Soldados chinos marchan frente a la mezquita Id Kah, la más grande del país, en julio de 2014 en Kashgar, China.

Nota del editor: Michael Clarke es profesor adjunto en National Security College, la Universidad Nacional Australiana y es el autor de “Xinjiang and China’s Rise in Central Asia – A History” (Routledge 2011). Las opiniones expresadas aquí son exclusivamente suyas.

(CNN) – La nueva y extensa legislación de contraterrorismo de China, la cual entra en vigor en enero, podría representar un momento al estilo de la Ley Patriota para el país.

Así como la seguridad nacional ha dominado la política en Estados Unidos tras los ataques del 11 de septiembre, el “contraterrorismo” se está convirtiendo en un principio rector central tanto para la política interna como exterior de China.

La nueva ley requiere que los gobiernos locales de la ciudad se nivelen para coordinar las actividades de contraterrorismo con una agencia nacional que será constituida próximamente.

Esto proporciona una base legal para que los distintos órganos de contraterrorismo del país puedan identificar y suprimir a individuos o grupos considerados “terroristas” y exige que los proveedores de Internet y las compañías de tecnología brinden asistencia técnica e información, como claves de cifrado, durante las operaciones de contraterrorismo.

Está claro que la legislación tiene el potencial significativo de complicar las relaciones de Beijing con una variedad de socios, desde las empresas de Internet hasta la minoría étnica de los uigur principalmente musulmana en la región occidental de Xinjiang.

Obligar a las compañías a compartir datos e información electrónica con las autoridades chinas parece que complicará las relaciones que ya están heladas con Estados Unidos, por ejemplo, y también podría hacer que las compañías extranjeras de tecnología salgan del mercado chino.

Y la disposición de la ley para que el Ejército Popular de Liberación (PLA, por sus siglas en inglés) y la Policía Armada Popular (PAP, por sus siglas en inglés) lleven a cabo operaciones de contraterrorismo en el extranjero también tiene el potencial de envolver a Beijing en un rango de sitios delicados alrededor del mundo, y empañar su principio tan promocionado de “no intervenir”.

El plan

La amplia definición de terrorismo de la ley como “cualquier proposición o actividad” por medio de la cual “medios de violencia, sabotaje o amenaza generen un pánico social, debiliten la seguridad pública, infrinjan los derechos personales y de propiedad y amenacen a órganos del gobierno y a organizaciones internacionales con el objetivo de llevar a cabo ciertos propósitos políticos e ideológicos” también cubre dos de las perdurables prioridades de Beijing: la seguridad del estado de un partido y la “estabilidad” en Xinjiang.

Esta última ha recibido una atención enorme desde la ascendencia del presidente Xi Jinping por medio de campañas nacionales de “wenwei” o “mantener la estabilidad”, las cuales en Xinjiang han tomado la forma de campañas renovadas de “yan da” o “atacar” los “tres males” del “separatismo, extremismo y terrorismo” en medio de la población uigur de la región.

Algunos de los elementos clave de la nueva ley, como su énfasis en una coordinación nacional e inter-gubernamental de operaciones de contraterrorismo y una mayor vigilancia electrónica, por ejemplo monitorear los celulares y las barras de control de acceso de Internet, han sido implementadas en Xinjiang durante algún tiempo.

Sin embargo, un gran problema para Beijing es que muchas de las políticas que ha implementado en Xinjiang, y las cuales ahora parecen ser el plan para una estrategia de contraterrorismo a nivel nacional, han sido contraproducentes y han desempeñado un papel en estimular la inestabilidad en la región.

Preocupación por ISIS

Mientras la nueva ley oficialmente ha sido promocionada como una respuesta a los crecientes ataques terroristas en Xinjiang, el impulso renovado otorgado al terrorismo islamista transnacional con el ascenso de ISIS, un grupo extremista, también es motivo de preocupación.

Un número limitado de militantes uigur han sido vinculados a conflictos en Afganistán y Siria:

- En Afganistán, ha quedado claro desde principios de la década de 2000 que un pequeño número de uigures han estado alineados con el Talibán afgano y pakistaní, y con el Movimiento Islámico de Uzbekistán (IMU) a lo largo de la frontera entre Afganistán y Pakistán. Beijing generalmente ha buscado utilizar su relación cercana con Pakistán y un enfoque pragmático al Talibán (incluso al fomentar un acuerdo político entre Kabul y el grupo) a fin de prevenir que posiblemente se propague el radicalismo islámico a Xinjiang. Sin embargo, el supuesto cambio de alianza de partes del Talibán y de grupos como el IMU o ISIS promete poner presión sobre este enfoque.

- Desde principios de 2013, China ha afirmado que cientos de uigures han viajado a Siria, a menudo vía Turquía, a fin de luchar contra varios grupos que se oponen a Asad. Más recientemente, según Jamestown Foundation, una organización de investigación con sede en EE.UU., el Partido Islámico de Turkestán (TIP), un grupo al que China ha culpado por los recientes ataques terroristas en Xinjiang, tiene presencia en el campo de batalla de Siria y está alineado con la afiliada a al Qaeda, Jabhat al Nusra.

China ha tomado esas conexiones como prueba de que el terrorismo uigur en Xinjiang está “respaldado espiritualmente y dirigido por organizaciones terroristas extranjeras”.

Hasta la fecha, Beijing se ha resistido a contemplar una intervención activa en tales conflictos por temor a que atraiga directamente la atención del islamismo del tipo de al Qaeda e ISIS y debilite la fuerza diplomática de su doctrina de “no interferir”, y los funcionarios chinos han intentado restarle importancia a las implicaciones de política exterior de la ley.

Sin embargo, la consideración abierta de que las fuerzas chinas participen en operaciones de contraterrorismo en el extranjero sugiere que su interés en la seguridad del estado podría estar a punto de superar otras consideraciones.

Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las del autor.