Un reciente análisis del FBI muestra que Tamir “sacó un arma de su cintura mientras el policía se dirigía a él y el agente Loehmann salía del auto”, dijo McGinty Después de dispararle, los agentes descubrieron que de hecho era un arma de juguete.
Para acusar a los agentes Timothy Loehmann y Frank Garmback incluso en una situación que fue “indudablemente trágica” —dijo McGinty— “el Estado debe poder mostrar que los policías actuaron por fuera de los límites constitucionales establecidos por la Corte Suprema de Estados Unidos”.
“Para ponerlo de forma simple: considerando esta tormenta perfecta de errores humanos, equivocaciones y comunicaciones por todos los involucrados ese día, la evidencia no indica conducta criminal de la policía”.
Fue “razonable” creer que el agente que mató al niño creía que Tamir era una amenaza, dijo el fiscal.
El agente estaba en entrenamiento frente a un centro recreativo de Cleveland en donde Tamir había estado jugando el 22 de noviembre de 2014. El incidente generó controversia por la edad y el hecho de que tuviera un arma de juguete que parecía una pistola.
McGinty dijo que la muerte de Rice es una “absoluta tragedia”.
“Pero no fue, por la ley que nos rige, un crimen”, dijo. El fiscal dijo que ha “escuchado los cánticos” que piden justicia por el niño.
“Queremos justicia por Tamir”, dijo. Pero no sería justicia acusar a los agentes involucrados en el tiroteo si esos cargos “no pueden ser sostenidos”.
No obstante, “eso no significa que el sistema legal haya acabado”, dijo. Lops tribunales civiles podrían determinar responsabilidades que “merece” la familia del niño, dijo McGinty.