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(CNN) – Imagínate cómoda y acogedoramente sujeto dentro tu propio submarino personal.

Tu cabeza podría estar rodeada por una cubierta transparente, dándote una vista de 360 grados de un país de las maravillas en el océano.

Con el toque de una pequeña palanca cerca de tu mano izquierda, puedes conducir este elegante submarino de casi 4,88 metros hacia una profunda inmersión. A tu derecha, una palanca de mando te permite dirigirte a cualquier dirección que elijas, hacia adelante, hacia atrás, a la izquierda o a la derecha.

Esencialmente, tú estarías conduciendo tu propia misión de exploración submarina.

Las opciones podrían incluir que investigues un antiguo naufragio o que te acurruques cerca de una ballena gigante.

La tecnología parece muy del estilo James Bond… excepto que es real.

El nombre del submarino es DeepFlight Dragon. Precio: cerca de 1,5 millones de dólares.

Sir Richard Branson posee uno. También el cofundador de Red Bull, Dietrich Mateschitz.

Pero DeepFlight no espera que compres uno. En cambio, en este momento, tú puedes operar un submarino DeepFlight en un complejo vacacional de lujo y ser un explorador durante un día. Los diseñadores dicen que manejar el submarino es relativamente simple y que requiere de una capacitación mínima.

El Dragon eso solamente uno de muchos sumergibles personales que existen ahora en el mercado. Los expertos dicen que, gracias a la incipiente tecnología, ahora se ofrecen más opciones que nunca antes.

Estas naves submarinas lucen geniales nombres tales como Scubster, Triton y SEAmagine. Algunos operan en parte sobre y en parte por debajo de la línea de flotación, como el llamado semisubmarino, EGO-Compact. Otro, el Seabreacher X, salta fuera del agua como un pez espada salvaje en un gancho. Es una ganga por solo 80.000 dólares.

Estas increíbles embarcaciones puede parecer costosas, pero nunca antes los submarinos personales habían tenido tan bajo costo ni habían estado tan ampliamente disponibles.

Los materiales compuestos abren nuevas posibilidades

¿Por qué? Una de las razones es fuerte, los materiales de construcción relativamente nuevos reemplazan el metal de estilo antiguo.

El agua salada provoca que el metal se corroa, lo que obviamente es algo malo para los submarinos de metal.

Pero ¿y si la mayor parte del submarino está fabricada de algo más? Por ejemplo, ¿qué pasaría si se construye con materiales compuestos fuertes y ligeros que no se oxidan ni se corroen? Eso es una victoria. El casco de presión del Dragon está construido con un material compuesto patentado, el cual fue diseñado especialmente para soportar las presiones del submarinismo oceánico. El próximo año, una compañía llamada OceanGate planifica comenzar a ofrecer un sumergible que cuenta con un casco de fibra de carbono de 7 pulgadas de espesor utilizando la tecnología de fabricación de Boeing.

La embarcación submarina llamada The Scubster también está construida de material de fibra de carbono, aunque solo se sumerge hasta un poco más de 6 metros aproximadamente. Esta viene en modelos impulsados por pedales, así como con motores eléctricos. Velocidad máxima: alrededor de 8 km/h.

Si la energía eléctrica del Dragon fallara, o si algún otro sistema fundamental se averiara, el submarino está diseñado para flotar automáticamente hacia la superficie.

DeepFlight Dragon tiene una velocidad máxima de alrededor de 8 km/h y se limita a una profundidad de casi 122 metros.

Eso no es muy profundo si se compara con la misión al fondo del Pacífico de la película que hizo historia del director James Cameron.

Pero dependiendo hacia donde dirijas tu mirada, esto es lo suficientemente profundo como para ver algunas cosas geniales. Una vez que llegas por debajo de los 122 metros, empiezas a perder la luz del sol que viene de arriba. Viajar a más profundidad requeriría que tu submarino personal se viera abrumado por un pesado equipo de iluminación.

La intriga de la exploración submarina

Incluso a profundidades relativamente superficiales, existe algo acerca de los viajes submarinos que enciende la imaginación humana.

Con su libro “Veinte mil leguas de viaje submarino”, acerca de un submarino llamado Nautilus, Julio Verne hizo que la imaginación de los lectores explotara en 1870. La película de Disney de 1954 basada en el libro de Verne, hizo uso de efectos especiales alucinantes para hacer que el Nautilus cobrara vida.

En la década de 1960, todos los televidentes se entusiasmaron con los submarinos por las series de aventuras como “Los Thunderbirds” –protagonizada por varios títeres y modelos de juguete– y “Viaje al fondo del mar”.

Y más recientemente, la obsesión por los submarinos experimentó un breve renacimiento en la década de 1990 con la serie “seaQuest DSV”.

¿Recuerdas esa película de 1977 de James Bond que se llamaba “El espía que me amó”, y que presentaba un auto deportivo Lotus Esprit S1 que se convertía en un submarino? Bueno, ese vehículo en realidad nunca funcionó. Fue solamente un truco de Hollywood.

Sin embargo, el fundador de DeepFlight, el ingeniero oceánico, Graham Hawks, en realidad diseñó un pequeño submarino que fue utilizado en una película de Bond.

El submarino en la película de 1981: “Sólo para sus ojos” fue llamado “Mantis” y venía armado con alicates y taladro.

Quizás estábamos tan fascinados con los submarinos porque los seres humanos se sienten atraídos a explorar ambientes que en gran medida son hostiles y desconocidos. Al igual que el espacio exterior, las profundidades de los océanos y los lagos, obviamente son entornos donde los humanos no pueden sobrevivir durante mucho tiempo sin equipo especial.

A diferencia del espacio, el agua es de fácil acceso y no necesitamos cohetes para llegar allí.

Como el famoso escritor de ciencia ficción, Arthur C. Clarke, escribió una vez: “Todo el que se mete debajo el agua se convierte en un científico aficionado”.

Ahora, gracias a la tecnología emergente, más gente va a ser capaz de saltar adentro de un pequeño submarino y dar un vistazo.