(HLN) – Muchos piensan que los dulces, las galletas y el pan son alimentos adictivos. Comerlos genera el deseo de más; un demonio al que es difícil resistirse. Ahora llega la noticia que el queso crea el mismo impulso. Los investigadores comparan esta ansiedad con la de la cocaína.
Un estudio de la Universidad de Michigan revela que la manera en la que el queso es procesado —al utilizar la caseína, una proteína que está presente en la leche— crea un efecto opiáceo durante la digestión.
A 500 estudiantes les pidieron que clasificaran los 35 alimentos “más relacionados con comportamientos similares a una adicción en cuanto a la comida”. Los alimentos altamente procesados estaban vinculados a un mayor deseo por dichos alimentos, y a comerlos sin discriminación. El contenido de grasa se encuentra entre los indicadores de “calificaciones de alimentos problemáticos”. La mayoría de quesos tiene un contenido de grasa de medio a alto. Entre ellos está el brie, el camembert, el feta, el cheddar, el queso crema y el Stilton.
La carga glucémica es otro factor. Esta mide la manera en la que el azúcar de la sangre en el cuerpo se ve afectado por el consumo de carbohidratos. El queso se encuentra en los niveles superiores de la escala, ya que contiene lactosa, un tipo de azúcar. El azúcar es un carbohidrato. Los alimentos con una alta carga glucémica parecen ser más adictivos, según los investigadores.
La coautora del estudio Nicole Avena dice lo siguiente: “Esto podría ayudar a cambiar la forma en la que abordamos el tratamiento de la obesidad. Podría no ser una simple cuestión de ‘reducir’ el consumo de ciertos alimentos, sino de adoptar métodos utilizados para frenar el hábito de fumar, beber y el consumo de drogas”.
La investigación podría explicar por qué la pizza y los dulces son adictivos, y por qué el salmón, el arroz integral y otras comidas no procesadas no lo son.