(CNN Español) – Ha sido una semana de gestas. Primero el Leicester City, cuya hazaña no tiene parangón en la historia del fútbol. Y ahora —de nuevo— el Atlético de Madrid de Diego Simeone, que no deja de sorprender. Parece que esa pasión, esa garra, no tiene límites.
Después de llevar al conjunto colchonero a ganar la liga de la Uefa y la Supercopa de Europa en 2012, la Copa del Rey en 2013, la Liga española y la Supercopa de España en 2014, ahora va por el título de clubes más importante: la preciada Champions League que el Real Madrid le quitó en la final del 2014 en Lisboa. Volvió a llevar al ‘Atleti’ a la final de la Champions derrotando nada más que a dos grandes, primero al Barça y ahora al Bayern de Guardiola (cuyos verdugos en Champions siempre han sido equipos españoles).
Pero quizá lo que hace más grande al Atlético del ‘Cholo’ es que su equipo sin grandes pompas ha sido el encargado de darles dolores de cabezas a los superpoderosos y supermillonarios Real Madrid y Barcelona. No se puede decir que el Atlético sea un equipo modesto como el Leicester, pero, vaya, la grandeza no está en sus grandes nombres ni sus grandes contratos, sino en su mística, en la mística de Simeone.
Las palabras de Simeone tras el partido de ida de semifinal parecen cada vez más eternas y ciertas: “En las guerras no ganan los que tienen más soldados, sino los que los utilizan mejor”.
Así fue en Madrid con el gol maradoniano de Saúl Ñíguez y así fue este martes con el gol certero de visitante en Múnich de Antoine Griezmann, que garantizó la clasificación.
Pero no sería una clasificación a lo ‘Cholo’ si no hubiera habido una buena dosis de sufrimiento: primero vino el gol de Xabi Alonso para igualar la serie. Luego Thomas Müller cobró un penalti que Jan Oblak tapó con una gran atajada. El portero esloveno es, sin duda, uno de los héroes de la clasificación. Griezmann se vistió de salvador con el valiosísimo gol. Pero Lewandowski se encargó de poner a los ‘colchoneros’ a comerse las uñas. ‘El Niño’ tuvo la oportunidad de sellar la clasificación con un penalti, pero con Neuer no se juega. Al final, aguantando, el Atlético logró mantener el empate global con la ventaja del gol visitante y aseguró su regreso a la final.
Aguantar. Pero no con debilidad, sino con sudor, con las armas listas y con el espíritu intacto. Con una defensa férrea y con los alientos infinitos. Esa es la marca de Simeone: imponer un fútbol de vertigo, con contragolpes infalibles y con conquistas grandiosas. Saber detener los avances de delanteras inmensas como la MSN del Barça y la estelar con Lewandoski en el Bayern.
¿Cómo lo define Simeone? “Temple”, dijo al final del partido. Temple para mantener un resultado, para no dejarse abrumar por el infierno rojo del Allianz en Múnich.
Simeone superó a Pep Guardiola, que, fiel a su estilo de toque y tenencia del balón, ha logrado también un Bayern de récords. Un dato curioso: todos los equipos que le han eliminado a los conjuntos de Guardiola en Champions han salido campeones ese año. Hasta la estadística contribuye a la mística.
Al ‘Cholo’ no se le rompen los pantalones como a Guardiola y Zidane, pero cada vez que lo vemos en el campo está gritando a pulmón herido, enfático, caliente, al borde de la cancha, increpando a árbitros y motivando a jugadores. No hay necesidad de eufemismos: el Atlético del ‘Cholo’ tiene cojones.
En España lo llaman el “Efecto Simeone”, el “Cholismo”. Eso que hace que los jugadores peleen hasta el final, que futbolistas sin renombre se vuelvan cracks y que veteranos vuelvan a ser goleadores. Así, el argentino lleva al Atlético a su tercera final de Champions y ha devuelto la grandeza a aquél equipo de 1974 comandado por Luis Aragonés que perdió la final de la Copa de Campeones ante el Bayern Múnich en un partido de desempate.
Este martes el ‘Cholo’ les dio la venganza a los ‘colchoneros’, a quienes idolatran al legendario Aragonés.
Solo resta que el Atlético, de la mano de los estandartes del equipo del ‘Cholo’ —Godín, Juanfrán, Griezmann y Torres (otra leyenda del equipo, ¿quién sino el ‘Cholo’ para volverlo a poner como un goleador de clase mundial?)— levante por fin la ‘orejona’, la copa de la Champions que parece esquiva pero que ahora está más cerca que nunca. Porque en esta guerra, los del ‘Cholo’ pelean hasta el final.
Si alguien puede lograrlo es el ‘Cholo’. Y su espíritu, claro.