Lorena Santos (segunda de izquierda a derecha) y su hermana Jaqueline Vásquez Sánchez, poco después de reencontrarse 30 años después de la tragedia de Armero. (Cortesía Fundación Armando Armero).

(CNN) - Fue un abrazo emotivo y sincero. Duró 82 segundos. Ninguna de las siete personas en la habitación pudo decir ni una palabra, pero las lágrimas fluían de sus mejillas cuando presenciaron un momento íntimo con un respetuoso silencio.

Por fin, Lorena Santos rompió el silencio: “Estoy tan contenta de haberte encontrado”, dijo la mujer colombiana de 33 años de edad, con lágrimas en los ojos, su voz temblorosa por la emoción.

“Estoy abrumada por la emoción”, respondió la otra mujer, de acuerdo con una de las personas presentes en la sala donde se reunieron el jueves en Bogotá, la capital colombiana.

Santos estaba hablando con su hermana que se había perdido hacía mucho tiempo, Jaqueline Vásquez Sánchez, de 39 años. Las dos fueron separadas en la ciudad de Armero, hace 30 años, por una erupción volcánica que cobró la vida de sus padres y la de miles de personas en una de las mayores catástrofes de Colombia.

Ocurrió el 13 de noviembre de 1985. En ese entonces, Armero era una ciudad próspera, el centro urbano más importante de la provincia de Tolima debido a su producción de algodón. Se llamaba la “ciudad blanca de Colombia”.

Inesperadamente, el volcán Nevado del Ruiz, el cual se encuentra a casi 130 kilómetros al oeste de Bogotá, tuvo una erupción relativamente pequeña. La gente que vivía en Armero, ubicado a una distancia de 11 kilómetros  en línea recta, no entró en pánico al principio y continuaron como si no pasara nada.

Sin que los residentes supieran, la erupción había causado una avalancha de escombros, agua y material volcánico que se desprendió a una gran velocidad.

El lodo tomó a todos por sorpresa. Destruyó toda la ciudad. Se estima que 25.000 personas murieron en la catástrofe, la mayoría de ellos enterrados bajo el pesado lodo volcánico.

Jaqueline Vásquez Sánchez era una niña de 9 años en ese entonces. Su hermana, a quien sus padres nombraron Suly Janeth Sánchez, tenía 3 años. La familia vivía en las afueras de Armero.

Esa mañana, su madre las había dejado al cuidado de una niñera para ir a trabajar en la ciudad. Haber dejado a las niñas les salvó la vida. A sus padres nunca los encontraron después de la tragedia.

Después del desastre, la niñera llevó a las niñas ante las autoridades gubernamentales, pero en el caos y la confusión fueron ubicadas por equivocación en dos familias diferentes.

“Es una historia hermosa y triste al mismo tiempo. Me estoy enterando de que tengo una hermana 30 años después de la tragedia”, le dijo Lorena Santos a los medios de comunicación colombianos en una conferencia de prensa después de la reunión privada con su hermana. “Ahora tengo que saber qué le ocurrió durante los últimos 30 años y ella tiene que hacer lo mismo”.

Jaqueline Vásquez Sánchez dijo que ver a su hermana fue una de las cosas más difíciles que alguna vez haya hecho.

“Fue muy emotivo. Yo estaba un poco nerviosa porque no sabía si ella me rechazaría o no. Tenía sentimientos encontrados. Estaba llena de alegría, pero me preguntaba si podría quererme. Es muy difícil explicarlo”, dijo Vásquez Sánchez.

La reunión fue posible gracias a un video publicado en Internet por la Fundación Armando Armero, una organización no gubernamental que ayuda a reunir a las víctimas de la erupción del volcán Nevado del Ruiz. El video contaba la historia de Lorena Santos, quien hizo un llamado para hacer contacto con algunos de sus posibles familiares.

Francisco González, director de investigación de la fundación y uno de los testigos de la reunión, le dijo a CNN que fue contactado por la hermana mayor poco después de que publicó el video.

“Ella me llamó y dijo que la chica que aparecía en el video al parecer podría ser su hermana. De hecho, creo que es mi hermana”, dijo González.

Después de la llamada, se llevaron a cabo pruebas de ADN. Los resultados se dieron el 19 de febrero: estos fueron positivos.

Cuando se les informó, dijo González, las hermanas no sabían cómo reaccionar.

“Estaban aturdidas y nerviosas, especialmente la hermana menor, que vive en Ibagué. Ella pensó que su búsqueda podría ayudar a encontrar a su madre. Ella estaba demasiado pequeña como para recordar que tenía una hermana cuando ocurrió la erupción del volcán, por lo que no sabía nada de ella”, dijo González.

La Fundación Armando Armero tiene una lista de 280 personas que buscan a sus seres queridos desaparecidos en la catástrofe del volcán. Hay 16 hijos que buscan a sus padres y padres que buscan a sus hijos que podrían haber sobrevivido.

Para González, la misión es personal: él perdió a su padre y a un hermano en la tragedia de Armero. Fueron enterrados bajo una mezcla fatal de desechos y agua que corría hacia abajo desde el volcán.

Las hermanas son el primer caso exitoso de la fundación. Jaqueline Vásquez Sánchez, la hermana mayor, trabaja en una fábrica de ropa y tiene dos hijos: una niña de 12 años y un niño de 16 años. Lorena Santos es veterinaria y tiene una hija de 3 años.

Ellas tienen planificado mantenerse en contacto, dijeron, para conocer todo lo que les sea posible sobre la vida de la otra y para construir los lazos familiares que deberían haber sido creados todos esos años.