Temas como la inmigración y la seguridad nacional confrontaron a Ted Cruz y Marco Rubio, que luchan por ser el rival de Donald Trump en las encuestas.

(CNN) – Ted Cruz y Marco Rubio finalmente se presentaron como rivales que compiten para llevar el movimiento conservador a una nueva generación. Jeb Bush adoptó una postura. Y Donald Trump dijo que no saldrá del partido.

El debate republicano de CNN el martes fue la última oportunidad que los candidatos tuvieron para brillar en 2015. Fue un enfrentamiento crucial antes de que la contienda se paralice por las fiestas de Navidad y Año Nuevo, cuando solo quedan siete semanas antes de que se lleven a cabo las asambleas electorales en Iowa.

Y mientras el primer enfrentamiento del Partido Republicano desde los ataques terroristas en París y San Bernardino, California, reveló el alcance alarmante y creciente de ISIS, el enfrentamiento en Las Vegas nos dio un adelanto de cómo un presidente republicano cambiaría la política de seguridad nacional de Estados Unidos.

Estas son cinco lecciones que aprendimos de una intensa noche en la “Ciudad del pecado”:

Cruz y Rubio luchan por ser el alma de la fiesta

Este fue el enfrentamiento que todos querían ver: Ted Cruz y Marco Rubio, los dos jóvenes príncipes de la política de centroderecha, pelearon por la corona conservadora.

Cruz se ha posicionado como el favorito del Tea Party y de los evangélicos, mientras Rubio ahora se encuentra en las primeras posiciones de las encuestas entre los favoritos del ‘establishment’. El enfrentamiento no se podía aplazar más tiempo.

Marco Rubio y Ted Cruz se perfilaron como la nueva generación del partido republicano en el debate de CNN este martes.

Los dos discutieron sobre la inmigración, la recopilación de datos por parte de agencias de inteligencia y un cambio de régimen en Oriente Medio, y ambos sacaron suficiente sangre como para permitir que sus campos afirmaran haberse llevado la victoria… y establecieron tentadores duelos futuros.

Cruz, disfrutando de su ascenso a la cima registrado por la encuesta del Des Moines Register/Bloomberg en el transcurso del fin de semana, llegó preparado para rechazar los ataques de Rubio. “Marco sabe que lo que está diciendo no es verdad”, dijo Cruz cuando rechazó un ataque por parte de su rival de Florida en relación con su voto en el Congreso para limitar los programas de vigilancia de datos masivos, los cuales son utilizados por las agencias de inteligencia para rastrear a los sospechosos del terrorismo.

En una intervención dirigida a las bases del partido, Cruz mencionó un artículo escrito por el presentador de radio Mark Levin en su defensa; así, de forma implícita trasladó el argumento de que él, no Rubio, es el conservador más genuino.

Y además, cuando Cruz acusó a Rubio de respaldar un proyecto de ley de amnistía, una vez más hizo referencia a un ícono conservador, cuando citó al presidente Ronald Reagan y dijo que “había un tiempo para elegir”.

Pero Rubio se mantuvo firme y pareció anotar puntos cuando atacó a Cruz en relación con su posición exacta para ofrecerle un camino hacia el estatus legal a los inmigrantes ilegales durante una batalla sobre el tema en el Congreso en 2013.

Rubio constantemente ha argumentado que Cruz efectivamente apoyó tal medida, una acusación que podría debilitar al senador por Texas entre los conservadores que consideran que tal apoyo es amnistía.

“Nunca he apoyado la legalización, y no pienso apoyarla”, contestó Cruz, al tomar una posición más precisa sobre el tema que nunca.

Trump: Soy un republicano

Seis meses después de haber iniciado su campaña, Donald Trump les dio a todos una noticia: definitivamente se está postulando para ser el candidato republicano a la presidencia.

El favorito del Partido Republicano frecuentemente ha inquietado a los dirigentes del Partido Republicano con la posibilidad de que podría lanzar una candidatura independiente si no era tratado de manera justa. Tal maniobra probablemente aseguraría que los demócratas retengan el control de la Casa Blanca, un tema que Hugh Hewitt de Salem Radio abordó cuando le preguntó si se quedaría en el partido.

Trump dijo que está feliz en el Partido Republicano.

“Realmente lo estoy, seré sincero. Realmente lo estoy”, dijo Trump. “Estoy totalmente comprometido con el Partido Republicano. Me siento muy honrado de ser el favorito”.

Eso al menos debería tranquilizar a los líderes del Partido Republicano que temen que Trump podría irse con su enardecida base de furiosos votantes de la clase trabajadora, y perjudicar terriblemente la posibilidad del partido de ocupar la Casa Blanca. Sin embargo, esto no eliminará los temores de algunos miembros del partido que se preocupan por el hecho de que Trump, con su retórica explosiva y sus llamados para que a los musulmanes se les prohíba ingresar a Estados Unidos, le está ocasionando serios daños a la imagen del partido.

Jeb Bush está vivo

“Me divertí”, dijo Bush, quien una vez fue el favorito del ‘establishment’ y hace mucho tiempo fue el favorito del Partido Republicano, a Jake Tapper de CNN después del debate… y en realidad parecía que estaba diciendo la verdad.

Luego de una serie de tibios desempeños en los debates, lo que coincidió con el descenso de su campaña del primer nivel y con el hecho de que fuera víctima de bullying por parte de Trump, al igual que atacado despiadadamente por Rubio, quien una vez fuera su protegido, el exgobernador de Florida finalmente se mostró listo para pelear.

Bush incluso logró afectar a Trump por primera vez y puede decir que salió de un enfrentamiento con el bombástico multimillonario con una victoria… o al menos con un empate.

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Jeb Bush: (Trump) no es un candidato serio
01:30 - Fuente: CNN

“Donald, no vas a poder abrirte camino a la presidencia con insultos”, advirtió Bush en un intenso intercambio, lo que dio lugar a que Trump se burlara de las cifras de un solo dígito de su rival en las encuestas y de sus esfuerzos por subir el nivel de energía, algo que Trump ha dicho que le falta a lo largo de la contienda.

“Es un poco de tu propia medicina, Donald”, dijo Bush, al evidentemente disfrutar de la oportunidad de atacar a quien lo atormenta, mientras molestaba a Trump en sus intentos por interrumpirlo.

Si Bush tiene la oportunidad de volver al juego, él no solo tiene que demostrar que es el posible comandante en jefe más calificado, sino que también es lo suficientemente fuerte como para enfrentarse a Trump, una hazaña que ningún otro republicano ha logrado.

A pesar de salir victorioso de los intercambios con Trump, y de ofrecer el debate más fuerte de su campaña, la siguiente pregunta permanece: ¿hay alguien que siga escuchando? A pesar de contar con enormes fondos de financiación, Bush languidece con el 3% en las encuestas nacionales.

Sus ataques contra Trump parecieron encapsular la frustración que ha soportado durante la campaña.

“Este no es un candidato serio”, dijo Bush luego de atacar el llamado que Trump hizo para que a los musulmanes se les prohibiera temporalmente el ingreso a Estados Unidos. Mientras hablaba, el asombro ante la idea de que los votantes no entienden su argumento estaba escrito claramente en el rostro del hijo y hermano de presidentes.

“Donald, saben, es genial para los comentarios ingeniosos, pero es un caos como candidato. Y sería un caos como presidente. Él no sería el comandante en jefe que necesitamos para que nuestro país sea un lugar seguro”, dijo Bush en un nuevo intento.

Es aterrador allá afuera

Si los espectadores creen la apocalíptica visión del mundo republicana de la que hablan en los debates, podrían tener miedo a salir de su casa.

“Hay personas alrededor del país que están asustadas hasta la muerte”, advirtió el gobernador de Nueva Jersey Chris Christie, quien por lo general ve directo a la cámara, a las salas de las personas temerosas en Estados Unidos.

El enfrentamiento del martes fue el primer debate republicano desde que los ataques terroristas organizados o inspirados por ISIS en París y California sacudieran al mundo y transformaran el tono de la campaña para 2016, así que no fue ninguna sorpresa que en el debate abundara la retórica de línea dura.

Pero aun así, fue un mundo oscuro y aterrador el que los candidatos presentaron.

“Estados Unidos ha sido traicionado”, advirtió Christie, al culpar al presidente Barack Obama y a la posible nominada demócrata Hillary Clinton, mientras abordaba una amenaza de bomba contra escuelas de Los Ángeles más temprano el martes que pareció ser un engaño. “Piensa en las madres que llevarán a esos niños mañana en la mañana a la parada de bus y se preguntarán si sus hijos regresarán en ese bus sanos y salvos”.

Christie evidentemente ve el ominoso resurgimiento del terrorismo yihadista representado por ISIS como una abertura política para que él pueda hacer énfasis en sus credenciales como un ex fiscal que persigue a terroristas; esta es una posible cuerda de salvamento mientras pretende salvar una campaña que se ha quedado estancada en las cifras de un solo dígito en las encuestas.

Todos los candidatos se vieron bajo presión para demostrarle a los conservadores que eran lo suficientemente fuertes como para ser comandantes en jefe.

La inquietante retórica no solo tenía el propósito de impresionar, sino que ofreció un adelanto de lo que sin duda será un tema importante en las elecciones presidenciales de noviembre.

“El presidente no nos ha mantenido a salvo”, dijo Rubio, condensando ese tema, en un debate constantemente puntuado por los candidatos que prometían mantener a los estadounidenses y a sus hijos a salvo.

Bush advirtió que Estados Unidos “debe destruir a ISIS antes de que nos destruya a nosotros”, al unirse al coro en relación a que ISIS representa una amenaza existencial para la misma sobrevivencia de Estados Unidos.

“La guerra que estamos luchando en contra de los yihadistas islámicos radicales es una que debemos ganar. Nuestra misma existencia depende de eso”, dijo el neurocirujano retirado Ben Carson.

En cualquier caso, el panorama fue incluso más sombrío en el debate preliminar, cuando el senador por Pensilvania, Rick Santorum, advirtió lo siguiente: “Hemos entrado a la Tercera Guerra Mundial. La Tercera Guerra Mundial ha comenzado”.

El senador Lindsey Graham tampoco cuidó sus palabras. “Estamos en guerra, amigos”, dijo. “No están tratando de robarte tu auto. Están tratando de matarnos a todos”.

En referencia a los mártires de ISIS, Graham dijo lo siguiente: “Están listos para morir. Saquen a las vírgenes”.

¿Había un comandante en jefe en el escenario?

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Cada candidato presentó el argumento de que estaban excepcionalmente calificados para dirigir a la nación en una peligrosa era de guerras extranjeras, amenazas terroristas renacientes y poderes crecientes como China que están decididos a desafiar la primicia de Estados Unidos.

Rubio, quien afirma ser un experto en la política exterior, brindó un tutorial integral sobre la política nuclear. Cruz prometió “destruir a ISIS por completo” e impedir los ataques terroristas por parte de lobos solitarios locales antes de que ocurran. El gobernador de Ohio, John Kasich, se quejó de que los líderes mundiales acababan de terminar una cumbre sobre el cambio climático en París y ninguna sobre el terrorismo.

Christie criticó a Obama como un líder “débil e irresponsable” y dijo que lo último que Estados Unidos necesitaba era elegir a un presidente de los senadores peleoneros en el escenario. Pero podría haber debilitado su argumento con un desliz, al afirmar que estaba listo para pararse con el “rey Hussein de Jordania”. El monarca actual es el hijo de Hussein, quien ya falleció, Abdalá II.

Mientras los candidatos se esforzaron por superarse unos a otros con una retórica de línea dura, efectivamente surgió una discusión substancial sobre la política exterior.

Mientras candidatos como Trump y Cruz se pronunciaron en contra de un cambio de régimen en lugares como Libia y Siria, otros como Rubio y Kasich tomaron un enfoque más intervencionista, al establecer una línea ideológica que divide al Partido Republicano en temas de seguridad nacional.

Los puntos de vista contrarios no solo le dieron forma al último debate republicano de 2015. Qué lado gane el argumento podría dictaminar si el partido nomina a alguien al estilo de George W. Bush o se queda con la opinión más limitada de la huella de Estados Unidos en el extranjero, la cual es preferida por Obama.