Nota del editor: Camilo Egaña es el conductor de Encuentro. Las opiniones expresadas en este artículo son exclusivas del aut or.
(CNN Español) – “Con la iglesia hemos dado, Sancho”. Esa es acaso una de las frases más citadas del Quijote. Algunos la esgrimen como arma arrojadiza para intentar demostrar el sentido anticlerical de Cervantes cuando lo cierto es que el hidalgo se refiere a la iglesia del pueblo al que acaba de llegar y punto.
El papa Francisco acaba de dejar de piedra a moros y cristianos por lo que ha dicho a la revista católica francesa La Croix: “Un Estado debe ser laico. Los Estados confesionales terminan mal”.
Y para que no quedara una sola duda, Francisco ha rematado con otra frase: que el Estado confesional “va contra la Historia”.
Es un acto de valentía intelectual y cívica que alguien sostenga que las instituciones políticas no deben bailar al son de ninguna religión y viceversa. El papa dijo además que el derecho a la objeción de conciencia debe ser reconocido como un derecho humano. “También para un funcionario público”, precisó Francisco.
En un mundo en el que los fanáticos campean por su respeto, en el que en algunos países la blasfemia es un delito que se castiga de la peor manera posible y en otros se le exige a un funcionario público sumisión total hacia el Gobierno, me parece formidable poder exclamar una vez más: con el papa Francisco nos hemos topado.