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Nota del editor: Peter Bergen es analista de seguridad nacional de CNN, vicepresidente en New America y profesor de la Universidad Estatal de Arizona. Es autor del nuevo libro: ‘United States of Jihad: Investigating America’s Homegrown Terrorists’ (Los Estados Unidos de la Yihad: Investigando a los terroristas domésticos estadounidenses).

(CNN) – Para muchos estadounidenses, la gran pregunta luego de los ataques de la magnitud que vimos en Bruselas el martes es: ¿podría pasar aquí?

Ciertamente, el número de investigaciones terroristas sobre ISIS en Estados Unidos es bastante serio. De acuerdo con el Secretario de Justicia adjunto John Carlin, que es responsable de todas las investigaciones federales sobre terrorismo, hubo 60 casos investigados en el país en 2015. Eso es más que los casos de terrorismo en cualquier año desde el 11 de septiembre de 2001.

Peter Bergen.

Los temores de esas potenciales amenazas han causado que un número de candidatos presidenciales aborden el tema con ideas de cómo prevenir ese tipo de ataques en Estados Unidos. Más sobre sus “soluciones” adelante, pero estas recuerdan al gran aforismo de H.K. Mencken: “Para todo problema humano siempre hay una solución, clara, plausible y equivocada”.

Y el desafió de mantener seguro a Estados Unidos es de hecho un problema complejo. Entrevisté a Carlin durante una conferencia tecnológica en San Francisco a principios de este mes y le pregunté cuántos de los casos fueron precipitados por el uso de las redes sociales por parte de ISIS. Él dijo que casi todos lo fueron.

ISIS, en otras palabras, está radicalizando a ciudadanos estadounidenses que están sentados en sus computadoras en sus dormitorios o bajando propaganda en sus teléfonos inteligentes. Y esos estadounidenses ya no tienen que viajar a algún campo de entrenamiento en el extranjero para ser adoctrinados por ISIS. El grupo está buscando abastecerse de manera especial de militantes que hablen inglés y los está alentando a realizar ataques en países como Estados Unidos.

A principios de 2015, ISIS dio a conocer un folleto en inglés que pretendía servir como una guía para ser “un agente secreto” en un país no musulmán.

El folleto ofrecía a los militantes consejos sobre cómo construir bombas, esconder armas, evadir la vigilancia policial y sugería elegir apodos que sonaran occidentales para llamar menos la atención. El grupo inclusive sugirió que los reclutas miraran las películas de Jason Bourne para obtener consejos sobre cómo emplear tácticas evasivas.

Además, ISIS publica en inglés consejos sobre cómo sus seguidores se pueden comunicar de una forma encriptada, diciendo a reclutas que usen en navegador Tor, que oculta la dirección IP de quienes lo utilizan.

Desafortunadamente, la propaganda en inglés ha encontrado a un número de adeptos en Estados Unidos. El FBI dice que hay investigaciones sobre terrorismo relacionadas con ISIS en todos los 50 estados, y que hay al menos 900 investigaciones en progreso, la mayoría relacionadas con el grupo terrorista.

De hecho, durante el último año y medio ha habido cinco ataques inspirados en ISIS en Estados Unidos. El más letal fue el de San Bernardino, California, en diciembre, cuando una pareja de casados atacó a compañeros de oficina que se encontraban en un festejo, matando a 14 personas. Fue el ataque terrorista más mortífero en suelo estadounidense desde los ataques del 11 de septiembre de 2001. Pero ha habido otros.

En el invierno de 2014, Zale Thompson presuntamente atacó a oficiales de la policía con un hacha. Se cree que fue inspirado por ISIS.

En mayo del año pasado, atacantes inspirados por ISIS y que también estuvieron en contacto directo con el grupo terrorista, abrieron fuego durante un concurso de dibujo sobre el profeta Mahoma en Garland, Texas. Los atacantes, Elton Simpson y Nadir Soofi, murieron por disparos de la policía. Y en noviembre, un estudiante de la Universidad de California en Merced apuñaló a cuatro personas en el campus, luego de visitar sitios de internet de ISIS. En enero, Edward Archer presuntamente disparó contra el policía Jesse Harnett, de Filadelfia, y dijo: “Juro mi lealtad al Estado Islámico y es por eso que lo hice”.

Esas son las malas noticias.

Las buenas noticias, en tanto, es que hasta ahora no hay estadounidenses entrenados por ISIS en Siria en tácticas paramilitares que hayan regresado a Estados Unidos como lo hemos visto con los múltiples reclutas franceses y belgas de ISIS, incluyendo los que realizaron los ataques en París que dejaron al menos 130 muertos en noviembre.

El mes pasado, el director nacional de inteligencia hizo notar que al menos 6.000 militantes de países occidentales han viajado a Siria desde 2012. Pero relativamente pocos de ellos son estadounidenses y solo dos han sido identificados como quienes han regresado a Estados Unidos.

De ellos, uno volvió de nuevo a Siria donde realizó un ataque suicida en 2014 y el otro sospechoso fue arrestado. Abdirahman Sheik Mohamud, de Columbus, Ohio, se cree que viajó a Siria a mediados de abril de 2014 y estuvo en combate antes de regresar a Estados Unidos alrededor de dos meses después. El gobierno alega que antes de que fuese arrestado, él discutió un tipo de plan (con un informante) para matar a soldados de Estados Unidos en una base militar de Texas. Mohamud se ha declarado no culpable.

Todo esto sugiere que aunque ataques insipirados en ISIS son ciertamente una fuerte posibilidad en Estados Unidos, serían más como ataques de “lobos solitarios” en los cuales el perpetrador no tiene vínculos formales con ISIS y no ha recibido entrenamiento del grupo terrorista. La falta de entrenamiento generalmente hace a esos “lobos solitarios” menos letales que los asesinos entrenados que vimos en París y ahora en Bruselas.

De lo que oficiales antiterroristas estadounidenses están particularmente preocupados es de un ataque “combinado” en Estados Unidos, que esté inspirado por ISIS pero también dirigido por la organización terrorista. Bajo este escenario, cualquier recluta estadounidense inspirado por ISIS podría ponerse en contacto con miembros de ISIS en Siria sobre una plataforma social encriptada, buscando algún tipo de dirección específica para realizar un ataque.

De hecho ya vimos una especie de presagio en mayo pasado, cuando el FBI dijo que uno de los dos militantes inspirados por ISIS que atacaron el concurso de dibujo sobre el profeta Mahoma en Texas envió más de 100 mensajes encriptados a terroristas en el exterior.

¿Entonces qué se puede hacer?

Este martes, Hillary Clinton pidió más “vigilancia”. Pero Estados Unidos ya tiene bastante vigilancia, e incrementarla difícilmente hubiese detenido a la pareja de casados de San Bernardino, que no estaban en contacto con conspiradores en el exterior y parecían confinar la planeación de su ataque a una charla de almohada, del tipo que no puede ser interceptada por la Agencia de Seguridad Nacional.

También el martes, el candidato presidencial republicano Ted Cruz pidió más patrullaje policial en vecindarios musulmanes. Aparte de los serios problemas constitucionales que representa el dirigirse contra una religión en particular en Estados Unidos, esto podría tener el efecto de alejar o aislar a la comunidad de la que las agencias de seguridad dependen para que faciliten información útil sobre quién podría estar radicalizándose entre ellos.

Y finalmente, Donald Trump, quien también busca la nominación republicana, que pidió nuevamente que se detuviera la inmigración de musulmanes. Esto mucho menos funcionaria: todos los ataques yihadistas letales realizados en Estados Unidos desde el 11 de septiembre de 2001 fueron llevados a cabo por ciudadanos estadounidenses o residentes legales.

Lo que se necesita en cambio son más voces creíbles subrayando que ISIS no está creando una utopía islámica aquí en la Tierra, como mucha de esta propaganda en inglés asegura, sino un infierno.

¿Y quién mejor para entregar ese mensaje en Estados Unidos que un estadounidense que desertó de ISIS por esa misma razón?

Muhammad Jamal Khweis, de 26 años, de Alexandria, Virginia, fue detenido por fuerzas kurdas luego de presuntamente desertar de ISIS a principios de este mes. Khweis dio una entrevista a una televisora kurda en la que dice “Mi mensaje a los estadounidenses es: la vida en Mosul (la capital iraquí de ISIS) es realmente, realmente mala. La gente que está controlando Mosul no representa la religión. Daesh, ISIS, ISIL, ellos no representan la religión, no los veo como buenos musulmanes”.

Si regresa a Estados Unidos, los fiscales podrían presentar cargos contra Khweis por unirse a ISIS, lo que le resultaría en una sentencia de 15 años.

Pero pueden hacer algo más creativo: un acuerdo en el que él le dice a los fiscales lo que conoce de ISIS a cambio de una sentencia reducida en prisión. Y una cosa más: él también puede aparecer ante el público estadounidense explicando que ISIS está creando un infierno en las zonas que controla.