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(CNN) – En el último año y medio, Ben Schlappig ha sido esencialmente un hombre sin hogar. El estadounidense de 25 años de edad no tiene dirección fija ni las llaves de entrada a su propia casa. ¿Por qué molestarse en pagar renta, afirma, cuando siempre ha tenido una cama a tan solo a un pasaje de primera clase de distancia?

Schlappig es un “aficionado”, como le llaman los que participan en el juego… un viajero profesional con una atención casi obsesiva a las letras pequeñas, quien usa una mezcla de millas de viajero frecuente y puntos de recompensa de tarjetas de crédito, para volar alrededor del mundo por una fracción del costo.

Y en la clase de lujos en que los simples mortales solo pueden soñar.

Desde que empezó a acumular millas aéreas hace un poco más de una década –sí, él tan solo tenía catorce años cuando comenzó esto–, Schlappig dice que nunca ha volado en clase económica en un vuelo internacional.

Lo cual no es una simple hazaña, considerando que el originario de Nueva York normalmente vuela 400.000 millas al año… lo suficiente para circunnavegar el mundo 16 veces. Schlappig pasa un promedio de cuatro horas por día en un avión y toma al menos un vuelo internacional por semana.

Cuando está en tierra, el graduado en marketing descansa su cabeza en hoteles igual de opulentos… aunque no le gusta pasar más de tres días en un lugar.

“El avión se siente como mi hogar ahora”, dice Schlappig, hablando por teléfono desde Los Ángeles, donde típicamente se prepara para volar a Madrid al día siguiente.

“Me siento como en casa en primera clase de Emirates, como lo hago en cualquier otro lado. Conozco cada aspecto de los asientos; existe cierta familiaridad con el personal; tiendo a encontrarme con las mismas tripulaciones”.

De hecho, si te desplazas a través de la cuenta de Instagram de Schlappig encontrarás foto tras foto de lujos obscenos a bordo… duchas de spa adornadas con toques de mármol; suites privadas con camas dobles; comidas con servicio de plata con suficiente champán como para llenar de envidia a sus 36.000 seguidores.

Pero, tal y como Schlappig se apresura a señalar en su blog enormemente popular llamado “One Mile at a Time” (Una milla a la vez), este nivel de opulencia no está fuera del alcance del viajero promedio… ellos solo deben estar preparados para hacer su investigación.

“Si fuera fácil y simple, entonces todo el mundo lo haría”, dice, y añade que los aficionados son personas que “disfrutan de leer las letras pequeñas”, y que van desde estudiantes universitarios hasta octogenarios.

“Creo que muchas personas son escépticas porque en la vida se nos enseña que no hay tal cosa como un almuerzo gratis, y si eso se escucha demasiado bueno como para ser verdad, entonces probablemente lo es”.

Juntar millas es una cosa… canjearlas es “donde se pone difícil”, dijo Schlappig.

“Las líneas aéreas deliberadamente hacen que el canje de esas millas sea extremadamente difícil, porque quieren que sigas enganchado con el programa”.

Y si alguien está dispuesto a hacer un esfuerzo adicional para maximizar sus puntos, este es Schlappig, quien se quedó “voluntariamente sin hogar” el año pasado, después de dejar su apartamento de Seattle para siempre.

Su obsesión comenzó cuando era un niño de 14 años, cuando vio un volante de United Airlines que ofrecía 5.000 millas adicionales por cada segmento de vuelo.

Schlappig convenció a sus padres de que lo dejaran pasar el verano volando a través de todo el país para acumular puntos, con la promesa de que su próximo viaje para visitar a la familia en Alemania lo harían con un pasaje en primera clase.

Para finales del verano, el adolescente rara vez había salido del aeropuerto, algunas veces haciendo ocho vuelos durante un solo fin de semana, y terminó con un estatus élite en la aerolínea.

¿Cómo diablos convenció a sus padres de una misión tan extrema?

“Mi hermano mayor falleció cuando era joven y antes de eso, mis padres siempre estuvieron muy enfocados en la educación y en tener éxito en el futuro”, explicó Schlappig.

“Después de eso, ellos se comportaron conmigo como diciéndome: ‘Bien, tienes que disfrutar de tu vida’, y además, vieron que esto era algo por lo que yo estaba realmente apasionado. No creo que ellos alguna vez pensaran que podría convertirlo en una carrera. Era tan solo una obsesión infantil”.

Pero cuando tu hogar siempre es el hotel más cercano, ¿eso no provoca que mantener relaciones sea algo difícil?

“Francamente, me es difícil mantener relaciones incluso cuando estoy en el mismo lugar”, dice Schlappig. “Así que eso es difícil, pero mis buenos amigos entienden lo que hago. En cuanto a las relaciones románticas, eso es un poco más difícil.

“Pero la parte extraña es que hago amistades con personas que trabajan en todo los lugares que frecuento. Es posible que las vea una vez a la semana durante dos minutos en cada ocasión, pero de una manera extraña, continúas la relación en donde la dejaste”.

Incluso después de volar unos cinco millones de millas en su vida, Schlappig dice que él está tan impresionado por la experiencia como lo estaba cuando tenía seis años.

“Me quedo igual de asombrado cuando veo un atardecer desde el cielo”, dice él.

“Cada vez, mis ojos se quedan pegados a la ventana… y eso es algo que creo que nunca cambiará”.

Tres maneras de ganar millas

1) Esquemas de recompensa de tarjetas de crédito

“En Estados Unidos, las compañías de tarjetas de crédito tienen programas muy lucrativos en los que ofrecen grandes bonos cuando te registras. Así que puedes conseguir de 50.000 a 75.000 millas con solo solicitar una tarjeta de crédito y cumplir con una cantidad mínima de gasto”, dijo Schlappig.

2) Acumulación de millas por viajes

“Esto es, básicamente, volar con el propósito de reunir millas. Así que encuentro tarifas baratas y entonces viajo a cualquier lugar hacia donde esas tarifas me lleven –Shanghái, Beijing, Hong Kong, en dónde pueda ser– y ganas más millas por eso que por el dinero que estás pagando por ese pasaje”, dijo Schlappig.

3) Aerolíneas que venden millas con descuento

“American Airlines a menudo vende millas por menos de 2 centavos cada una. Mientras tanto, Etihad tiene el A380 que vuela a Londres (que es el que cuenta con el primer apartamento de primera clase del que todo el mundo siempre habla). Así, por ejemplo, podrías comprar 40.000 millas de American por menos de 2 centavos cada una y usarlas en un apartamento de primera clase en Etihad”, explicó Schlappig.

“Básicamente, estarías pagando 800 dólares por un pasaje de primera clase de Londres a Abu Dabi. Pero si estuvieras pagando en efectivo, eso te costaría cerca de 5.000 dólares”.