(CNN) – ISIS podría ser el “rostro de la maldad”, pero el presidente Barack Obama está determinado a que eso no lo privará de su sitio en la historia.
El lunes, Obama dejó claro en una conferencia individual de prensa en Turquía, en la que por momentos se le vio irritable, que ni siquiera la sangrienta masacre de ISIS a través de París –que abrió un nuevo capítulo alarmante en la guerra del terrorismo– provocará que abandone uno de los pilares de su visión del mundo: la insistencia en que Estados Unidos debe evitar las incorregibles guerras en las tierras de Oriente Medio.
Pero sin apartarse de sus armas ideológicas a fin de ser un presidente que termina las guerras, en lugar de comenzarlas, y para demostrar que Estados Unidos puede defender sus intereses sin enviar miles de tropas terrestres, corre el riesgo de que su legado sea definido por los eventos violentos sobre el terreno, por los cuales los críticos puedan culparlo de falta de voluntad para adaptarse a las nuevas realidades.
Aun así, si un mundo conmocionado tenía la esperanza de escuchar un reconocimiento de culpa, grandilocuentes juramentos de venganza o una demostración pública liberadora de emoción de parte del presidente estadounidense, este quedó decepcionado con su primera aparición pública importante desde el horror que asoló la ciudad de la luz.
Lo que vio, en cambio, fue una fría definición del interés nacional estadounidense, un reconocimiento pragmático de que no todos los ataque serán detenidos y una insistencia de parte de Obama respecto a que su estrategia para combatir a ISIS está funcionando a pesar de que la evidencia muestre lo contrario.
“Vamos a continuar con la estrategia que tiene la mejor probabilidad de funcionar, a pesar de que esta no ofrece la satisfacción, creo, de un lindo titular o una solución inmediata”, le dijo Obama a los periodistas en la cumbre G20 de líderes mundiales.
Y advirtió –en referencia a los republicanos en casa– que sería “un error” poner más soldados en tierra enemiga para erradicar a ISIS, al usar aparentemente el razonamiento de que una fuerza de soldados en tierra enemiga a gran escala pronto enfrentaría el mismo tipo de atolladero que los soldados estadounidenses soportaron durante una década en Iraq.
En efecto, Obama mantuvo una firme posición en contra de una participación estadounidense más profunda en la guerra civil de Siria –cuyo caos ha permitido que ISIS prospere– que él tratará de defender en los últimos 14 meses de su presidencia.
Mientras tanto, los oponentes políticos de Obama tratarán de convencer a los votantes de 2016 de que el presidente no solamente subestimó el potencial mortífero del grupo sino que su negligencia en cuanto a hacer uso de una estrategia más agresiva ahora presenta un grave peligro para la seguridad nacional.
Toda una presidencia en un instante
La sesión de 61 minutos del lunes ante las cámaras nos dio un atisbo de toda la presidencia de Obama en un instante, la cual contiene sus reflexiones sobre la naturaleza de la guerra, las teorías acerca del uso correcto de la fuerza militar estadounidense, las intensas bofetadas políticas contra sus oponentes en casa y las percepciones del propio carácter del comandante en jefe.
Fue uno de los momentos fundamentales de una presidencia que se ha tambaleado de crisis en crisis, como también bajo el asedio político y ante los ojos del mundo, Obama estaba de pie solo en el escenario y defendió una política que lucha contra una nueva amenaza virulenta y que pocos políticos y expertos fuera de su administración creen que está funcionando.
‘Como es común en su época política polarizada, Obama ofreció mucho a fin de satisfacer a sus partidarios y para enfurecer a sus críticos’.
Un partidario de Obama habría visto a un estadista intelectual que de manera desapasionada hablaba de política de sentido común y que actuaba según una agenda de la historia en lugar de hacerlo con una acción automática o con una retórica de tipo duro adaptada al ambiente de los medios de comunicación modernos.
Y mientras hablaba de visitar a las tropas mutiladas bajo su período, Obama hizo alusión a la dolorosa decisión que un comandante en jefe debe tomar y los límites del poder estadounidense en la época posterior a la guerra de Iraq.
Pero aquellos que lo ven como débil y carente de la fortaleza pública que algunas veces se requiere de un presidente estadounidense, también habrán confirmado su creencia en cuanto a que Obama porfiadamente rechaza reconocer que el mundo está al borde de una nueva insurgencia terrorista a nivel mundial que requiere de una acción audaz.
Además, los opositores que creen que Obama socava la posibilidad para el uso de una fuerza limitada pero potencialmente efectiva al pintar la situación como que toda las acciones militares igualan el vasto despliegue de infantería, también habrán visto poco que pueda haber calmado su frustración.
Obama, de hecho, describió a ISIS como “el rostro de la maldad” y dijo que la “brutal organización terrorista” necesitaba ser destruida. Además, hizo notar que habían banderas que ondeaban a media asta en casa en reconocimiento de la agonía en Francia, el aliado más antiguo de Estados Unidos.
Pero su aspecto apenas y podría haberse descrito como un llamado a defender a las naciones occidentales que se preguntan quién será el siguiente en la lista negra de ISIS. Para un presidente que se hizo un nombre con una elevada retórica, su conferencia de prensa fue perceptiblemente corta en sus declaraciones al estilo Churchill en cuanto a determinaciones o promesas de que el mundo civilizado triunfaría sobre este peligro mortal.
Eso en parte se debe al estilo personal del presidente –él siempre se ha resistido a consentir lo que él percibe como gestos políticos para el momento y vacíos– a pesar de que otros comandantes en jefe estadounidenses han visto tal conducta como una parte vital del kit de herramientas teatrales de la presidencia.
Pero en estos días, el presidente también evidencia una insidiosa frustración. Con su cabello que ahora se ve canoso y su frágil paciencia en el ocaso de su presidencia, la reserva de ideas de Obama para enfrentar una nueva amenaza parece estar quedándose seca.
Y él traicionó la exasperación, arremetiendo contra los enemigos políticos en casa, incluso desde su elevada posición en el escenario mundial. Él se veía visiblemente irritado por las preguntas de los periodistas, todas las que básicamente se resumían en: “Sr. presidente, acaso sus políticas son un desastre?”
La conferencia de prensa, que es parte de un recorrido mundial de Obama que ahora lleva al presidente al Sudeste Asiático, llega en un momento en que la vehemente negativa del presidente para adoptar nuevos enredos estadounidenses en el Oeste Medio enfrenta su prueba más agotadora, desde la amenaza creciente de ISIS en el extranjero hasta las políticas cambiantes de la guerra contra el terrorismo en casa.
Pero Obama, quien en 2009 heredó una nación cansada de la guerra y quien trajo a casa a la mayoría de las tropas en Iraq y Afganistán mientras que declara que la “marea de la guerra está retrocediendo”, está firme respecto a que no cambiará su estrategia ahora, a pesar de una ola de críticas.
Crítica republicana
El lunes, su rival electoral de 2012, Mitt Romney, advirtió que si Obama no cambiaba de estrategia, Estados Unidos podría ser el siguiente en la lista. Otro crítico, el candidato presidencial del Partido Republicano y senador por Carolina del Sur, Lindsey Graham, predijo que se acercaba “un 9/11” y se unió con otro enemigo vencido de Obama, el Senador republicano por Arizona, John McCain, para exigir el aumento de tropas en Siria a fin de sacar a ISIS de la nación desgarrada por la guerra civil.
Incluso la favorita demócrata, Hillary Clinton, quien mantiene a Obama cerca en la campaña electoral, de manera implícita reprendió a su antiguo jefe el sábado al decir que se debería hacer más para vencer a ISIS.
Pero Obama –quien alguna vez se refirió a ISIS como un equipo universitario junior y la semana pasada insistió en que había sido contenido– rechazó el lunes la percepción de que su enfoque estaba fallando al considerar los recientes atentados en París, Beirut, Iraq y en un avión ruso, por todos los que ISIS asumió la responsabilidad.
“Tenemos una estrategia integral mientras usamos todos los elementos de nuestro poder: militar, de inteligencia, económico, de desarrollo y la fuerza de nuestras comunidades”, dijo en Antalya.
Mientras tanto, la Casa Blanca apunta a recientes victorias sobre el terreno en Siria, las cuales se le atribuyen a las tropas kurdas apoyadas por la fuerza aérea estadounidense como prueba de que la operación está erosionado al autodeclarado califato de ISIS que se extiende a lo largo de Siria e Iraq.
En declaraciones que a algunos en Francia les pudieran parecer improvisadas, Obama argumentó que: “los terribles acontecimientos en París fueron, obviamente, un terrible y escalofriante revés”.
Sin embargo, agregó: “A pesar de que lloramos junto a nuestros amigos franceses, no podemos perder de vista que se están haciendo progresos”.
Para los críticos de Obama, quienes creen que ISIS ha dejado de ser una amenaza regional y se ha convertido en un grupo extremista voraz que ahora extiende sus tentáculos a través de Libia, Egipto, Paquistán, Afganistán y en otros lugares, y que está lanzando ataques con un gran número de víctimas en las ciudades occidentales, tales observaciones son totalmente engañosas.
Su actitud parecía contrastar con la retórica de línea dura de Francois Hollande, quien el lunes se dirigió a una reunión del parlamento de manera extraña para un presidente francés, al decirle al organismo que Francia ahora está en guerra.
“Él ve el mundo como le gusta verlo, como una fantasía”, dijo el candidato presidencial republicano, Chris Christie, el fin de semana, al unirse a un coro creciente de candidatos republicanos que buscan usar el crecimiento de ISIS para un levantamiento político.
Los observadores no partidistas también ven un abismo entre la posición de Obama y la creciente realidad de ISIS como una amenaza a nivel mundial. Después de todo, el grupo ha forjado un campo de entrenamiento en Iraq y Siria mucho más grande que el de al Qaeda en Afganistán antes de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Una estrategia bajo asedio
“Frente al terrible terrorismo que hemos visto en París, Beirut y Ankara, es evidente que la estrategia no está funcionando”, dijo el analista de terrorismo de CNN, Paul Cruickshank.
“Seguro, ellos han reducido un poco el territorio que ISIS controlan en Siria e Iraq. Pero este es un grupo que ahora usa esos países –un refugio grande y seguro allí– como una plataforma para el terrorismo internacional”, dijo, al calcular que es “el grupo terrorista más rico en la historia, el cual cuenta con decenas de millones, si no más, en el banco” y que cuenta hasta con 6.000 reclutas europeos que ingresan.
“No creo que este haya sido el discurso que las personas en París hoy quisieran escuchar”, dijo.
Sin embargo, la Casa Blanca ha argumentado desde hace tiempo que una lección clave de la sangrienta ocupación estadounidense de Iraq es que los ejércitos estadounidenses –incluso los que tienen cientos de miles de soldados– no pueden mantener unida a una región de Oriente Medio que se está astillando.
El Presidente le ha dicho a menudo a sus asesores en privado que la situación en Siria es tan grave que ningún cambio repentino de política podría hacer una diferencia tangible… y la Casa Blanca señala indignada que los aviones estadounidenses han volado en miles de misiones de combate sobre Siria e Iraq para combatir a ISIS.
Pero a pesar de su ambivalencia, Obama parecía disfrutar la oportunidad en Turquía para atacar a los rivales políticos críticos de su estrategia, al pronunciar algunas de sus líneas más apasionados en un reproche implícito de que ellos verían las cosas mucho más difíciles si estuvieran sentados detrás del escritorio de la Oficina Oval.
“Lo que no hago es tomar acciones, ya sea porque funcionarían políticamente o porque, de alguna manera, de manera abstracta, harían que Estados Unidos se viera implacable”, dijo Obama.
“Algunos de ellos parecen pensar que si yo tan solo fuera más beligerante al expresar lo que estamos haciendo, eso podría hacer una diferencia”, dijo de sus críticos, una crítica implícita de varios candidatos presidenciales del Partido Republicano.
Pero la manera rápida en la que los ataques de París han influido en la contienda presidencial que ha estado dominada desde hace tiempo por los fuegos artificiales del magnate de bienes raíces, Donald Trump, y el desafío de los candidatos “forasteros” es un recordatorio de que las condiciones políticas pueden cambiar.
Ciertamente, los candidatos como el exgobernador de Florida, Jeb Bush, quien está luchando por un punto de apoyo en un proceso de primarias republicanas en el que la retórica belicista vende, así lo creen.
Bush le dijo a Fox News el lunes que a pesar de todo su esfuerzo por evitar enredos en el Oriente Medio, Obama en realidad estaba conduciendo a Estados Unidos a un “atolladero” porque carecía de una estrategia para eliminar a ISIS.
Esta fue una muestra de la clase de políticas que podrían aumentar la presión sobre el presidente para que cambie de rumbo en los próximos meses si la crítica pública de su política se intensifica.
Así que, a pesar de su determinación del lunes de seguir con su estrategia actual contra ISIS, el presidente electo para acabar con las guerras podría pasar su último año luchando para cortarle el paso a otra incursión de Estados Unidos en el Oriente Medio.