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Imagina por un momento que Donald Trump es el presidente número 45 de EE.UU.
07:14 - Fuente: CNN

(CNN) – Donald Trump está cambiando su estrategia e intenta algo nuevo: apostarle a lo seguro.

Al contar con una amplia ventaja en las últimas encuestas antes de las primarias de Nueva York, el favorito entre los republicanos está evitando ser el centro de atención… y se está manteniendo al margen de las polémicas.

Después de que una serie de errores y controversias culminaran en una contundente derrota de dos dígitos en las primarias de Wisconsin la semana pasada, Trump ha pasado los días encerrado en la Torre Trump en reuniones con sus asesores, adaptando la operación de su campaña y —lo más importante— evitando la controversia.

En su única aparición pública en medio de sus concentraciones de miércoles y domingo en Nueva York, Trump se unió a su caravana para ir al World Trade Center, donde visitó el museo del 9/11. A pesar de la cantidad de reporteros que lo siguieron al sitio, Trump —quien rara vez se resiste al resplandor de las cámaras— dejó que sus acciones, entre ellas una donación de 100.000 dólares al museo, hablaran más fuerte que sus palabras, y regresó en silencio a la Torre Trump.

Y el domingo —por primera vez en más de cuatro meses— Trump no apareció o llamó a ningún programa de noticias, lo que dejó un vacío que permitió que la narrativa política pasara de ser la narrativa de una campaña en estado de confusión a una de organización.

“Permanecer al margen unos cuantos días podría ser una ventaja para que su campaña se organice y enfoque”, dijo el estratega republicano Ron Bonjean.

Ventaja en su estado natal

Y mientras sus rivales del Partido Republicano en Nueva York luchan por afectar la enorme ventaja que Trump tiene en su estado natal, Bonjean dijo que el magnate de los bienes raíces “solo puede venirse abajo”.

“Si solo dejara de hablar hasta las primarias de Nueva York, él probablemente ganaría sin problemas. El peligro para Trump es que puede perder delegados con sus palabras”, dijo Bonjean.

Una serie de encuestas sobre los republicanos de Nueva York han demostrado que Trump se encuentra sobre el umbral del 50% necesario para llevarse a todos los delegados del estado de Nueva York. Trump podría llevarse los 95 delegados del Partido Republicano para el estado de Nueva York si consigue el mismo apoyo en cada uno de los 27 distritos del Congreso de Nueva York… donde hay un total de 81 delegados en juego.

Eje central de la campaña

Ed Brookover, asesor senior de la campaña de Trump, dijo que el candidato está en la cúspide de convertirse en el presunto nominado y se está preparando para enfocarse en las elecciones generales: un nuevo capítulo en la campaña que requiere de ajustes en el cuaderno de estrategias.

“No necesariamente usas las mismas jugadas en el cuarto período de un partido de fútbol que las que usaste en el primer período”, dijo Brookover.

El gerente de campaña de Trump, Corey Lewandowski, no respondió a una solicitud de comentarios.

La derrota de Trump en Wisconsin por una cifra de dos dígitos —una vez se creyó que esta sería una contienda que ganaría fácilmente— se produjo luego de una perjudicial serie de percances que iniciaron con el hecho de que su gerente de campaña fue acusado de agresión y terminó con que Trump fracasara en dos ocasiones sobre su posición respecto al aborto.

La tranquila semana que fue algo poco común para el desenvuelto multimillonario surgió ahora que su campaña ha hecho algunos cambios y está construyendo una estrategia más enfocada en delegados bajo la dirección del recién acuñado director de todo lo relacionado con la convención, Paul Manafort, un veterano funcionario republicano.

Esta es una nueva fase que Manafort —quien ha concedido varias entrevistas esta semana— repetidamente describió como una “transición natural” hacia una “campaña más tradicional”.

Y aunque el título de Manafort podría dar la impresión de que le acaban de encargar la estrategia de la campaña para ganar delegados, él también está trabajando por establecer la primera oficina de la campaña en Washington, la cual funcionará tanto como un taller de política como puesto de contacto para normalizar las relaciones entre la campaña que se resiste a la convención y los jugadores importantes.

Algunos cambios ya se están llevando a cabo.

Enfoque en la política

Al apartarse de su estilo improvisado, Trump pronto dará una serie de discursos de política diseñados a aplacar las preocupaciones en relación a que él es un candidato que no está lo suficientemente preparado para ser presidente o que no es un candidato ‘perfecto’.

Los mítines escandalosos y característicos de Trump seguirán estando programados. Sin embargo, Brookover dijo que la campaña tiene planificado seguir cambiando el estilo de los eventos. Él presentó la idea de hacer visitas organizadas en Nueva York y —en una elección general— tener entornos más íntimos para escuchar las preocupaciones de los votantes.

“Lo que verás cada vez más es que el señor Trump aproveche las situaciones locales cuando esté ahí”, y adapte el mensaje de su campaña a la región, dijo Brookover. “Es un mensaje nacional con un impacto local, ya sea el comercio, la capacitación laboral o la inmigración”.

Y Ben Carson, un excandidato presidencial y partidario de Donald Trump, dijo el viernes que Trump sabe que su prolífica presencia en Twitter que a menudo genera polémicas es “un problema”.

“Sabes, la primera parte de resolver el problema es reconocer que existe”, dijo Carson el viernes un programa de radio conservador.

El mismo Trump, en un singular momento de arrepentimiento, reconoció la semana pasada que tuitear una foto poco favorecedora de Heidi Cruz, la esposa del senador por Texas, fue un “error”.

Disciplina del mensaje

Y esta semana, Trump dejó ver su recién descubierta atención a la disciplina del mensaje, algo que es poco común.

Luego de atacar a Ted Cruz en Nueva York el miércoles por los comentarios del senador por Texas sobre los “valores de Nueva York” e invocar la valentía de los residentes de Nueva York luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre, Trump desapareció.

No hizo énfasis en sus argumentos al presentarse en programas matutinos de televisión al día siguiente o al llamar a programas de radio en horario estelar. En cambio, él dejó que sus comentarios se marinaran y vio el desenfreno de la máquina de prensa de los tabloides de Nueva York, los cuales ya se dirigían a Cruz.

La muestra de disciplina de Trump no es la primera vez que el multimillonario —más conocido por su grandilocuencia que por su tacto— ha logrado hacer a un lado su personalidad exagerada.

Trump sorprendió a los expertos y a los observadores políticos en varios de los últimos debates cuando adoptó un estilo más restringido y menos controvertido, con lo que le demostró a millones de personas que él podía tener un buen desempeño como presidente.

Trump repetidamente insiste en que él podría ser “el candidato más presidencial en la historia, aparte de ‘Abraham Lincoln, el honesto’”, pero que está reacio a renunciar a su fuerte estilo de lucha política mientras aún está resolviendo los desafíos de las primarias.

“El sueño americano ha muerto, pero yo voy a hacer que sea más grande, mejor y más fuerte que nunca antes; vamos a hacer que Estados Unidos sea grande de nuevo”, dijo Trump el domingo en su mitin en Rochester, Nueva York.