(CNNMoney) – Elefantes, burros y pájaros azules. ¿Acaso la política (y particularmente Donald Trump) puede hacer que las acciones de Twitter recuperen el rumbo?
Este es el primer ciclo de elecciones presidenciales de Estados Unidos (y por ende, el primero de convenciones partidistas importantes) desde que Twitter empezó a cotizar en bolsa a finales de 2013. Las acciones de Twitter se han recuperado notoriamente en las últimas semanas: aumentaron 35% con respecto al mínimo histórico al que cayeron en mayo.
Twitter es indudablemente la red social en la que muchos políticos tienen que estar.
Hillary Clinton puso a temblar a la industria de la biotecnología en septiembre de 2015 cuando tuiteó que planeaba resolver el problema de la “manipulación de precios” en el sector: “Esta clase de manipulación de precios en el mercado de los medicamentos de especialidad es indignante. Mañana definiré un plan para resolverlo. –H”.
Por otro lado, Trump presentó oficialmente a su compañero de fórmula en Twitter. No en Facebook, Instagram, Snapchat, LinkedIn o YouTube. Vamos, ni siquiera en Pokémon Go (Mike Pence, ¡yo te elijo!): “Me complace anunciar que elegí al gobernador Mike Pence como mi compañero de fórmula para la vicepresidencia”, tuiteó.
Twitter también se asoció con la televisora estadounidense CBS para transmitir en directo las convenciones republicana y demócrata.
Además, la convención republicana marcó un hito en la red social durante su primera noche.
Las acusaciones de que Melania Trump plagió el discurso que dio Michelle Obama en la convención demócrata de 2008 propiciaron la creación de la etiqueta #FamousMelaniaTrumpQuotes (frases célebres de Melania Trump).
Pero ¿bastará esto para reanimar las tendencias en cuanto a aumento de usuarios en Twitter?
El golpe más duro para la empresa es que a pesar de haber hecho grandes inversiones en productos más novedosos como Periscope, la aplicación de transmisión de video en directo y la función Moments, que muestra acontecimientos selectos, Twitter no está creciendo como Facebook, Snapchat u otras redes sociales rivales.
La buena noticia para Twitter es que Jack Dorsey, su director ejecutivo, sigue negociando contratos para ofrecer contenidos.
Twitter ha sido popular entre las ligas deportivas, los políticos y los aficionados a las noticias. El contrato más reciente se negoció con la NBA para transmitir en directo los espectáculos previos a los partidos, aunque no se contempla la transmisión de los partidos en sí.
Twitter también llegó a un acuerdo para transmitir los partidos de futbol americano del jueves por la noche. Probablemente tenga algo que ver con que el director de finanzas de Twitter, Anthony Noto, era el director de finanzas de la NFL y analista estrella de Goldman Sachs.
Dorsey, quien aún es blanco de críticas por tratar de dirigir al mismo tiempo a Twitter y a Square, la empresa emergente de pagos móviles, va a necesitar más contratos como estos para convencer a los inversionistas incrédulos de que la reciente recuperación de las acciones es legítima. Sin embargo, hay indicios alentadores.
Los analistas predicen que las ventas crecerán 20% en el tercer trimestre, así como en el resto de 2016 y en 2017. Sin embargo, el mayor problema de Twitter podría ser el control de las manifestaciones de odio.
Es un equilibrio delicado. Si censuran o prohíben contenidos potencialmente ofensivos, como la propaganda terrorista de ISIS y otros usuarios, podrían alienar a los defensores de la libre expresión, quienes creen que prácticamente todo debería estar permitido en Twitter. Al mismo tiempo tenemos el caso de la actriz Leslie Jones, quien figura en la nueva cinta Los Cazafantasmas y que tuvo que lidiar con comentarios racistas y misóginos de los trolls.
Eso no solo fue terrible para Jones y otras celebridades expuestas a comentarios viles, sino que es un problema para los anunciantes, quienes obviamente preferirían que sus tuits promocionados no salgan junto a alguna perorata ponzoñosa… o que no los secuestren los promotores de esa clase de odio.
Twitter necesita los dólares que genera la publicidad (además de más usuarios) para demostrarle a Wall Street que su regreso no terminará prematuramente, como ocurrió con las campañas de todos esos aspirantes republicanos a la presidencia que no pudieron superar a Trump.