(CNN) – Científicos que han usado la tecnología del siglo XXI le han dado nueva credibilidad a un cuento de hace siglos que dice que los ladrones de tumbas robaron el cráneo de Shakespeare de su lugar de entierro.
Escaneos con radar de la tumba del dramaturgo inglés han llevado a los expertos a concluir que al parecer falta su cráneo, y que probablemente fue robado en el siglo XVIII.
“Esta es la primera investigación arqueológica que alguna vez se ha hecho del entierro de Shakespeare, y lo que encontramos fue bastante sorprendente”, le dijo Kevin Colls, el arqueólogo que dirigió el estudio, a CNN.
Mediante el uso de escaneos con radar, el equipo descubrió “una extraña alteración en el extremo de la cabecera” de la tumba, dijo.
“Nuestro equipo pudo identificar un cambio de material en el entierro”, dijo Colls, y añadió que el descubrimiento indicaba que este material extraño fue utilizado para reparar el daño de la tumba.
Colls añadió que los hallazgos coinciden con varios detalles de una historia de robo publicada en la revista británica, Argosy, en 1879.
Según la revista, casi un siglo antes, en 1794, un ladrón de tumbas robó la cabeza de Shakespeare de la iglesia Holy Trinity en Stratford-upon-Avon.
“Me parece que es muy probable que el cráneo no esté allí”, dijo Colls.
Aparentemente, la inscripción en la lápida de la tumba de Shakespeare, la cual no tenía nombre, no fue suficiente para mantener alejados a los saqueadores de tumbas.
“Bendito sea el hombre que respete estas piedras y maldito aquel que remueva mis huesos”, se lee en parte de ella.
Según Colls, no es sorprendente que los ladrones de tumbas tuvieran como objetivo el lugar de descanso final de Shakespeare.
“En ese momento, el robo de los cráneos de las tumbas era una práctica común”, dijo.
El investigador explicó que las personas querían los cráneos de los genios y personajes famosos para analizarlos e intentar averiguar lo que los hacía especiales. O simplemente eran cazadores de trofeos en busca de dinero.
La investigación subterránea también desacreditó varios mitos que rodeaban el entierro. Según uno de ellos, Shakespeare fue enterrado en posición vertical, mientras que otro afirma que él descansaba a 17 pies (cinco metros) por debajo de la superficie.
Sin embargo, otra historia afirma que el dramaturgo fue enterrado en una bóveda junto con su esposa Anne Hathaway y otros miembros de la familia.
“Ninguno de los mitos es cierto”, dijo Colls.
En cambio, los científicos dicen que Shakespeare está enterrado en una tumba simple y poco profunda, aproximadamente a un metro de profundidad, y probablemente envuelto en un sudario.
A su lado, descansan algunos miembros de la familia, incluyendo a su esposa.
Los hallazgos llegan antes del aniversario de los cuatro siglos desde la muerte de Shakespeare. El documental del Channel 4 británico: “Historia secreta: la tumba de Shakespeare”, el cual se transmitirá el sábado 26 de marzo, presentará los resultados de la investigación.
Pero la teoría de Colls acerca del cráneo de Shakespeare no convence al vicario local.
“Ahora sabemos mucho más sobre cómo fue enterrado Shakespeare y la estructura que se encuentra debajo de su lápida”, le dijo Patrick Taylor, de Holy Trinity en Stratford, a Press Association.
“Sin embargo, nosotros no estamos convencidos de que haya suficiente evidencia para concluir que su cráneo ha sido sustraído”, añadió.
“Tenemos la intención de seguir respetando la santidad de su tumba, de conformidad con los deseos de Shakespeare, y no permitir que sea perturbada. Vamos a tener que vivir con el misterio de no saber por completo lo que se encuentra debajo de la piedra”.
El equipo también analizó un cráneo en una iglesia cercana, el cual se pensaba que era de Shakespeare, solo para descubrir que pertenecía a una mujer que estaba en la década de sus 70 años.
“Este proyecto ha sido una montaña rusa de emociones”, dijo Colls. Y esto no ha terminado todavía.
Aunque reconocieron que la evidencia no es concluyente, él cree que el cráneo fue tomado de la iglesia.
“El cráneo de William está todavía ahí fuera”, dijo. “Y vamos tras él”.