Policías se cubren detrás de un auto durante un tiroteo en una favela de Río de Janeiro.

RÍO DE JANEIRO, Brasil (CNN) – Cuando se desataron tiroteos en las empobrecidas favelas de Río de Janeiro, algunos residentes se escondieron en baños de sus casas. Otros se refugiaron debajo de escaleras.

En el caso de Max Groy, él tenía muy pocas opciones.

Mientras el entrenador del equipo de vela olímpica de Alemania cargaba combustible para su bote el mes pasado, escuchó sonidos que inicialmente creyó que eran juegos pirotécnicos.

“De pronto todos comenzaron a correr a la estación de combustible y se empezaron a ocultar detrás de cosas”, dijo. “Entonces pensé, quizá sea tiempo de recostarme en el bote de motor y esconderme también.

Groy salió ileso, a pesar de que dice que las balas dieron en el agua y en el pavimento a unos 20 metros de distancia. El veterano navegante, quien es también un exatleta olímpico, dijo que era la primera vez que presenciaba un enfrentamiento a tiros

“Fue surrealista”, dijo. “Ese es el tipo de cosas que miras en las películas, no en la vida real”.

Los enfrentamientos armados son hechos diarios y mortales en partes de la ciudad olímpica. La violencia está tipicamente concentrada en las favelas, los barrios pobres en las colinas donde bandas de narcotraficantes fuertemente armadas mantienen el control.

Y algunos observadores predicen que la violencia empeorará en los meses antes de que inicien los juegos.

“La violencia se incrementará porque (los traficantes) quieren usar este evento global para poner presión para que la policía retroceda”, dijo Liliane Sabio, una profesora que trabaja en una biblioteca en una favela en el vecindario de Santa Teresa.

Sabio dijo que al menos seis balas perdidas dieron en la biblioteca cuando ocurrieron enfrentamientos de día entre policías y pandillero el 25 de mayo.

Durante la batalla, policías armados con rifles semiautomáticos corrieron frente a niños y otros asustados residentes, cubriéndose detrás de autos y apuntando sus armas hacia la colina.

En cierto punto, las autoridades desplegaron fuerzas especiales conocidas en Brasil como BOPE, así como un vehículo blindado.

Los disparos se escucharon por todo el vecindario. Algunos policías descansaron frente a un mural pintado en la entrada de la favela durante momentos más felices, que tiene un contador de los días en que el vecindario ha estado sin un conflicto armado.

Para cuando acabó el enfrentamiento, medios locales reportaron al menos tres presuntos traficantes de droga muertos.

La policía de Río ha sufrido recortes de fondos debido a la peor recesión económica que Brasil haya visto en décadas.

Sin embargo, el jefe de la policía insiste en que la ciudad estará a salvo cuando cientos de miles de turistas y atletas lleguen en agosto próximo.

En una entrevista con Shasta Darlington, de CNN, José Mariano Beltrame explicó que desplegaría a unos 85.000 policías y soldados en la ciudad.

“No dudo que estemos preparados para lograr unos grandiosos Juegos Olímpicos”, dijo Beltrame.

“Río no es el lugar más seguro del mundo”, dijo por su parte el alcalde Eduardo Paes, en una entrevista con CNN la semana pasada.

Como alcalde, Paes no tiene jurisdicción sobre las fuerzas de seguridad. Él, sin embargo, un vocero y entusiasta que defiende a la ciudad. Cuando se le preguntó sobre un robo a mano armada contra miembros del equipo español de vela en mayo, Paes inistió en que cuando los juegos empiecen, “Río será más seguro”.

Mucho dependerá de la respuesta de las bandas de narcotraficantes. Los brasileños a veces se refieren a ellos y a las favelas que controlas como “un Estado paralelo”.

Luego de las muertes de los presuntos traficantes el 25 de mayo, alguien incendió un autobús público en una calle debajo de una favela

El ataque al parecer fue un acto de venganza. En años recientes, durante periodos de intensos enfrentamientos entre la policía y los pandilleros, los traficantes han quemado autobuses y otros vehículos.

Bajo la oscuridad de la noche, CNN recientemente se aventuró a una favela en la zona sur de Río, para reunirse con un traficante de drogas de medio nivel que dice que es miembro del “Comando Rojo”, uno de los grupos de narcotraficantes más notorios.

El joven hombre pidió ponerse una máscara y se negó a revelar su nombre por temor a ser identificado por las autoridades.

Cuando se le preguntó si los traficantes representarían una amenaza para los atleta y turistas durante los Olímpicos, él dio a entender que tenia muy poco tiempo dentro de la pandilla para poder responder.

“Simplemente no lo se”, dijo, “porque no son solo los  bandidos aquí y allá, hay bandidos en todo Brasil”.

El joven traficante, que traía una pistola y sobres con cocaína, expresó su descontento con los Juegos. “No veo ningún uso o ventaja”. Él acusó a los brasileños ricos de usar los juegos como cortina de humo para “robar a la población brasileña”.