Los aliados cercanos a Marco Rubio o Ted Cruz insisten en que aún hay tiempo para derrotar a Donald Trump.

(CNN) – El aura de inevitabilidad en torno a la candidatura de Donald Trump para la nominación presidencial republicana finalmente ha dado lugar a lo que muchos de los rivales del Partido Republicano habían soñado durante meses: un ataque prolongado por parte de miembros importantes del partido contra el magnate multimillonario.

Mitt Romney, el candidato republicano de 2012 que recientemente volvió a aparecer para predecir un “bombazo” en las declaraciones de impuestos de Trump, lo acusó el lunes de “mimar… un fanatismo intolerable” y dijo que el hecho de que no hubiera condenado inmediatamente el apoyo del exlider del Ku Klux Klan, David Duke, era “repugnante y asqueroso”. (Trump dijo que el auricular no funcionaba bien y afirmó que él entendió mal la pregunta de Jake Tapper de CNN).

El senador por Nebraska, Ben Sasse, prometió nunca apoyar a Trump debido a su “incansable enfoque” en “dividir a los estadounidenses”. John Cornyn de Texas, el no. 2 de la mayoría republicana en el Senado, predijo que Trump sería un “estorbo en torno a las contiendas por cargos menores”. Ken Mehlman, quien dirigió la exitosa campaña de George W. Bush en 2004, escribió una publicación en Facebook en la que criticaba severamente a Trump, al afirmar que los líderes no tendrían que investigar si rechazan o no el apoyo del Klan. “Ellos tampoco se burlan de las personas con discapacidades, insultan a los héroes de guerra, dividen a las personas por religión y nacionalidad e insultan a las mujeres. #NuncaTrump”, escribió Mehlman.

La revuelta en el Partido Republicano ocurre cuando todo apunta a que Trump se llevará la victoria en las contiendas del súper martes, un día crucial en el proceso hacia la nominación, cuando hay 595 delegados disponibles. Sin embargo, la pregunta es si la protesta por parte de los republicanos en contra de Trump tendrá un impacto real en los votantes cuando se dirijan a las urnas en más de una docena de estados y territorios, particularmente ahora que ha conseguido el apoyo de figuras clave como el gobernador de Nueva York, Chris Christie, y el senador por Alabama, Jeff Sessions.

Todavía hay tiempo para derrotar a Trump

Los aliados cercanos a Rubio o Cruz insisten en que aún hay tiempo para derrotar a Trump, un escenario que involucraría ganar en sus estados natales y producir fuertes resultados en otros estados con bastantes delegados en marzo. Sin embargo, en entrevistas, muchos agentes del Partido Republicano reconocieron que ese escenario era altamente improbable, a no ser que se dé una derrota sorpresiva el martes por la noche.

“Cuando ves a los agentes, a los donantes y a la élite de opinión, ellos están aterrados ante la perspectiva de que Trump sea el nominado”, dijo Russ Schreifer, un asesor senior de la campaña de Romney en 2012, al igual que de la reciente candidatura presidencial de Christie. “Pero luego ves a los votantes, y ellos están bastante cómodos con la idea de que Trump sea el nominado… lo que ves aquí es una intensa presión en contra de Trump, pero es tarde”, dijo Schriefer. “Trump no es más peligroso de lo que era en agosto”.

“Mañana por la noche, si creemos las encuestas, va a ganar todo menos Texas”, dijo Schriefer. “Si fuera cualquier otro candidato, el miércoles en la mañana el partido se estaría uniendo en torno a él o ella”.

Steve Schmidt, un estratega republicano que dirigió la campaña de John McCain en 2008, dijo que la actual reacción republicana a la fuerza electoral de Trump “depende de en qué fase de dolor se encuentra cada republicano individual”.

“Algunas personas permanecen en la fase de la ira y la negación, mientras que otros están pasando a la aceptación”, dijo Schmidt. Él señaló que si bien hay mucha “habladuría” sobre el hecho de que el ala del Congreso del Partido Republicano se opone a la nominación de Trump, la aprobación del Congreso en un “buen día” ronda el 15%.

“No es como si existiera una ola de buenos sentimientos alrededor de los miembros del Congreso o los gobernadores que de pronto se oponen por principios a la candidatura de Trump”, dijo Schmidt. “Ves que en este momento se unen muchas líneas de tendencias que han estado sacudiendo al Partido Republicano durante mucho tiempo”.

Schmidt añadió que el ascenso de Trump refleja la divergencia a nivel nacional dentro del Partido Republicano en los últimos años acerca del verdadero significado del conservadurismo.

“Quienes entran a ese vacío son los candidatos que ahora rasgan la tela de la antigua coalición del conservadurismo”, dijo.

Al mismo tiempo que hubo una sensación de resignación dentro de algunas partes del Partido Republicano acerca de la trayectoria de Trump hacia la nominación, varios estrategas republicanos señalaron que el partido le permitió tener éxito en gran parte al no lograr unirse en torno a un candidato alternativo el otoño pasado.

A pesar de todos los rumores sobre un movimiento en contra de Trump el año pasado a manera de una campaña de un súper PAC u otros ataques prolongados, nada llegó a concretarse.

“Tienes que ayudar a que alguien gane, no solo a que alguien más pierda”, dijo Mike DuHaime, estratega republicano que recientemente asesoró a Christie, pero que también trabajó como estratega para McCain, el expresidente George W. Bush y Rudy Giuliani, entre otros.

“La mayoría de personas que permanecieron al margen el año pasado ahora están preocupados porque no pueden creer que las cosas hayan llegado hasta este punto. Ellos podrían haber respaldado a un candidato”, dijo.

Último día de campaña

Luego de que la élite del Partido Republicano ‘se paralizara’ ante Trump, los demócratas preparan planes de batalla

El último día de las campañas antes del súper martes trajo una vista previa del complicado año para los republicanos.

Hubo una intensa confrontación en un mitin de Trump en Radford, Virginia, luego de que manifestantes lo interrumpieran cuando un agente del Servicio Secreto aparentemente le hizo una llave de estrangulamiento a un fotógrafo y lo lanzó sobre una mesa. (No está claro qué fue lo que dio lugar al altercado, el cual está siendo investigado por el Servicio Secreto).

Varios grupos de supremacistas blancos hicieron una nueva ronda de llamadas automáticas para apoyar a Trump en al menos un estado del súper martes —Vermont— una táctica que adoptaron antes de las primarias en Nuevo Hampshire.

En un último impulso por detener a Trump, Cruz una vez más cuestionó la autenticidad de las credenciales conservadoras de Trump, al citar un informe no corroborado de BuzzFeed respecto a que Trump había adoptado un tono más suave en temas de inmigración en una entrevista no oficial con la junta editorial del New York Times.

Sin embargo, incluso el senador por Texas reconoció ante los reporteros que a su principal rival probablemente le iría bien el martes.

“Creo que después del súper martes, vamos a ver que esta contienda se convertirá más y más en una contienda de dos hombres”, dijo Cruz. “Donald va a surgir con una buena cantidad de delegados. Yo creo que nosotros también vamos a surgir con una buena cantidad de delegados. Y creo que todos los demás se quedarán muy, muy atrás. Si ese es el caso, entonces es momento de que el partido se unifique. Cara a cara, puedo derrotar a Trump, y lo puedo hacer de manera rotunda”, dijo Cruz.

Rubio, por su parte, ridiculizó a Trump por no separarse de Duke y de otros supremacistas blancos: “Él ahora es inelegible; se negó a criticar al KKK”, dijo el senador por Florida en Tennessee.

“Si me dices ‘David Duke’, inmediatamente te respondo ‘racista’”, dijo Rubio más adelante en un mitin en Atlanta. “¿Por qué no habría de condenar al Ku Klux Klan? No hay espacio en el Partido Republicano para miembros del Ku Klux Klan o para racistas como David Duke”.

‘No es a quien queremos’

Cuando acompañó a Rubio en el escenario, la gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, dijo que ella “no se detendría hasta que luchemos contra un hombre que elige no renegar del KKK, esa no es una parte de nuestro partido, él es alguien a quien no queremos como presidente”.

Trump insistió en una entrevista el lunes en el programa “Today” de NBC que él no había escuchado la pregunta acerca de Duke y afirmó que CNN le dio un auricular que no funcionaba para su entrevista del domingo en “State of the Union”.

“No me importa desconocer a David Duke”, dijo. “Renegué de David Duke el día antes en una rueda de prensa”.

Trump siguió lanzando insultos contra Rubio y Cruz, al calificar a Rubio de “estafador” y “hombrecito”, mientras aducía que Cruz “no ha hecho nada por Texas”.

DuHaime señaló que Trump, en caso de ganar, se enfrenta a la difícil tarea de unir al partido, pero también predijo que el partido podría entrar en una nueva fase una vez que haya enfrentado la realidad de las opciones en la elección.

“Lo más probable,” dijo DuHaime, es que “la gran unificadora sea Hillary Clinton”.

Lauren Selsky, Manu Raju, Drew Griffin y Colin McCullough contribuyeron con este reporte.