hampshire… Más gente lo creerá en la medida en que luchemos más”, dijo Bush el jueves.

Sin embargo, muchos observadores creen que Bush podría ser una víctima de la mala sincronización y que, por tanto, sus problemas podrían ser insuperables.

“En muchos otros ciclos, Jeb podría haberse postulado y ganado, pero teniendo en cuenta el tipo de corriente para los forasteros políticos y los fantasmas de su apellido, esto es simplemente muy difícil”, dijo O’Connell.

“No importa lo que él dice, él se muestra como alguien privilegiado o con derecho… él sencillamente no parece ser capaz de superarlo”.

Ashley Killough y John King contribuyeron con este reporte.