(CNN) – El destino de una bebé que se encuentra hospitalizada y enfrenta la posibilidad de ser deportada aún es incierto luego de que el primer ministro australiano Malcolm Turnbull dijera que su gobierno no “pondría en peligro la salud o la seguridad de ningún individuo”.
Un hospital de Brisbane, Queensland se niega a dar el alta a la niña en cuestión de un año de edad, conocida como “bebé Asha”, debido a las preocupaciones de que podría ser devuelta a malas condiciones de vida en un centro gubernamental de detenciones costa afuera.
Un portavoz del hospital dijo a CNN que ella solo sería dada de alta “una vez se identificara un hogar adecuado”.
“Bebé Asha” sufrió quemaduras severas en un campamento en la isla de Nauru, un estado de Micronesia situado en el océano Pacífico central, a más o menos 3.379 km de Australia, según el grupo de defensa GetUp. La organización ha estado trabajando con la familia, quienes buscan asilo en Australia.
Las autoridades de inmigración aún tienen que tomar una decisión en el caso.
“Estamos manejando esta política con gran cuidado y con gran compasión”, dijo Turnbull. “Y al mismo tiempo, estamos haciendo todo lo que podemos para asegurarnos de que no hagamos o digamos nada que vaya a ser utilizado por los traficantes de personas para subir a más personas vulnerables a esos barcos”.
El ministro de salud de Queensland, Cameron Dick, dijo que “apoya fuertemente a los médicos en nuestros hospitales para que tomen las decisiones clínicas correctas”.
Durante el fin de semana, multitudes se reunieron para mostrar su apoyo a la niña.
Hace dos semanas, el máximo tribunal de Australia dictaminó que el papel del gobierno en la financiación y participación en las detenciones en alta mar no era una violación de la ley. Esto significa que más de 260 personas que han sido enviadas a Australia para recibir cuidados médicos, como la “bebé Asha”, probablemente sean enviadas de vuelta.
Según UNICEF, el grupo incluye a mujeres que han sido agredidas sexualmente, 54 niños y 37 bebés que nacieron en Australia.
La polémica decisión ha iniciado la campaña #LetThemSay, en la que algunas iglesias han declarado que le ofrecerán santuario a las personas que buscan asilo a pesar de la probabilidad que existe de recibir un castigo penal, según Get Up.
Como una prisión
Los críticos han atacado las condiciones en los centros de detención australianos de Nauru y de la isla Manus en Papúa Nueva Guinea.
Una investigación de 2015 del senado australiano informó que los campamentos tenían mala higiene, proporcionaban pocas oportunidades educativas y también documentaban graves casos de agresiones sexuales.
Otro informe de la Comisión Australiana de Derechos Humanos concluyó que “los niños de Nauru están sufriendo niveles extremos de malestar físico, de angustia emocional, psicológica y de desarrollo”.
Los niños que se encuentran detenidos y que estuvieron detenidos en el campamento de Nauru lo describen a CNN como una prisión.
Más de 1.400 personas están recluidas en centros de detención de inmigrantes en las islas mientras esperan que sus solicitudes de asilo sean procesadas. Algunas han estado ahí durante más de tres años. La duración promedio de detención, según las últimas cifras del gobierno, es de 445 días.
En julio del año pasado, un grupo de trabajadores sanitarios y educadores escribieron una carta abierta al gobierno australiano que cuestionaba un nuevo proyecto de ley que podría meter en la cárcel a los informantes por revelar las condiciones en los centros de detención.