Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del autor.
(CNN Español) – Oigo un día sí y otro también a gente que me dice que quiere conocer Cuba antes de que “la cosa cambie”. Más claro: que quieren ver un país empantanado en sus propias contradicciones, carencias y acosos. Quieren ver cómo vive la gente que aprendió a vivir casi que de milagro. Arañando, ‘’resolviendo’’, como dicen en la isla.
Cuba está de moda tras muchísimos años de haber quedado relegada a la trastienda.
Ahora, Chanel sorprende a moros y cristianos con ese desfile en el Paseo del Prado de La Habana, el primero de la firma en nuestra región.
Más allá de los agentes de seguridad que con barricadas y mirada vigilante, mantenían a los curiosos a cierta distancia del espectáculo, fue algo bonito que terminó a ritmo de conga cubana.
Los modelos de Chanel se mezclaron con sus colegas cubanos.
Me encantaría saber qué le han parecido a Fidel Castro esos guiños de Chanel a la Cuba de los años cuarenta y cincuenta contra la que luchó.
Me gustaría saber además que le ha parecido a Fidel Castro la decisión de Karl Lagerfeld, el director creativo de Chanel, de mezclar los símbolos verdeolivo de la Revolución con el mítico tweed blanco y negro de sus creaciones.
Está claro que los cubanos no pueden ni en sus sueños de colmo comprar algo de lo que Chanel ha mostrado en La Habana. A esta hora hay mucha gente que critica el desfile, y muchos que lo defienden. Tal vez la mejor explicación sea la de un taxista que dijo, según cuenta el diario español El País: “Esto es pa´vivirlo, no pa´ entenderlo”.
Y ya saben ustedes cuán sabio puede ser un taxista cuando se lo propone.