Nota del editor: David Sterman es asociado principal de programa del Programa de Seguridad Internacional de New America y tiene una maestría del Centro de Estudios de Seguridad de la Universidad de Georgetown. Su trabajo se centra en el extremismo local y en las funciones relativas de la vigilancia de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) y de las herramientas tradicionales de investigación en la prevención de este tipo de terrorismo. Las opiniones expresadas aquí son suyas. El experto de New America ofreció una conferencia el jueves, 10 de marzo, sobre el futuro de la guerra y fue transmitida en vivo.
(CNN) – El 9 de febrero, el director de Inteligencia Nacional, James Clapper, declaró que 6.900 occidentales viajaron a Iraq y Siria para luchar por organizaciones terroristas… un aumento desde la última vez que Estados Unidos publicó un conteo oficial de combatientes extranjeros.
Aunque el número parece alarmante, revela menos de lo que podría parecer. El recuento oficial de combatientes extranjeros citado por Clapper solo puede ser mayor y, por lo tanto, corre el riesgo de avivar el miedo público innecesariamente. El número total de combatientes extranjeros que alguna vez han ido a Siria no tiene tanta importancia como el hecho de detener el flujo y reducir el número actual de combatientes. Los avances y políticas recientes podrían haber empezado a hacer precisamente eso.
Sin embargo, el número acumulado es citado una y otra vez para enfatizar la amenaza de ISIS y grupos similares. The Washington Free Beacon informó en febrero: “Altos funcionarios de la comunidad de inteligencia advirtieron el jueves que Estados Unidos enfrenta el más alto nivel de amenaza terrorista desde los ataques terroristas del 9/11, citando un aumento sin precedentes en el flujo de combatientes extranjeros a Siria e Iraq”.
En el 2015, la NBC publicó el artículo “ISIS By the Numbers: Foreign Fighter Total Keeps Growing” (ISIS según las cifras: el total de combatientes extranjeros sigue aumentando).
Esto es lo que dijo al respecto Ryan Greer, exasesor de política en el Departamento de Estado, sobre los combatientes extranjeros: “Un total acumulado de los combatientes que alguna vez se han ido podría darnos una idea del alcance mundial del reto al que nos enfrentamos, pero con el fin de medir el progreso de la coalición debemos estudiar las tasas mensuales actuales. …El número acumulado siempre aumentará… eso no es útil para nadie”.
Sin importar cuál sea el número acumulado, la tasa mensual de combatientes que se dirigen a Siria pronto podría caer por debajo de la tasa de mortalidad, lo que significa que ISIS y las organizaciones similares podrían sufrir un descenso en el número de combatientes disponibles para dotar de personal a su cuasi-Estado, hacer la guerra en Siria e Iraq y llevar a cabo operaciones terroristas en el extranjero.
Los recientes avances militares se están acercando a la última parte del territorio que conecta las zonas controladas por ISIS con Turquía —una zona que abarca la ruta principal de combatientes extranjeros— y, al mismo tiempo, Turquía ha aumentado sus esfuerzos para vigilar su frontera con el territorio de ISIS.
Mientras tanto, las compañías de redes sociales se han movilizado para limitar al equipo de reclutamiento en línea de ISIS. Twitter ha suspendido más de 125.000 cuentas de apoyo a ISIS desde el 2015.
Otros esfuerzos para desarticular las redes de reclutamiento de ISIS también se han ampliado. En el Reino Unido, un récord de 315 sospechosos de terrorismo fueron detenidos en el 2015 y en los primeros 18 días después de los ataques de noviembre en París, en los que murieron 130 personas, Francia llevó a cabo 2.000 redadas en las que arrestó a 210 personas.
Contra toda lógica, la expansión policial podría aumentar el total.
Aunque Clapper declaró que 6.900 occidentales “han viajado a Siria” desde que inició el conflicto, el número de personas detenidas en realidad incluye a personas arrestadas antes de llegar a Siria.
“Más de 150 personas de Estados Unidos y al menos 3.400 occidentales han viajado o intentado viajar a Siria para participar en el conflicto”, según Francis Taylor, subsecretario de inteligencia y análisis del Departamento de Seguridad Nacional, testificó en febrero del 2015. Y un informe de las Naciones Unidas de septiembre del 2015 hace referencia a un recuento de los que se dirigieron a Siria, aunque incluye a los detenidos fuera de su país de origen, por ejemplo en Turquía, pero que quizá nunca lograron llegar al campo de batalla.
Al mismo tiempo, los combatientes extranjeros siguen muriendo en Siria a un ritmo elevado. Cuando New America estudió 474 casos de personas que se habían dirigido a Siria e Iraq, encontró que más de un tercio había muerto. Entre los hombres, la tasa de mortalidad fue de casi el 50%.
Al examinar el número de muertes, el excluir otras medidas podría ser muy engañoso. El número de bajas podría fácilmente eclipsar cuestiones estratégicas. Estados Unidos no puede salirse de la guerra civil de Siria, y las comparaciones de la afluencia de combatientes extranjeros y la tasa de mortalidad solo representan un conjunto de medidas.
Sin embargo, dado que un 51% del público estadounidense está preocupado porque ellos o algún miembro de su familia podría ser víctima del terrorismo, es esencial dejar a un lado un recuento acumulativo que no puede transmitir el éxito cuando este se produzca.
A juzgar por las recientes declaraciones de Brett McGurk, enviado de Estados Unidos a la coalición para contrarrestar a ISIS, la administración está tratando de hacer exactamente eso.