Santo Domingo (CNN Español) – Cada domingo, un rinconcito de la concurrida calle peatonal El Conde, en Santo Domingo, se transforma en un salón de clases improvisado.
¿La asignatura? Guitarra ¿Los estudiantes? Niños de la calle. Sin embargo, de vez en cuando llegan también otros interesados, ya que las clases son gratuitas y al aire libre.
Detrás del inusual proyecto en la capital de República Dominicana encontramos a Camilo Rijo Fulcar, quien toca guitarra clásica. A sus 24 años, confiesa que, luego de cada sesión, le queda “un gran sentimiento de satisfacción” al ver el avance de sus alumnos.
“Veo caras nuevas y la misma gente (que) se mantiene viniendo, o sea, estamos haciendo un buen trabajo porque si no, no vendrían el próximo domingo”, expresa con una sonrisa el joven músico.
Aunque poner en marcha la iniciativa no le fue difícil, faltaba algo más: los instrumentos para practicar. Fue así como decidió pedir ayuda a través de las redes sociales y empezó a recibir donaciones de parte de la comunidad. Pero “cuando encontramos a niños que tienen gran interés en aprender, les regalamos una guitarra”, explica Camilo.
César Méndez fue uno de esos que mostró vocación por el instrumento de cuerdas y ya cuenta con el suyo propio. “Quiero ser músico”, dice sin titubear el jovencito.
Lo mismo ocurrió con Jeidry Rosario. Cuando “empecé a tocar guitarra no la pude soltar. Y eso me motivó, me inspiró”. Anteriormente, dice, limpiaba zapatos en las calles. Hoy, asegura haber vuelto a la escuela gracias a la influencia que han tenido en él estas clases. “El tiempo que le dedicaba a andar en las calles ahora se lo dedico a la guitarra”.
José Manuel López es uno de los músicos experimentados que se han unido a la misión de Camilo de enseñar música al aire libre. A su entender, por medio de esta disciplina, estos menores pueden cambiar sus vidas, “rescatándolos de influencias negativas y ofreciéndoles una modo de vivir”.
“Un muchacho con una guitarra es una muchacho que va a desechar una pistola, porque piensa que la pistola lo puede dañar y la música lo puede mejorar en el futuro”, indica López.
Falta más apoyo
Camilo celebra el haber llegado hasta este punto y compartir su pasión con niños de escasos recursos. Pero a su juicio, lo que ahora hace falta es apoyo de las autoridades dominicanas para expandir su proyecto social.
Y aunque espera adquirir nuevos instrumentos y material didáctico para continuar con su labor, su mayor sueño es contar con un espacio físico. “Necesitamos un local en el cual podamos tener un cuarto de ensayo, un estudio y una sala de conciertos que se pueda utilizar para personas de gran talento que no tienen recursos para costear la promoción de su arte”, dice el joven maestro.