HONG KONG (CNNMoney) – La bolsa china cayó más profundamente en territorio negativo el lunes después de una primera semana del año brutal.
El índice Shanghai Composite cerró con una caída de 5,3%, y el Shenzhen Composite terminó 6,6% más abajo.
La agitación en los mercados chinos tuvo efectos alrededor del mundo: el Dow perdió 1.079 puntos, o más del 6% durante la semana; esto representa el peor inicio del año de cinco días que se ha registrado.
Las caóticas operaciones en China empeoraron la semana pasada por un llamado mecanismo de “interruptor de circuito” introducido por las autoridades en un esfuerzo por reducir la volatilidad que había caracterizado a la derrota en el mercado de valores del país durante el verano.
Sin embargo, los reguladores rechazaron la nueva medida, la cual detuvo las operaciones para el resto del día cuando las acciones cayeron en más del 7% después de solo cuatro días debido a las preocupaciones en relación a que estaba alimentando las pérdidas en las operaciones, en lugar de frenarlas.
Sin embargo, los analistas dicen que esperan que el inestable inicio de año para las acciones chinas continúe.
En el corazón del tumulto se encuentra una serie de caídas en el valor de la moneda del país, el yuan.
En las últimas semanas, el banco central ha intentado guiar al yuan más abajo frente al dólar estadounidense, una medida que muchos analistas han interpretado como un esfuerzo por ayudar a los exportadores chinos y apoyar un débil crecimiento económico.
Sin embargo, el enfoque del banco ha alarmado a los inversionistas que han vendido la moneda de manera agresiva, debido a que creen que sus disminuciones continuarán.
Las caóticas operaciones en el yuan ha debilitado la confianza de los inversores en las autoridades chinas, y en su capacidad de manejar sin problemas la segunda economía más grande del mundo mientras experimenta un cambio frente a décadas de un crecimiento de dos dígitos.
Los datos del fin de semana dieron más evidencia en relación a la demanda más suave en China. Los precios de consumo subieron solo un 1,4% en 2015, su ritmo más lento en seis años y muy por debajo del objetivo del gobierno del 3%, informó la agencia estatal de noticias Xinhua.
El capital ha estado fluyendo fuera de China mientras los inversores buscan mayores retornos en otros lugares. Y el país se ha visto obligado a escarbar más profundamente en sus grandes reservas de moneda exterior a fin de impedir que el yuan caiga demasiado rápido.
Los estrategas de monedas de HSBC dijeron en una nota de investigación publicada el domingo que esperan que la volatilidad del yuan “permanezca alta mientras las presiones de depreciación probablemente se mantengan fuertes”.