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Ted Cruz: "Sólo una campaña ha vencido a Donald Trump"
00:46 - Fuente: CNN

Nota del editor: Timothy Stanley, un conservador, es historiador y columnista en el diario británico Daily Telegraph. Él es el autor de “Citizen Hollywood: How the Collaboration Between L.A. and D.C. Revolutionized American Politics” (Ciudadano Hollywood: cómo la colaboración entre Los Ángeles y el distrito de Columbia revolucionó la política estadounidense). Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente las suyas.

(CNN) – En “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”, la reina le dice a Alicia: “algunas veces he creído hasta en seis cosas imposibles antes del desayuno”.

La reina podría haberse ahogado con su propia saliva frente a la idea de que Ted Cruz se convirtiera en el candidato republicano a la Casa Blanca.

Hasta hace unas cuantas semanas él iba por debajo en las encuestas y era detestado por el ‘establishment’ del Partido Republicano. El senador Lindsey Graham bromeó sobre asesinarlo. Pero ahora, lo imposible ha ocurrido: el poco probable surgimiento de Cruz como el favorito para vencer a Donald Trump. Su transformadora victoria en Wisconsin e incluso su inimaginable aprobación de parte de Graham.

¿Acaso Ted puede creer que esto esté sucediendo? ¿Y será que él –o su partido– en realidad entienden lo que todo esto significa?

La imposibilidad de esta historia comienza con el mismo carácter de Ted Cruz. Él es de herencia cubana pero de alguna manera terminó siendo evangélico. Sin lugar a dudas, él es un conservador cultural, aun cuando ese ademán retórico fue pulido en las escuelas de Ivy League. Luego se le definió como ajeno del Partido del Té, pero empezó su carrera política cuando trabajó para la campaña de George W. Bush en el 2000… un esfuerzo cuyos resultados no fueron los esperados porque, tal y como admitió después, él hizo muchos más enemigos que amigos. La cuestión sobre su simpatía lo persigue hasta este día.

Muchos críticos han escrito artículos desagradables sobre su rostro. De hecho, es difícil pensar en un candidato que ha atraído comentarios tan mezquinos y maliciosos. Como prueba de que es normal y con un corazón suave, uno solo tiene que ver secuencias en las que él aparece pasando el tiempo, durante la pausa de un debate, jugando con su hija. Aun así, él no es Marco Rubio, quien parecía que debía ganar y pero perdió a pesar de ello; pero Cruz está ganando incluso a pesar de lo que George W. Bush habría dicho: “Sencillamente no me gusta ese tipo”.

Pero, a lo mejor, Cruz probablemente nunca se imaginó que iba a ser el favorito. Creyó que iba a postularse para la clásica candidatura conservadora de afuera: ganaría Iowa, ganaría el Sur, monopolizaría el voto religioso. Por un escaso margen logró la primera parte, el resto salió mal. Trump obtuvo mejores resultados entre los sureños y evangélicos, lo que llevó a muchos comentaristas a suponer que Cruz iba en el camino de salida.

Pero en este año de giros surrealistas, la suposición de que Cruz sería el candidato que clasificara en la segunda posición en realidad le ayudó a sobrevivir el tsunami de Trump. Mientras que los otros candidatos se enfocaban en grandes primarias, su personal silenciosamente preparaba las victorias en asambleas y trabajaba duro tras bastidores para transformar las pérdidas de los votos populares en más delegados de los que se esperaban… como sucedió en Louisiana.

Este enfoque dio grandes resultados en Colorado, donde los partidarios de Cruz lograron una barrida limpia de los 34 delegados elegidos en las convenciones bizantinas.

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El nuevo amanecer de Ted Cruz tras ganar en Iowa
07:39 - Fuente: CNN

Recuerda, esta estrategia originalmente fue planificada únicamente para mantener a Cruz en la competencia frente a un candidato dominante como Jeb Bush. Pero al ser utilizada contra Donald Trump, en un año donde la contienda es asombrosamente cerrada, en realidad lo convirtió en la única opción creíble para el ‘establishment’.

Por ejemplo, me dijeron que desde el mismo comienzo, el equipo de Cruz tenía toda la intención de aprovecharse de la Regla 40(b). Esta regla estipula que solamente un candidato que haya ganado la mayoría de delegados al menos en ocho estados puede ser nominado. Esta podría ser utilizada para descalificar a John Kasich… quizás dejaría a Cruz como la única alternativa legítima para ‘Donald’ en la convención, quien personalmente presume de que considera que ha cumplido con los requisitos.

Pero existe todavía otro giro inesperado: en su prisa por vencer a Trump, la élite del partido podría encontrarse levantando a un hombre que es incluso más radical que la persona que están intentando vencer.

Trump es retóricamente extremo pero sobre el papel, es bastante moderado. Sus opiniones cambiantes sobre el aborto son, estoy seguro, el producto de no haber pensado mucho sobre el tema… y las ocasionales incursiones en los prejuicios antimusulmanes o la guerra por la Navidad son la cubierta de un liberalismo instintivo.

Trump está a favor del cuidado universal de la salud, de proteger la industria estadounidense y apartarse de los asuntos mundiales. Cruz, por el contrario, sería uno de los hombres más conservadores que alguna vez haya liderado el Partido Republicano. Está a favor del estándar de oro, rechaza la ortodoxia sobre el cambio climático y le gusta el impuesto fijo. Su política exterior podría resumirse como “lo que sea mejor para Estados Unidos”. Él bombardearía a ISIS, pero solamente porque es una amenaza inminente. Él hubiera evitado el asunto de Libia.

La diferencia entre Trump y Cruz es que Trump es tan solo un populista. Cruz está motivado por la filosofía… un constitucionalismo que tiene una vena libertaria. Por ejemplo, personalmente, Cruz no está de acuerdo con el uso de la marihuana pero permitiría que los estados legislaran sobre ello. Y su oposición a la recopilación de datos de parte de la Agencia Nacional de Seguridad, el uso de la tortura y los subsidios para el etanol, todo ello demuestra su voluntad de asumir el gobierno grande.

Reflejan el escarpado individualismo de un candidato muy individualista y señalan la paradoja fundamental de la candidatura de Cruz. Lo que ha hecho que sea resistente y un fuerte contraste con Trump es también lo que podría hacer que sea aterrador para muchos votantes: su obstinación impasible y calculadora.

Estados Unidos necesita más que un mensaje populista

No soy de la opinión de que Trump haya perdido la nominación. Por el contrario, él sigue siendo el favorito. Pero suponiendo que Cruz en efecto gane la nominación, habrá que hacer un ajuste de cuentas. El partido probablemente descubrirá que no puede obligar a que un hombre que solamente hace las cosas a su manera acepte a un compañero de fórmula o acepte las elecciones de política.

Cruz puede descubrir que mientras el partido está dispuesto a deshacerse de Trump, no está tan feliz de ser recibir órdenes de parte de otro inconformista. Tanto el partido como el candidato se encontrarán en el extremo receptor de ataques por parte de un Comité Nacional Demócrata muy contento de contender en contra de un ideólogo.

La nominación de Cruz sería un legado de la candidatura de Trump y de la manera en que esta estropeó la lucha de las primarias. Esto cambiaría los problemas del Partido Republicano pero no acabaría con ellos. Me temo que eso realmente es una tarea imposible.