(CNN) – Poco después de las 4 a.m., el Benjamin Franklin comienza a alejarse del puerto en Xiamen, al sureste de China, en dirección a Los Ángeles.
Con solo un poco más de 398 metros de largo, es uno de los navíos más grandes del mundo. Si fuera colocado de forma vertical, haría que la Torre Eiffel se viera pequeña.
También es el portacontenedores más grande que jamás ha atracado en un puerto estadounidense.
El barco, construido en Shanghái para la compañía francesa de transporte CMA CGM, es parte de una nueva generación de enormes barcos que pueden transportar a bordo la increíble cantidad de 18.000 contenedores.
“En la industria del transporte, el tamaño importa”, dice Ludovic Renou, el gerente general de CMA CGM en el sur de China.
El puerto de Los Ángeles ha sido modificado para albergar al Benjamin Franklin antes de su llegada programada para más adelante este mes.
Pero la infraestructura aún no está preparada para recibir al descomunal barco si está completamente cargado. Eso significa que el gigante flotante solo será capaz de transportar alrededor de tres cuartos de su capacidad mientras se detiene en puertos como el de Hong Kong a lo largo del viaje.
Debido a que el comercio entre Estados Unidos y China tiene un valor de cientos de miles de millones al año, las compañías de transporte esperan que los grandes portacontenedores como el Benjamin Franklin no tengan que limitarse en el futuro.
“Esta es una prueba”, dice Renou. “Queremos demostrar nuestro compromiso con la ruta de Estados Unidos y esperamos que haya un entendimiento respecto a que Estados Unidos necesita este tipo de barcos”.
El cambio hacia barcos más grandes es una tendencia de la industria que ya se ha establecido en Asia y Europa.
“Alrededor del mundo ya se utilizan treinta de estos buques más grandes, y se han ordenado 75 más”.
Hacer una enorme inversión en estos barcos gigantes podría parecer una estrategia arriesgada para una industria que sufre los efectos de un crecimiento económico global que se debilita. En particular, las compañías de envíos enfrentan retos a partir de la desaceleración de la economía de China a medida que Beijing trata de alejarse de una dependencia de las exportaciones.
Sin embargo, los expertos de la industria dicen que comprar en grande en realidad ahorra dinero a largo plazo, debido a que el aumento de tamaño —y la posible ganancia— excede por mucho el aumento relativamente incremental en los gastos indirectos. Por ejemplo, el personal a bordo usualmente solo aumenta en un par de miembros de la tripulación para un barco que es dos veces más grande que una embarcación más pequeña.
“Mientras más grande es el barco, más contenedores puedes transportar”, dice Velibor Krpan, el capitán del Benjamin Franklin. “Es más barato tener barcos más grandes, que contienen más productos, porque tienes menos cosas por las cuales debes pagar. Es más eficiente en todos los aspectos”.
Sin embargo, ahora mismo, a medida que la demanda global se vuelve más lenta, las decisiones de aumentar el tamaño están ayudando a alimentar una superabundancia de capacidad.
“Actualmente en la industria del transporte de contenedores, existe una capacidad en exceso de embarcaciones”, dice Krpan. “Muchos de estos barcos alrededor del mundo están en reserva; están esperando el cargamento”.